Junio, 2017
Frío y dolor es lo que siento justo ahora, trato de entender donde estoy, hasta que caigo en cuenta que estoy en el lugar donde ha sido mi prisión por unos largos meses. Me levanto de la cama y observo que está toda llena de sangre, miro a mi alrededor buscándolo, pero no escucho su asquerosa voz.
—¡Alessandro! —lo llamo, pero no hay respuesta, trato de caminar hacia la sala, pero el dolor que siento en mi cuerpo hace más difícil mi llegada.
¿Dónde está?, ¿Adónde se lo llevó? Me hago esas preguntas aunque mi corazón sabe la respuesta.
Me deslizo por una pared hasta llegar al piso, abrazo mis piernas, lloro hasta más no poder, grito hasta que mi garganta duele, ¿Por qué se lo llevo? Me lo repito una y mil veces, no le basto con todo el daño que me hizo.
—¡Devuélvemelo! —grito a la nada, nadie puede escucharme y mucho menos ayudarme.
—¡Maldito! —vuelvo a gritar, pero esta vez golpeando el piso con todas mis fuerzas, hasta que mis manos sangran.
—¡Basta! —alguien me grita y me sujeta de los hombros para que pare. Levanto la mirada y reconozco esos ojos azules al instante
—¿Dónde está? —le pregunto, él me mira sin entender nada.
—Hay que sacarla de aquí—escucho una voz femenina, el chico de ojos azules asiente y me toma en brazos sacándome del infierno donde me encontraba.
Nota de la autora:
Me siento emocionada de escribir esta historia totalmente diferente a la primera historia que subí a esta plataforma, aunque un poco asustada porque no sé si les gustará, espero que si y que me apoyen en esta nueva aventura.
Me gustaría que me dejaran saber en los comentarios si les gusto el primer adelanto de la historia.
Esperó que les haya gustado y no se olviden de votar y comentar, me ayudarían mucho.
Hasta la próxima ;)
Editado: 27.08.2023