Haré un desastre

Capítulo 7 - Parte 1

Había pasado ya un mes y medio, así que no podía ignorar el hecho de que debía unirme a un club. No tenía nada claro, volver al club de mangas no me interesaba, en el club de arte era un desastre irreparable. Existían más de diez clubes, y no podía encajar en ninguno. Mientras caminaba releyendo la nota de advertencia de la tutora.

“Estimado alumno, Matthew Brann

Es de mi agrado informarle que el plazo para inscribirse en un club, está próximo a acabar. Por favor, ordene sus ideas, y decida de inmediato, para poder presentar su ficha de alumno.

Recuerde que un alumno del instituto Daglar debe comportarse a la altura.

Un saludo, su tutora Adrienne Hancock”

Era una carta oficial, porque estaba acompañado del sello personalizado de la tutora. Como odiaba a esa señora, sabía que lo hacía a propósito, buscaba algo que no podía entender, pero aun así, debía encargarme de solucionar esto pronto o llamarían a mis padres. A esta altura, todos los alumnos tenían un nuevo club o estaban en el mismo. No entendía en que se basan para elegir, ¿habilidad? ¿Aprendizaje? ¿Talento? ¿Curiosidad?

No tenía ni la más mínima idea. Y seguiría ahogándome en un vaso de agua, al menos hasta que me di cuenta de que estaba pisando una bola de papel arrugada. Cuando la abrí me di cuenta de que era un dibujo, muy lindo, aunque tenía una gran raya negra en medio. Empecé a levantar cada una de las bolas de papel, y porque el que estuviera haciendo este desastre, tendría que pagar una multa en efectivo por ensuciar este lugar.

De todas las personas, nunca esperé encontrarme con Katt debajo de un árbol, murmurando cosas que no podía entender. Su cabello rojizo parecía estar más esponjado de lo normal, y su lápiz estaba perdiendo punta.

—Maldita sea —dijo arrugando y arrancando esa hoja para lanzarla por su hombro, cayendo directamente contra mi pecho.

—Katt — llamé, mientras tomaba esa bola de papel—. ¿Qué pasa?

—Estoy bien, no me pasa nada —contestó—. Lo que pasa es con mi cabeza, no puedo imaginar nada, está en blanco, tengo un bloqueo terrible.

Me senté a su lado, mientras ella volvía a concentrarse en su cuaderno. Era la primera vez que la veía tan centrada. Normalmente, ella siempre fluía muy bien, el año pasado siempre buscaba mostrar su talento y visión del mundo. Un día nos habían dado como ejemplo una puerta de madera, y Katt lo había convertido en algo impresionante, los colores pasteles y la madera nunca habían combinado tan bien.

—¿Quieres hablar de algo? Como no puedo dibujar… —murmuró algo apenada.

—Claro —dije con una sonrisa—. Estoy a punto de cometer un crimen.

—Eso es normal en ti, digo, sería raro que no lo intentes —comentó mientras se estiraba—. Yo estoy peor, quiere matarme a mi cerebro —dijo—. Quiero traspasar el espejo y ahorcar a la Katt del espejo para sentirme viva.

—Ja, ja, ja. ¿Qué pasa con tu arte? —pregunté.

—No fluye —contestó—. Es como cuando un río se bloquea y se va para otro lado, no espera… Es más como una cosa que construye los castores… represas, tengo una represa en mi cabeza —explicó—. Antes era más fácil, pero creo que era porque todo era un caos, pero ahora que todo es tan tranquilo, me falta algo para inspirarme. Tal vez ya no sirva para el arte.

Eso me sorprendió, no esperaba ver a la chica emocionada, risueña, chismosa y carismática, tan deprimida y dudando de su habilidad. No podía entender bien lo que sentía, pero en mi cabeza buscaba alguna forma de evitar una decisión terrible.

—No creo que debas —comenté, busqué una de las bolas y la abrí—. Esto es impresionante, eres increíble y ves el mundo con una lente tan extraña que no lo entiendo. Pero me encanta no hacerlo.

—Eso crees —dijo acercándose a mí—. Para mí, el arte era mi lugar seguro, cuando me torturaban, me solía esconder en él, y no sufría tanto. Ahora, siento que la finalidad de mi arte se volvió tóxica, que no puedo sentir correctamente.

—Eres increíble, y no pienso que el club de arte sobreviva sin ti y Lyna —aclaré y ella sonrió—. Tal vez, debas buscar un enfoque diferente. ¿Qué sientes ahora?

—El año que viene, ya no podremos vernos, porque estaré en cuarto —comentó con una sonrisa desanimada—. Posiblemente, nos alejemos un poco, no estoy lista para estar sola, tengo amigos con los que hablo, pero no es lo mismo sin ti, y los chicos. Me gusta escuchar tus planes maléficos, estar con Lyna. No sé si estoy lista para cambiar el mundo que tuve durante tres años.

—Bueno, los amigos no tienen que verse todos los días, o hablarse todos los días —ella me miró—. Digo que no tienes que preguntarte mucho, siempre estaré aquí, incluso cuando te gradúes, estaré a una llamada de distancia. Los cambios aterran, ¿pero sabes que aterra más?

—No.

—Lo que haré este año, para destruir esta escuela.

—Eso es muy lindo —comentó sentándose más cerca y recostando su espalda contra mi hombro—. Para ser muy joven eres muy maduro, eso me sorprende.

—Es natural parecer raro —confesé con una sonrisa—. Pero hablo en serio, no te preocupes, por separarnos, ahora todo está globalizado, podemos hablarnos, incluso cuando estemos separados por aire, mar y tierra —ella fijó su rostro en mí, se acomodó para vernos a los ojos, y entonces suspiro.




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