De todas las cosas que eran llamativas en la escuela a la que asistía, la más importante era el uniforme. No importaba qué actividad hiciéramos, toda la ropa que se debía usar en la escuela, tenía el escudo del colegio. El uniforme, en si, era una camisa blanca con dos triangulos engros en las mangas, una chaqueta verde agua, con el nombre y el escudo bordado, hay una corbata de color negro y otra verde agua, los pantalones son del mismo color, el cinturon tiene una evilla de acero quirurgiko en forma de triangulo, las medias blancas, los zapatos negros e incluso zapatillas negras y blanca, para el deporte. Ese era el uniforme estándar, luego estaba la versión del invierno, y luego la de gimnasia, el estilo formal y otras cosas.
Pero, lo más interesante era nuestro escudo constituido por tres triangulos; el primero, que estaba compuesto por flechas, apuntaba hacía arriba, el segundo era del color del uniforme del colegio, es decir, verde agua apuntando hacía abajo, y el último, era de un borde negro grueso apuntando hacía arriba, pero un poco más bajo para que no opacara el primer triangulo.
El que creo toda la escuela, seguramente estaba metido en alguna teoría conspiranoica, al menos eso sospecho. la razón principal, era que cada uno de los triángulos tienen un significado, y está relacionado con el año al que pertenecen los alumnos.
En el primer año, los alumnos tienen solo el primer triángulo del escudo del colegio, y esto significa que son alumnos buscando la dirección en su vida, que entran siendo una hoja desordenada, van descubriendo y desarrollando sus habilidades, características distintivas, creatividad e individualidad, claro que siempre dentro de un grupo, ya sea escolar o extraescolar, como lo son las actividades de los clubs. Además, los profesores están ahí para guiarnos en el tránsito de la vida. Cuando estamos en segundo año, se nos añaden el triangulo de color, que simboliza la nueva etapa en nuestras vidas, una en la que no solo ya tenemos las supuestas bases, sino que también desarrollamos nuestra creatividad, el pensamiento propio y por último, el espiritu critico que nos permite avanzar, juzgar y entender nuestros error, todo bajo el foco de nuestro propio crecimiento. Y por último, en tercer año, que es cuando finaliza nuestra etapa de cultura general, se agrega el tercer triángulo, que simboliza el asentamiento y la aprehensión de todas las bases de la escuela, y la adquisición de todos los valores como un pilar en nuestras vidas, sin mencionar que también es la etapa previa a elegir la orientación de nuestros últimos años.
El instituto Daglar, tenía una manera misteriosa de elegir a sus alumnos, aun así, no era extraño que su promedio de éxito era el cien por ciento. Prácticamente cualquier alumno que estudiara aquí, podría ingresar a cualquier universidad del mundo, por ello tenía una base sólida de idiomas necesarios para poder desenvolverse en el mundo. Los profesores no solo eran los más interesados en sus materias, sino que también tenían un curso intensivo que permitía que ellos dieran una enseñanza de calidad indiscutible.
Estar asistiendo en esta escuela era un honor que nadie podría explicar. Ese mismo sentimiento inefable, estaba conmigo cuando me puse mi chaqueta nueva, con el segundo triángulo bordado. Me aflojé la corbata negra, y desabrocho los dos primeros botones de la camisa, y así bajé. Tome mis cosas, desayune, abrace a mis padres. Mi mamá intentó acomodar mi cabello, pero claramente no pudo hacerlo.
—Sabemos que es imposible —comenté alejando sus manos de mi cabeza.
—Al menos lo intente —murmuró, antes de ser abrazada por mi papá—. Que tengas un lindo día cariño.
—Gracias, mamá.
Cuando salí, me percate de que en mi zona, había más alumnos, claramente eran de primer año, así que mi tranquilidad desaparece gradualmente, una vez que tengan la seguridad de salir cuando quisieran el fin de semana. Cuando llegue al enorme porton negro, no pude evitar sonreír al escuchar las exclaamciones a mis espaldas, me parecía tan graciosos lo facil que se asombraban los chicos nuevo.
—¡Matt! —el gritó de Adriel me hizo caminar hasta su posición—. Me alegra volver a verte.
—Nos alegra, aunque no parezca —aseguró Ethan, pero Adriel no dudó en abrazarme.
—A mi también me alegra.
—¡Abrazo grupal! —gritó una voz femenina, Katt y Lyna saltaron encima. Cuando al fin nos soltamos empezamos a caminar buscando nuestros casilleros—. ¿Cómo están mis chicos de segundo año?