Estaba muerto de sueño, y cuando termine con mi plan maestro, que tenía no era realmente seguro, me fui a dormir, aun cuando falta treinta minutos para que sea la hora para despertar. Cuando llegue a la escuela, casi me golpeó con el portón de la entrada, de no ser por Katt que me detuvo justo en ese momento, además de mis ojeras, tendría un lindo moretón en medio de la frente.
—Buenos días, Matt —saludo con un tono dudoso—. Aunque no sé si son buenos para ti.
—Hola chicos. Matt, ¿Por qué mandaste un texto tan largo? —preguntó mostrándome el mensaje—. No tuve tiempo ni de llegar a la mitad. Además hay palabras que no existen.
—Lo siento, chicas. Estuve toda la noche pensando algo para ayudar a Adriel, mi amigo, después los presento —aclaré bostezando—. Vi sus mensajes, hablemos cuando estemos en el club, necesito escucharlo, porque estoy tan dormido que mi cabeza crea mensajes que no creo haber leído.
Ellas aceptaron, no muy convencidas, y pasamos al interior del instituto. Me costaba mantenerme despierto, incluso tarde más de lo debido para abrir mi propio casillero, las escaleras eran insufribles, y las clases se me hicieron mil veces más aburridas y tormentosas.
Adriel, preocupado por mis ojeras y mi actitud, se acercó a mi lugar en el descanso, no quería salir y tampoco seguir despierto. Me asusto cuando toco mi cabeza con su dedo, y no dude en sobresaltarme en mi lugar.
—Adriel, voy a matarte por asustarme así —amenacé, mientras volvía a recostar mi cabeza en el escritorio de madera.
—Lo siento, es que te ves muy mal, como si no hubieras… —mis ojos se fijaron en los suyos, y rápidamente entendió lo que pasó—. ¿Te volviste loco? No puede destruir tu bienestar físico justo antes de los exámenes.
—Lo sé, lo sé —dije mientras bostezaba—. Por cierto, tienes un moretón en la cara.
Con vergüenza el se tapo la mejilla izquierda, fue tan torpe que se tocó con demasiada fuerza y terminó gimiendo de dolor. Quise reírme, pero lo único que podía hacer, era bostezar sin control.
—Tienes que tener más cuidado —pedí, mientras volvía a cerrar los ojos.
—Voy a tomar notas de las clases, y después te las pasaré. Así que no te preocupes.
—Por cierto, antes de que me olvide. Tengo un plan, no se si sea bueno, o malo, y sus consecuencias son extrañas. Pero, te ayudaré con tu problema, y a Ethan también.
Antes de que pudiera contestarme, la puerta se abrió, dejando ver al profesor de álgebra, como siempre faltaban cinco minutos para que sea el fin del receso y él ya estaba esperando para tomar los nombres de los alumnos que llegaban tarde. Adriel se levantó del lugar que estaba ocupando, y fue al suyo, no sin antes levantar el pulgar, como diciendo que todo estaría bien.
Sentí una cálida sensación, al saber que podía contar con su ayuda, gracias a él y sus clases, mi promedio de siete, había subido a un ocho, y eso era impresionante. Cuando sonó la campana, aun me sentía cansado, incluso podía decir que estaba más cansado, mis movimientos eran torpes y las cosas se me resbalaban de las manos. Era la hora de los clubes, y por ende, tenía que juntar mis cosas e irme al club de arte, pero todo me estaba costando el doble, incluso termine chocando con alguien que me tomó de la cintura, para evitar que me cayera directamente al piso.
—Ten más cuidado, ¿Qué pasa contigo hoy? —la voz de Darian, me resultaba verdaderamente irritante.
—Lo siento, presidente. Estuve despierto toda la noche, pensando en cómo destruir al mundo —contesté con ironía, y me aleje de su agarre, para poder irme lo antes posible.
Mi cara estaba ardiendo en vergüenza, no podía creer que le contesté así al presidente de la clase, e incluso haya dejado que me tomara con tanta confianza. ¿Desde cuando él es tan fuerte? No lo parece, pero su brazo logró sostener todo mi cuerpo, y me dejó impresionado.
Cuando llegué al club, algunas chicas se preocuparon por mi aspecto, pero no pasaron de un “espero que mejores”. Katt y Lyna me guardaron un lugar en medio de ellas, para poder hablar entre nosotros sin ser interrumpidos.
—Bien —dijo Katt, mientras tomaba su carboncillo y empezaba a realizar delicados trazos en la hoja—. Primero, espero que estes mejor, y segundo, ¿Qué pasa contigo y los mensajes a las cinco de la mañana?
—Lo siento, pero los mensajes que me mandaron ustedes me hicieron reflexionar, tuve un serio… bueno, fue una cosa, no se que es pero, me hizo pensar más allá de la venganza… —intenté explicarme, pero ambas me miraron, y no pudieron evitar reírse.
—Creo que tuviste una epifanía —aclaró Lyna, mientras tomaba su pincel y lo colocaba en agua.
—Bueno, lo que sea que sea. Adriel y yo lo resolvimos, y somos amigos ahora, quiero ayudarlo a que deje de sufrir tanto —expliqué—. Pero, él no sabe lo que hice, y para ayudarlo tengo una idea, que no me gustaría hacerla, porque podríamos ayudar a personas indeseables, y no quiero eso, así que necesito que ustedes me guíen, porque no se que hacer, exactamente.
—¿Tu idea es complicada, o es mucho más tranquila? —preguntó Katt.
—Si todo sale bien, ustedes solo harían lo más importante y yo me encargo del resto.