Me levanté a las ocho, y le mandé un mensaje a Darian, para preguntarle si ya estaba listo, porque pronto iba a salir de mi casa. Busque mis cosas, porque ambos íbamos a hacer la tarea juntos, y de paso, iría a almorzar con él. Prácticamente estaríamos juntos todo el día. Cuando baje, y desayune, hable con mis padres, quienes no paraban de hacerme preguntas sobre Darian, algunas que no podía responder, debido a que no éramos muy cercanos.
—Creo que su hermano mayor es presidente del consejo estudiantil —comenté antes de tomar otro pedazo de pan.
—Que lindo, es bueno que tengas amigos —comentó mi mamá—. Pero recuerda todo lo que hablamos.
—Está bien, creo que ya me voy.
Tome mi mochila, y camine sin apresurarme hasta la escuela. Mientras iba caminando, recibí un mensaje de Darian, diciendo que me estaba esperando y preguntando cuánto faltaba para llegar. Antes de poder contestar, alguien me tocó en la frente.
—Llegas un poco tarde, ¿no te parece? —preguntó Darian con una sonrisa. Él vestía de una forma tan informal, y con tanto estilo, que me hacía olvidar que ambos teníamos la misma edad.
—Lo siento, mis padres no dudaron en interrogarme —conteste hundiéndome de hombros, para restarle importancia—. Entonces… ¿Vamos a tu casa?
—Claro, si quieres podemos caminar, ¿o te llevo en bicicleta? —preguntó y me percaté de la bicicleta negra a su lado. Parecía cara y muy bien hecha.
—¿La que estaba cubierta de diamantes se agotó? —pregunté irónico, y él solo sonrió.
—Entiendo, podemos caminar si quieres.
—No me mal entiendas, es solo que no suelo ir en bicicleta con alguien, además quiero memorizar el camino para saber a donde ir para atormentarte en tus sueños —aseguré con un poco de vergüenza.
—Seguro tienes miedo de que te tire o algo así —aseguró.
—No es cierto, además eres más fuerte que yo ¿no? —pregunté y él sin previo aviso se acercó a mi.
—¿Quieres que te lo demuestre?
—Olvidalo, no me dejaré humillar por ti. Mejor vámonos, pero ve al frente.
—Claro, vamos.
Ambos empezamos a caminar, y hablar de cualquier cosa. Sin darme cuenta, empezamos a debatir sobre los posibles cambios en la clase, incluso me informé sobre los comités que los alumnos de último año organizaban a mitad del año escolar, que era una idea de mantener el cuidado de la escuela. Resulta ser que los alumnos de primer año, no son parte de ello, porque tienen que enfocarse en acostumbrarse a la vida en la escuela, y por ende, nosotros debíamos encargarnos de ello. Eventualmente, tocamos el tema de la tutora, pero desde un punto para debatir, sino enfocándonos en otra cosa, un poco más criticable.
—Parece interesada en el crecimiento personal de los alumnos.
—Mejor dicho, parece interesada en vernos como experimentos —aseguré—. Solo piensalo, en el inicio de las clases, sabe como hacer sentir culpable a la gente.
—Es cierto, me di cuenta cuando uso la palabra “ayudar” —comentó—. Sin mencionar lo que dijo antes del debate, claramente le daba pautas a cada uno de los estudiantes para analizarnos —asentí, porque era cierto, esa tutora daba miedo—. Por cierto, me di cuenta que no parabas de mirarme, ¿Te gustó mi discurso?
—No recuerdo tu discurso, desde el principio nunca presté atención a tus palabras —aclaré—. Simplemente me di cuenta de algo mientras te miraba. Hay una diferencia clara entre ser un alumno frente a los candidatos, y estar al frente —aseguré. Pero Darian se detuvo.
—¿De qué hablas?
—No puedo explicarte todo, Darian. Hay cosas que tienes que deducir por ti mismo.
—Claro, si me explicaras todo lo que pasa en tu cabeza sería mucho más fácil la vida.
—¿Qué quieres decir?
—Llegamos, pasa con confianza.
La casa de Darian era inmensa, y tenía trabajadores en ella, podría decir que me sorprende, pero honestamente hay mucha gente rica en la escuela. Después de la décimo quinta casa gigantesca, uno pierde la emoción del momento. Cuando llegamos, Darian empezó a insistir en ir directamente a su cuarto, le comenté si podía darme un poco de agua, así ambos nos dirigimos a la cocina.
El se veía inquieto, al principio no lo note, pero si me percate cuando estaba buscando en su heladera una botella de agua. Honestamente su actitud me resultaba extraña, no fue hasta que apareció cierta persona que entendí lo que intentaba.
—Vaya que interesante visita —comentó Evan, mientras Darian me daba un vaso con agua.
—Ah cierto, tú vivías aquí —comenté tomando el vaso con agua—. Solo intenta no fastidiarnos.
Él soltó una risa seca y se acercó a mí. Darian me tomó del hombro, insistiendo en ir a su cuarto. Ambos estaban haciendo cosas distintas, Darian no quería que me encontrara con su hermano por temor a que me de un ataque, y Evan no sabía que venía y ahora que me vio intentaba asustarme.
—Tu —dije fijando mi mirada en el vaso con hielo en forma esférica—. No tienes consideración con la gente —comente mirándolo fijamente—. No deberías acercarte tanto, tu cara es horrible, podrías traumar a alguien. Vamos a tu cuarto Darian, ya no quiero ver a este.