¿Un juicio? ¿Por qué otro juicio?
—Perdón, era una broma —se disculpó Darian, con una pequeña mueca, supongo que intentando reprimir su sonrisa—. Sin embargo, me informaron de varias faltas en el contrato de convivencia, y por eso habrá una reunión para solucionarlo.
—¿Y todos tenemos que ir? —pregunté. Darian sonrió, como si le hubiera dicho algo sumamente estúpido.
—Tú eres el problema, Matt. Y hasta que te des cuenta de eso, todo esto seguirá sucediendo —explicó Darian, mientras miraba su reloj de pulsera—. Ya es momento de entrar.
Todas las mesas se habían colocado en las esquinas del salón, y en el centro había un círculo de sillas donde estaban todos mis compañeros, y por último, estaba la tutora de pie frente a su silla, que era ligeramente más grande que la de los alumnos. Tome asiento en uno de los dos lugares vacíos, lastimosamente terminó enfrentado con Darian, ni siquiera quería mirar al frente para no toparme con sus ojos. No resultó difícil deducir el fin de esto, es una manera de asustar y presionar a los alumnos, así se sienten intimidados por la multitud, y terminan siendo parte del montón. Es pura presión social.
Pero, aunque no quiera admitirlo, era una buena jugada de Darian. La única forma de tener ventaja, era jugar el papel de víctima, o el papel de salvador, pero sin llegar a ser arrogante, porque si llego a eso, perdería el juego.
—Bueno, estamos reunidos aquí, porque me han informado que hay ciertos alumnos, que no tienen en claro las normas de convivencia de la clase M —empezó la tutora. Podía sentir los ojos, inconscientemente dirigidos, hacía mi, con la mirada busqué a Adriel, pero no pude hacer que me mirara—. Así que, intentaremos hacer que esas ovejitas perdidas vuelvan al rebaño, porque un grupo unido, es más fuerte. Ahora, ¿Quién quiere iniciar? —preguntó. Y para mi sorpresa, el primero en levantar la mano, fue Uriel—. Señor, Hansen, me alegra que quiera compartir su experiencia.
—Solo quería decir, que sé que tuvimos diferencias —«¿Una disculpa? ¿Qué clase de nueva tortura es está?»—, y aunque entiendo que te cueste adaptarte, quiero decir que tus palabras, en serio, me hirieron, Matt —«¿Qué mierda?» pensé de inmediato; quería levantarme y golpearlo, pero me quedé en mi lugar, atragantándome con mi veneno.
—Buen comienzo, Uriel, ahora joven Brann. ¿Qué debemos decir cuando alguien dice este tipo de cosas? —preguntó como si fuera un niño pequeño. Yo me removí en mi asiento, estaba incómodo, y la presión casi podía ser palpable, así que decidí respirar y relajarme en contra del respaldo.
—Yo, quisiera decirte que —empecé mi discurso—, las palabras que te dije, realmente era una respuesta a tus ataques, así que por favor, discúlpate —esas palabras descolocaron a todos. Lo sabía, por la forma en la que me miraba.
—Eso no es una disculpa —comentó la tutora, esforzándose en no aflojar su sonrisa.
—No me disculparé por algo que no comencé —aclaré—. Además, por qué no piensas en mis sentimientos, que te digan mediocre y te hagan sentir menos, no es lindo.
—Lo está haciendo de nuevo, profesora. Está intentando victimizarse —dijo Saia, levantándose.
La tensión era palpable, todos sentían lo mismo que yo, una duda, y se podía notar por cómo intercambiaban miradas. La tutora estaba visiblemente enojada conmigo, supongo que su trabajo sería más fácil, si todos fuéramos igual. No estaba dando mi brazo a torcer, pero me había olvidado de algo, y ese algo se había puesto de pie.
—Realmente, lamento lo que ocurrió, intentaré ser mejor alumno a partir de ahora —Adriel, no me miraba, en su lugar miraba a Darian, quien había asentido con aprobación.
—Muy bien, Adriel, me encanta esa iniciativa —dijo la tutora aplaudiendo, siendo seguida por los alumnos, todos menos yo—. Ahora, señor Brann, por favor, sus disculpas.
—No lo haré —contesté—. Mis palabras fueron la reacción de su ataque — aseguré.
—Por tu culpa, fui a detención —me acusó, poniéndose de pie, suspiré y me enderecé en mi silla—. Estábamos bien, hasta que tú llegaste aquí.
—Nada estaba bien, antes o después de que llegara al instituto. —comenté serio—. Ustedes, tienen todo el derecho sentirse orgullosos por ser inteligentes, y nutrirse con su mérito, pero eso no les da derecho a creer que son superiores a todos los demás, y mucho menos, de tratar a los demás como ineptos.
—Chicos por favor, compórtense —pidió la tutora.
La hora había terminado, así que la discusión, tuvimos que continuar en el salón de tutores. Adriel, se había salvado y se camufló en el grupo, nosotros estábamos serios, siguiendo a nuestra tutora, mientras buscábamos la forma de llegar a un consenso.
Cuando llegamos, la tutora nos invitó a sentarnos frente a su escritorio, que estaba adornado con flores de goma espuma, y algunas cosas, que me parecían bastante infantiles.
—Bien, Matt, quiero hablar contigo específicamente —dijo ella—. ¿Sabes por qué siguen metiéndote en problemas? —preguntó, mientras sacaba una carpeta.
—No lo sé, por favor, necesito saber —pedí mientras me recostaba en la silla.
—Es porque te niegas a ser parte del grupo —explicó, mientras empezaba a hojear mi archivo—. Apenas va pasando la mitad del año, y tu comportamiento no ha mejorado, has recibido un castigo del consejo estudiantil, que nunca llegó a un consenso. Sin mencionar, que has tenido otros castigos y… —entonces, levante la mano, para poder responderle.