Guerreros y Patriotas

La Conspiración

Fue grande la celebración en el campamento, por la victoria en la batalla de Chirica. Al alba salieron los destacamentos ordenados por José Antonio Palacios. En ese momento, partiendo para los campamentos del Dorado con solo 20 hombres acompañándolo, fue que Manuel Maria Gómez tomó consciencia del desplazamiento del que fue objeto. Precisamente él, el único General que podía vanagloriarse de conquistar un territorio para conformar la República, el que derroto al Ejercito ibérico en esta inmensa provincia, marchaba ahora, sin tropas, sin el mando de un ejercito, a simplemente cuidar la comida, vestimenta y avituallamiento del Ejército que ahora mandaba José Antonio Palacios, mientras que otros Generales, sin sus méritos en combate, se iban a conducir tropas para concretar la empresa que el mismo inicio. Lo que mas le molestaba en este momento, es que un hombre que no había ganado nada, cuyo único mérito era caerle bien a todos y obtener con ese carisma lo que necesitaba, era ahora el Comandante del Ejército que él formó y con el que acababa de aplastar al pomposo Ejército Monárquico.
El resentimiento empezó a germinar en el alma de Manuel María Gómez y, apenas llego a su destino, los campamentos del Dorado, empezó a comunicarse con los subalternos suyos qué continuaron la marcha con José Antonio, ademas le envío cartas a Cayetano Hernández, a quien el ascendió a General y le bautizó una hija, después de las batalla de Morichal, pero también a Santiago Carrige. A todos les pregunto sus observaciones sobre el trato que le dio Palacios despues de su victoria en Chirica, les consultó si veían a este como un buen comandante y si estaban dispuesto a apoyarlo a él en algún momento. A Santiago le contó todo lo acontecido y le pidió una entrevista para hacer un frente común.
Mientras más tiempo pasaba, el resentimiento crecía en Manuel María. Ya instalado en el campamento, se enteró de la noticia del éxito del asalto a Santo Tomas del Bosque, dirigido por Francisco Pueblo y del triunfo en los fortines de El Zamuro, dirigido por Cayetano. Ordenó al Cnel Esposito Rivas, a quien el mismo nombró administrador de El Dorado, pero que era primo de José Antonio, que pusiera a su mando a todo indio varón entre 15 y 40 años, que ordenará un inventario de mulas y caballos y enviara 2 tercios del total de esos animales al puesto de comando donde estaba Manuel María, por último mantuvo comunicaciones con el gobernador inglés de Demarara para el trazado de una vía que comunicara los Campamentos con esa provincia, para de esta manera incentivar el comercio.
Expósito cumplió parte de las instrucciones, le dio la relación de caballos y mulas, pero no mando los dos tercios de estos animales, alegando que ocasionaría qué la producción agropecuaria bajara enormemente, lo que provocaría muchos problemas para el abastecimiento del ejército y la población
El mismo alegato dio para no enviarle a Manuel María a los indígenas entre 15 y 40 años. De igual forma, puso en cuenta a José Antonio de todo lo que hacía Gómez y añadió que él sospechaba mucho de su actitud y que sus intenciones no estaban claras.
Por su parte Gomez le escribió a Palacios pidiendo que se removieron del cargo al Cnel Esposito de manera inmediata; lo acusó de insubordinación y desobediencia, se negó categóricamente a estar en el mismo sitio en el que él se encontrará. Asimismo, propuso varios nombres para asumir ese puesto, todos estos propuestos eran oficiales mestizos que el mismo Gómez había ascendido durante la campaña.
Palacios fue muy diplomático. A Gómez le pidió paciencia, le dijo que para él tenía prevista una importante misión, pero que ahora necesitaba que atendiera los asuntos administrativos y logísticos en los campamentos. A Espósito le pidió también paciencia y que necesitaba que vigilará los pasos de Gómez, sobretodo que tratara de ver con quien mantenía correspondencia y como era su trato con los subalternos.Ambos entendieron lo que estaba pasando. Manuel María se dio cuenta que había sido totalmente desplazado del mando y que José Antonio lo único que pretendía era aislarlo en cargos sin relevancia; mientras que Ribas entendió que Manuel María Gomez estaba en malos pasos y su deber era evitar que por este General se perdiera la República.
Por su parte, Santiago Carrige, quien se encontraba en Paria, prácticamente solo y aislado, estuvo a punto de escribirle a Jose Antonio para pedirle auxilio ante la amenaza que significaba enfrentar a Lorenzo Ceballos, que seguia en Las Cuevas reorganizando la provincia y dando caza a los remanentes del Ejercito de Santiago; pero al recibir las cartas de Gómez se dio cuenta que podia unirse a este caudillo para recomponer su liderazgo y llegar con fuerza al Bosque a encontrarse con Palacios de igual a igual. Le respondió a Gómez pidiéndole reunirse en Paria.
De todos estos movimientos se enteró José Antonio Palacios, él recibía informes minuciosos de.las cartas que enviaba y recibía Manuel María, pero además, a traves de Alcala, contaba también con una red de espías entre la gente de Santiago. Estos le informaron que Santiago seguia desafiando su autoridad y que públicamente manifestaba que no subordinaría a su tropa como lo hizo Manuel María Gómez.
Ante todo esto a José Antonio no le extrañó que Manuel María le solicitara ser licenciado del Ejército, esto lo estaba esperando y lo deseaba. El motivo, según el solicitante, fueron problemas de salud de su esposa, él manifestó que quería que la atendieran en las Islas de Sotavento, de donde eran ambos originarios, ya que en Córdoba la guerra ocasionó que no hubiese médico ni hospital disponible. Se le otorgó la licencia, pero además se le extendió un salvoconducto para que pudiese desplazarse hasta llegar a su tierra; sin embargo, también giró instrucciones para que las partidas republicanas qué merodeaban las provincias de Oriente y Las Pampas, sitios por donde podía pasar el caudillo, estuviesen pendientes de sus movimiento. Asimismo, ordenó al General Manrique que siguiera sus pasos y en caso de que fuese a reunirse con Santuago lo arrestara inmediatamente.
José Antonio ya estaba moviendo sus piezas para dar Jaque Mate a sus rivales y ser definitivamente el único jefe, militar y político de los Republicanos.




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