Haré un desastre

Capítulo 8 - Parte 1

Una mirada a mi teléfono, ese mensaje incómodo que tuve que leer ese mensaje. Sabía quién me lo mandaba, entendía porque quería que lo hiciera, de todas formas, era irritante, molesto, incómodo, fastidioso y no se me ocurren más adjetivos para describir esto.

Aunque estaba molesto, mi humor no fue el mejor al siguiente día, mi cabeza no para de dar vueltas en lo que me dijo Ellioth, no podía evitarlo, una y otra vez, ¿por qué tenía que escucharlo de la boca de Tyler? ¿No es bastante obvio? ¿Lo está probando? ¿Es algún tipo de lesión que le está obligando a entender? ¿O solo es un imbécil sin remedio que se aprovecha de los huecos de un consentimiento no explícito que se puede defender diciendo que nunca dijo que no?

No quiero pensar que sea inteligente, su belleza natural era lo que lo hacía popular…¿verdad? No creo que pueda…

—¡Matt!

El grito de Adriel me asustó y me despertó de mi caminata. Cuando levanté la mano, me fijé que estaba a centímetros de la pared que estaba al lado de la puerta. No solo iba a lastimar mi cabeza, sino que también sería el accidente más estupido del mundo.

—¿Qué diablos pasa por tu mente, psicopata? —preguntó Ethan serio mirándome fijamente, solo suspire.

—Estoy enojado, y mi malhumor no me deja concentrarme en nada.

«Me parezco a mi mamá en cierto sentido, tengo esa necesidad de que me agobien mis malos pensamientos y mis emociones negativas» pensé pero no lo dije, jamás lo diría, sería un golpe feo a mi autoestima, y a la imagen que quería crear. ¿qué adolescente preferiría que lo juzguen en base a sus padres? Es como la pesadilla predeterminada de todos nosotros.

—Matt, tienes que tener cuidado, ¿quieres hablar de algo? —ofreció Adriel preocupado. Pero solo negué y sonreí forzosamente.

—No tengo ganas de hablar, ni de sentir pena por nadie. Odio los sentimientos —conteste con una mueca, y ellos no preguntaron más.

La clase de Historia Mundial I, era tan aburrida, y el bigote extraño del profesor Jefferson, era tan llamativo que no lograba concentrarme en nada, incluso no me percate que el profesor había salido del salón, hasta que sentí a Adriel tocarme el hombro.

Conteste con un vago “¿qué?”. la pregunta salió más suave de lo que esperaba, así que solo me levante cansado, y mientras caminaba, poco a poco la cantidad de estudiantes a mi alrededor empezaban a aumentar, hasta el punto en que pasar por un pasillo resultaba terriblemente difícil, como si intentara buscar un lugar, hasta que los murmullos de la llegada de alguien importante me hizo girarme. La gente importante era peligrosa para gente como yo, era…un inconveniente innecesario al que no debía enfrentarme. Esa es una de las tantas cláusulas que tenía. Justo cuando estaba empezando a alejarme, la gente empezó a moverse más y más, hasta que alguien me tocó el hombro.

Levantar mi mirada para ver quien era, me avergonzaba de dos formas diferentes, la primera era que resaltaba lo pequeño que era a comparación, y, la segunda, era la gente alrededor. Cuando me giré, me di cuenta de ese detalle.

Un detalle que tienen solo algunas personas elegidas.

Ese detalle que solo tiene la élite que dirige silenciosamente la escuela.

El maldito y asqueroso consejo estudiantil.

...

Tyler me habló amablemente, no me agradaba saber que no tenía razones para odiarlo, lo que me resultaba más contradictorio, me hacía parecer un imbécil inmaduro sin criterio propio. Y ligeramente me gustaba tener esa imagen, porque le podía sacar ventaja, pero con este chico no resulta de nada, sería solo perder dignidad, y ganar puntos de vergüenza propia.

El silencio reinaba entre nosotros, no me atrevía a verlo. En mi mente pasaban tantos insultos, tantas cosas que quería decirle, pero sentía que no era el momento, sentía que no era mi momento. Mejor dicho, que no era yo quien debía decirlo.

«Mis amigos tienen razón, soy un metido de primera» pensé lamentándose de mis propias decisiones, pero al mismo tiempo, no lo hacía.

—Parece que tienes palabras atoradas en la garganta —dice Tyler y yo solo suspiro.

—Tengo muchas ganas de insultarte de muchas maneras, pero…siento que no debo hacerlo.

—Es un ataque de empatía sorprendente de tu parte —explicó Tyler sorprendido—. Resulta curioso, no es lo que me dijo Ellioth.

—Es un idiota, como tu, es normal que piensen lo mismo —murmurpe sin poder evitarlo, la necesidad de pelear me resultaba casi imposible de aguantar.

—Es mi familia, y es más complicado de lo que parece, no lo puede entender y…

—Oh, por dios, callate, solo dilo, ¿quieres o no hacer oficial tu supuesta relación? —pregunté irritado, y ambos escuchamos el sonido de pisadas, y no necesitaba girarme para saber quién estaba detrás mío—. Me voy, no tengo nada que hacer aquí.

Sabía que no tenía que girarme, no quería ver a Glenn así. Se que era él, lo ví por cómo la mirada de Tyler se conmovió, se suavizó, me resultaba incómodo estar cerca de una pareja con problemas, ironicamente me metí en problemas por está pareja. Que ridículo y contradictorio soy, me dan ganas de golpearme a mi mismo.

Salí de ahí, continué con mi rutina, la tentación de poder escuchar su conversación estaba en mi mente, pero me esforce que no quería hacerlo, no quería meterme más. Esto era asunto de ellos, sentí ligeramente más algo. No se si maduro, orgulloso, o que había recuperado cierta dignidad, pero sume puntos desconocidos que me hacían sentir bien, así que decidí no darle vueltas.




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