Haré un desastre

Capítulo 5 - Parte 3

¿Qué es peor que ir a un lugar que detesto? 

Ir a un lugar que detesto, cuyas personas no me agradan, y estas intentan hacer una intervención, por mi bien. Como si ellos fueran los suficientemente cercanos como para venir a hablarme de mis problemas, e intentar ayudarme. 

Me encantaría la idea de que mis amigos me esperen para poder hablarme sobre una situación que no estoy viendo, y me expliquen mis problemas o cualquier tipo de cosa, solo porque me quieren ver bien. Como en esas series de comedia de un grupo de amigos. 

Así que mi idea de intervención, estaba muy alejada de la realidad. Porque cuando fui el lunes al salón del consejo, como uno de los últimos días para ensayar, ya que el miércoles era el gran evento. No esperaba ver a todos los miembros del consejo, incluido los futuros, esperándome como si fuera una reunión de la doble AA.

—¿Qué diablos es esto? —pregunté con cierta impaciencia. Apenas soportaba la idea de estar con un pequeño grupo de ellos, como para querer estar con todos juntos. 

—Es momento de hablar de tu comportamiento —aseguró la presidenta levantándose de su asiento—. Te permitimos venir aquí, solo por el beneficio del consejo, no existe ningún alumno de tu posición que tenga este tipo de privilegio. Así que lo mínimo que se espera de ti, es que respetes y te comportes con los demás alumnos, que son mayores que tú. 

—No tengo porque darle respeto a nadie que no me respete —aclaré—. Además estoy aquí por culpa de su incompetencia, y prejuicio —expliqué—. Ahora, dejemos estas estupideces para cuando lo necesite, es decir, nunca. Y terminemos con esto, mientras más rápido, mejor. 

—¿Hoy han comenzado tus exámenes? —preguntó Evan, mirándome con cierta curiosidad—¿Qué tal te ha ido?

—Que te importa —contesté—. Esto es ridículo ¿Podemos continuar? O me voy, porque para perder el tiempo, en época de exámenes prefiere no hacerlo. 

—Eres interesante —aseguró el vicepresidente—. Tan orgullosos que ni siquiera te disculparas por tus acciones. 

—No tengo nada por el cual disculparme —aseguro—, y si las tuviera, no sería con ustedes. 

Por más que me dijeran cualquier cosa, no iba a disculparme. Tenía razones por las cuales no me disculpara, y el egocentrismo era lo que menos me importaba, no me creía mejor que nadie, solo me divertía viendo a los demás intentar sin éxito, suponer mis planes. Como soy de primer año, debería sentirme intimidado por la idea de estar con gente mayor. Aun así, ninguno de ellos me parece alguien al que deba respetar, no hacen nada que no sea por ellos, siempre están pisando a los demás y se creen los dueños del mundo. Me desagradan, no importa cuantos logros tengas, si eres una basura de persona, la gente no debería respetarte. 

—¿Recuerdas lo que te dije? —preguntó la presidenta, mientras tomaba mi asiento cerca de ella—. Que en cuarto año, entenderías el atractivo de estar en el consejo. 

—Si, lo recuerdo —contesté sin entender su punto—. También recuerdo lo que te conteste.  

—Perfecto, porque lo pensé con detenimiento —comentó—. Creo que es mejor para ambos, que participe del consejo el año que viene. No tiene que ser formal, puedes simplemente estar aquí y…

—Creo que seguimos teniendo una conversación de un solo lado —corte sus palabras—. Lo dije antes,  jamás estaría en el consejo.

—Sigues actuando irrazonable —dijo el vicepresidente—. Con tu actitud y tu rostro nunca llegarás lejos en este sistema, no eres carismático y no puedes atraer a la gente. Seas de primero o segundo, esta es una oportunidad única para que alguien como tú se consolide —explicó perdiendo la paciencia—. Millones de personas se pondrían de rodillas agradecidos por está oportunidad. 

—Sin mencionar que es actitud que tienes, te llevará al fracaso —explicó Evan, levantándose de su silla —. Eres de primero, nosotros somos mayores que tú. Aun cuando no tenemos el interés, existirá gente que podría simplemente humillarte, porque no tienes una experiencia real de vida. No sabes nada de la vida, solo eres un mocoso que no sabe cerrar la boca, ni siquiera puedes hacer que esto —dijo tomando mi hoja—, suene real. Tu incompetencia y falta de experiencia te llevará al fracaso.

¿Humillación?¿Fracaso? 

Claro, tiene sentido que piensen así. Ellos no sabían que todo eso ya había pasado. Fui humillado incontables veces, mientras estaba en el club, luego cuando traté de ayudar a alguien, esas personas fueron tras de mí. Aún no puedo usar ese baño, mis recuerdos simplemente no me permiten sentirme tranquilo ahí, por eso uso el baño que está escaleras arriba, aunque tarde más en llegar. Incluso después de eso, las humillaciones constantes que tenía por esa situación del Bl, toda la escuela se unió para mirar y molestarme, no creo que alguien se acercara a mí para ayudarme, a menos que tenga que mendigar la ayuda, por más obvio que sea el problema. Mientras recordaba todas las cosas de este año, no pude evitar sonreír.

—...además, tu apariencia sigue siendo un problema —dijo el vicepresidente, sin embargo su voz poco a poco fue disminuyendo—. ¿De que te ríes?

—Nada, solamente estaba recordando mi año escolar —comentó—. Si mi actitud es el problema. Porque imagino que ese es el punto, háganlo —insistí—. Humillenme. Tal vez así, aprenda a comportarme. 




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