Me sentí con una ligera conformidad, me resultaba como ver a mis enemigos fracasar, me resultaba satisfactorio. Lo que era estupido porque la escuela es un desastre, la administración era ridículamente preocupante y la resolución de problemas era tan ineficiente que los mismos estudiantes se rindieron. Me quedé mirando fijamente mi casillero cerrado después de que varios pensamientos cruzaron mi cabeza.
—Vaya, el consejo hace muchas cosas —pensé en voz alta mientras despertaba de ese momento de análisis involuntario que claramente no planeaba tener.
—Es obvio, solo que al fin maduras lo suficiente como para entender la importancia de este sistema —comentó Darian mientras acomodaba su mochila.
—Sigo odiándote.
—Lo sé y me alegro —dice con una sonrisa perfecta, como odioso a Darian.
—Estúpido Darian.
Continué mi camino, pero no estaba seguro de querer caminar a la par de Darian, así que me quedé en silencio y desvíe mi mirada a mi único amigo oficial. Adriel estaba preocupado observando sus diversas notas.
—Ey…ejem… ¿Todo bien? —pregunté algo nervioso, pero la mirada desesperada de Adriel me hizo entender que todo estaba mal.
—Ya que el consejo no es capaz de administrar bien el tablón de anuncios, los más de doscientos profesores empezaron a dar sus anuncios en cada una de las clases, y lo peor es que como lo dicen en el momento, más los proyectos extracurriculares, ensayos, trabajos, y cosas así, no puedo administrarlo y no hay un tablón con la información de los profesores y sus anuncios específicos —aclaró irritado mientras cerraba su casillero—. De tanto trabajo, no puedo aprenderme todas estas cosas.
—Bueno, bueno, entiendo, pero no es tan difícil, la realidad es que hoy dijo el profesor Dhamm quiso que entreguemos los ensayos el viernes —comenté tranquilo mientras ponía mis manos en mis bolsillos.
—Matt…lo siento, pero no seas idiota, hoy tenemos con el profesor Scramberry, no el profesor Dhamm —aseguró directamente y me detuve.
—Mierda, olvide el ensayo.
Si bien eso era horrible, tenía una secreta satisfacción por ver que les iba mal, aunque sabía que muchos dependen del consejo…Igual no me interesaba. Aun así no fue la única falla; los horarios, las noticias, todo tipo de información se hacía relevante y verídica a través del consejo. Ellos mismos estaban encargados de la coordinación de eventos, actividades benéficas, ferias, exposiciones, concursos y muchas cosas extrañas y sistemáticas se hacían con ellos.
Era tan extraño, me incomodaba lo dependiente que eran todos los alumnos, el sistema complejo fijaba sus pilares en el consejo. Pero como el idiota de doce años que soy, me valia poco o nada lo que pasara con ese abusivo y elitista sistema asqueroso. Pasaron varios días y la situación no mejoraba en lo más mínimo, y mientras relajaba a Adriel mientras caminábamos a nuestro salon de quimica, la gente empezaba a murmurar, lo que era señal de que algo malo pasaba, cuando giramos la esquina, me di cuenta de la razón.
Elliot, ese horrible y molesto sujeto, el ex vicepresidente estaba ahí, justo al lado de la entrada.
...
No valía la pena desgastarse en pensar que quería este sujeto, pero tenía las consecuencias de lo que pasaría. Ya dudaban de mi sexualidad, gustos, objetivos de todos mis movimientos, me estabilidad mental y posiblemente mi aptitud física, pero este rumor estaba insensibilizándome de una manera sorprendentemente rápida,
Ni bien nos encontramos, inmediatamente fingí demencia y dije que no quería hablar con él, y todas las personas miraban y murmuraban, seguramente entre ellos estaba el club de periodismo infiltrado que se encargaría de buscar la primera plana, porque su periodico digital y en papel reciclado de mala calidad era lo único que no dependía del consejo para las entregas. Como una rama de la elite odiosa, o un elemento imparcial. En fin, el punto es que reaccione tan rápido, que hasta a mi me preocupa lo fácil que es conseguir voltear las cosas.
Al final terminé caminando con este sujeto odioso a mi lado, pero tenía un plan b por si algo llegaba a salir mal, aunque es inconcebible que salga mal…creo. La realidad es que no quería llegar a tanto, hasta yo tenía mis límites…bueno…creía que sí, aunque no lo sabía todavía. Y no sé si quisiera conocerme tan a fondo.
—¿Cuánto más vamos a caminar? —mi queja lo hizo detenerse.
—¿Te parece gracioso lo que provocas? Es un desastre, todos quieren y no quieren estar con el consejo, ahora mismo todo es un caos…¿y tú eres el que se queja? —pregunta algo irritado. Sabía que intentaba pelear, golpear mi moral, buscar algunas cosas con las que molestar mi…¿consciencia? Puede ser, pero no iba a permitir que me haga sentir mal por cosas que él hace.
—¿Me importa? Todos saben mi postura, y jamás la traicione —aclaré mientras me estiraba y me recostaba en la pared—. Y, aunque tu y muchos son consciente —aseguré acercándose me a él invadiendo su espacio personal, pese a que era mucho más alto y podría ganarme un golpe directo en mi rostro—, la realidad es que el mundo entero cree que soy un simple chico de doce años, así que no lo tomes a mal, pero ya hice cosas peores sin siquiera estar seguro, y voy a disfrutar está parte —dice antes de que él me tomó del cuello de la camisa, con esa expresión desesperada que intentaba demostrarme que estaba contra las cuerdas, y como sabía que la ventana del fondo estaba atestada.