Finalmente, Del Castillo salió de Santo Tomás, durante la madrugada embarcó a la mayor parte de sus tropas, alrededor de 2.500 hombres, los embarcó por el río Ancho y salió aguas abajo buscando la desembocadura del río Jade sobre río Ancho, para desde ahi irse en línea recta a los campamentos de El Dorado. Esta era la única vía que podía tomar, ya que sus espías le habían informado que las torres del fortín del zamuro, más proximas al río, habían sido tomadas; también le hicieron saber que Manuel María tenía vigilados los posibles puntos de desembarco para llegar desde el río Ancho hasta los campamentos de El Dorado.
Del Castillo sabía que la acción que podía tomar era apelar a la sorpresa y a la velocidad de marcha de sus tropas, para llegar a El Dorado y esperar, esperar y atrincherarse. Su plan presentaba varios inconvenientes. En primer lugar no tenía caballos, pero ademas de eso, su tropa estaba famélica, agotados, tendría que incentivar en su tropa el valor y el miedo a morir, para lograr que ellos marcharan al ritmo adecuado, pero esto no era garantía de nada, él sabia que lo más probable era que encontraran a los republicanos a medio camino de los Campamentos; sin embargo, no había otra opción, en Santo Tomas se iban a morir de hambre.
El desembarco se realizó apenas estaba saliendo el sol, la sorpresa era el único recurso que le quedaba a los monárquicos. El sitio escogido fue la llanura de Chirica, el punto de desembarco más cercano a los Campamentos y donde precisamente estaba esperando Manuel María Gómez, que llegarán las tropas de Del Castillo.
Sin embargo, él desembarco tomó por sorpresa a Manuel María, por la hora en la que lo hicieron, él no los esperaba tan temprano, ya que llegar a esa hora, implicaba que remontaron el rio de madrugada, cuando el sol aún no habia salido, por lo que necesitarian pilotos que conocieron los vericuetos de río Ancho, que es un río imponente y peligroso, lleno de piedras, rápidos y pequeños saltos, capaces de voltear una embarcación, sin contar los caimanes o cardúmenes de peces Caribes, capaces de devorar a una persona en minutos.
Los republicanos se encontraban estacionados en la loma de La Gallina, pequeña elevación que dominaba toda la region circundante y que colinda con la llanura de Chirica. Los centinelas que estaban apostados precisamente en la llanura, fueron a informar a Gómez sobre el desembarco y este preparó rápidamente a su tropa para darle alcance al enemigo que, a marchas forzadas, se dirigía lo más rápido que podía hacia El Dorado.
Ambos ejércitos se consiguen a mitad de camino entre El Dorado y Chirica. Manuel María domina la altura, tiene un dispositivo preparado. Como tiene un poco más de caballería, decide ponerla en el centro y usarla de forma diferente a como lo hacen normalmente las fuerzas republicanas, los usa como fuerza de choque, él personalmente la comanda. En los flancos tiene a la infantería, su derecha la comanda Hernández y su izquierda Ucros. Más a los extremos, a ambos lados de la formación, coloca a los 400 indígenas que ha incorporado a sus filas y que vienes armados de flechas, cervatanas y garrotes, estos están comandados por sus propios caciques. En total cerca de 3000 hombres tenía desplegados el General en Jefe Manuel María Gómez.
Del Castillo contaba con 2500 hombres. Todos ellos venían de la expedición con Lorenzo Ceballos, eran hombres curtidos en guerra, con experiencia tanto en Europa comonen América. Lo monárquicos eran fuertes en infantería, muy disciplinados y tenían la mística de los famosos tercios que tantos triunfos le dieron a Iberia en Europa, sobretodo ante los neerlandeses. Para el combate formaban en cuadros, esperando la embestida de la caballería y masificando los fuegos. Del Castillo confiaba en la disciplina de sus hombres y que la formación de cuadros minimizara la caballería republicana, sobretodo porque esta caballería era ligera y no embestía al enemigo. Los monárquicos tenían un despliegue ideal para la guerra de posiciones, era evidente que iban a esperar las cargas de los republicanos e iban a mantener su formación, esperando frenar la caballería para obligar al contrario a enfrascarse en una batallas de posiciones para la que no estaba acostumbrado y mucho menos preparados. Porque la verdad que la guerra en Córdoba era una guerra de movimiento, las batallas se caracterizaban por la velocidad de la maniobra. Los republicanos eran indisciplinado, incapaces de mantener posiciones o recibir fuego cercanos sin salir huyendo, pero a caballo o en movimiento, cual guerrilla, eran mejores que cualquier ejército europeo. Del Castillo apelaba a convertir el enfrentamiento en una guerra de posiciones
Frente a frente, Gomez da la orden de embestir, cual caballería pesada, sobre la formación, el mismo fue al frente. Este cambio táctico asombra a los monárquicos, quienes, si embargo mantuvieron su posición. Gómez había ordenado a los jefes de infantería iniciar movimiento para ponerse a ras de la tropa de Del Castillo, cuando el estuviese embistiendo con la caballería.
Una vez bajó la infantería y falló la carga de Gomez, Del Castillo, quien vio la oportunidad de acabar rápido con la batalla, ordenó asaltar a la infantería republicana. Esto era justo lo que pretendía Gómez. El asalto monárquico fue desordenado, rompieron la formación, peso mucho el cansancio y el hambre, la tropa de Del Castillo no estaba en condiciones de pelear hombre a hombre o tan siquiera de mantener una formación de combate. Primero fueron los flecheros indios quienes golpearon, luego la fusilera de la infantería, luego la infantería con bayoneta y finalmente la caballería inicio la persecución qué aplasta al ejército de Del Castillo. Muy pocos lograron huir, el ejército monárquico quedó diezmado.
Manuel María se encargó de avisar a Cedeño el resultado del combate y dio dos instrucciones, primero difundir a la población el resultado y luego preparar a los sitiadores para el asalto apenas él llegara con sus tropas.