Todo el fin de semana, estuve pensando en mis reportes de exámenes, y también en que faltaba tan poco para que todo esto terminara. El domingo a la noche, escuché a mis padres hablar, y al final, se dieron cuenta y me invitaron a la mesa.
—Estábamos hablando, y nos pareció buena idea pasar las vacaciones de verano en la casa de la abuela, en el viñedo —dijo mi madre, mientras me traía un poco de té—. Se que tienes a tus amigos, y que posiblemente quisieras quedarte aquí, pero creemos que sería bueno un cambio de aire, ¿qué piensas?
—Me parece genial —dije sin dudarlo—. Además, hablar con la abuela en videollamada no es lo mismo. Así no puede pasarme dinero a escondidas —bromeé.
—Entonces… Está decidido, iremos para cuando terminen tus clases, y además volveremos una semana antes del inicio de tu nuevo año —comentó mi papá—. Mi mamá estaba muy feliz de vernos. Además, seguro que un tiempo en el campo será bueno para todos.
—Por cierto, ¿qué pasará con tus calificaciones? —preguntó mi mamá.
—Estoy en primer año, así que me enviaran un correo electrónico a mí, y a ustedes —dije—. Así que no hay problema.
Estaba emocionado, podría escaparme lejos de este lugar, para poder ignorar un poco todo lo que me había pasado este año. El lunes, era el día. Sin duda era mi última oportunidad para terminar y romper cualquier lazo con el consejo. Estaba emocionado, incluso tenía un buen presentimiento, creo que hoy por fin podría descansar.
Cuando llegué a la escuela, me fijé que todos se estaban dirigiendo al edificio de música. Era inmenso, y estaba hecho especialmente para maximizar la experiencia de la música, o el sonido. Pero, no solo era para recitales, también era para el teatro y el coro de la escuela. Tantas formas de arte para disfrutar y yo ocupado. Creo que la primera vez que vine aquí, fue para ver una obra de teatro, pero simplemente tenía que hacer un trabajo de literatura.
Cuando llegué, todos estaban tomando asiento, que estaban divididos por tres años. Tuve que irme en la parte de atrás del escenario, y me encontré con todos los miembros del consejo, cada uno haciendo su ritual para tranquilizar sus nervios. Al menos eso creo.
—Espero que no lo arruines —dijo la presidenta, antes de tomar el micrófono.
—Lo mismo digo.
El evento inició así. La presidenta salió a hablar con los alumnos, como si estuviera hablando de un tú a tú. Mostró una desenvoltura en el escenario, incluso cuando no me agradaba, no podía apartar mis ojos de su figura, como hablaba y como explicaba, si no la conociera, creería cada una de las palabras que salen de su boca.
Cuando menos lo espere, llegó mi turno. Los nervios me atacaron en el peor momento, y aunque quisiera salir, mis pies no me responden. Estaba tan nervioso que no podía salir, la idea de que mis amigos estaban ahí esperando mis palabras, sabiendo que no era real. El simple hecho de ser descubierto me estaba matando. Tan perdido estaba en mi mente, que no sentí cuando las manos de alguien se pusieron en mi hombro, al menos hasta que empezó a empujarme suavemente.
—Respira, y finge que estás intentando convencerme de algo —la voz de Darian en mi oído, me provocó escalofrío en toda mi espalda. Quise mirarlo, pero no tuve tiempo.
Cuando estuve en el escenario, me quedé mirando un punto fijo, hasta que tome valor para avanzar al podio.
—Buenas —saludé—. Muchos de ustedes me conocen, y los que no, habrán oído los rumores sobre mi. Al principio, recibí ataques destructivos, la marginación y el desprecio de muchos de ustedes. Y se que la mayoría no lo razona a profundidad de sus estúpidas acciones —aclaré—. Pero, no estoy aquí para culparlos, o para culparme. Estoy aquí, para asegurarme de dar un paso al frente, dejar de mirar a los costados, porque somos la nueva generación, el mundo está en nuestras manos. Somos lo mejor de lo mejor, y es por ello que estamos en está escuela —comenté—. Es momento de hablar y en vez de criticarnos o atacarnos, escucharnos y entendernos, porque solo queda en nosotros ser la mejor generación que está escuela haya tenido, por ello…
Mi discurso era terriblemente simple. Aunque hable de algunas cosas ciertas, no quise profundizar, así que hice hincapié en lo que nos unía como alumnos, el orgullo de ser la élite entre los alumnos, pertenecer a está escuela, ser lo mejor de lo mejor. Y eso era el centro de mi discurso.
Todo el mundo empezó a aplaudir, hasta la presidenta, que no dudo en acercarse y abrazarme para tener la simpatía de los alumnos y los profesores. Era normal, me recordaba a los políticos que besaban bebés para ganar el voto simpatizante. Luego, tuve que retirarme del escenario.
—Eso fue impresionante —dijo Glenn acercándose—. Aunque no se parece en nada al otro discurso.
—Gracias, fue un poco difícil. Pero, me alegro haberlo hecho a mi manera —confesé—, además de tener una mano —comenté apuntando con la cabeza a cierto chico que tenía su mirada clavada en unos papeles.
—¿Él te ayudó? —preguntó sorprendido.
—Al buen entendedor pocas palabras.
Ambos estábamos hablando, y aunque intenté esforzarme en hacer que ambos salgamos del lugar, porque no iba a quedarme en este aburrido evento, él tuvo que hacer algunas cosas y no pudo acompañarme. Mientras caminaba por los pasillos llenos de papeles, escuche unos pasos detrás de mí. Cuando me giré, me encontré con…