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Siento todas las miradas sobre mí como es de costumbre, mis tacones resuenan en el lugar, todos abren paso para dejarme pasar.
—Buenos días, señora Campbell—me saluda el guardia.
En repuesta solo asiento en su dirección, con el tiempo aprendí que las muestras de cariño y afecto solo nos hacen débiles, hacen que las personas jueguen contigo y te destruyan.
Subo al ascensor presiono el piso 6 mientras veo mi reflejo en unas de las paredes, me acerco para retocarme el labial rojo y mis ojos vacíos son lo principal que veo.
Salgo del ascensor e inmediatamente mi secretaria viene detrás de mí.
—Buenos días señora, el señor Smith canceló la cita que tenían para hoy, porque su esposa enfermó me dijo que cuando podrían volver a reunirse—dice todo eso bastante rápido.
—Dígale al señor Smith que se olvide del contrato que teníamos, él sabe perfectamente que no trabajo con irresponsables. También dígale que espero que se esté divirtiendo con su amante en Hawái.
Odio que me tomen de estúpida y eso es lo que está tratando de hacer aquel señor de mirada repugnante. Mi secretaria asintió y se fue hacer lo que le pedí.
Ingreso a mi oficina, dejo mi bolsa en el escritorio, camino hasta el minibar que tengo y que yo misma mande a instalar. Me sirvo un poco de whiskey como todos los días a esta hora. Me paro frente al cristal para observar la hermosa vista, todas las mañanas hago la misma rutina y me hago la misma pregunta desde hace 5 años, ¿dónde está?, es una pregunta sin respuesta, pero estoy haciendo hasta lo imposible por averiguar a dónde se lo llevó.
Me he pasado cada segundo de estos años armando mi plan para que todo salga perfecto y no me imagino la hora de ponerlo en marcha.
El teléfono suena sacándome de mis pensamientos.
—Señora Campbell, su hermana está aquí.
—Hazla pasar.
Helena entra a mi oficina con su andar seguro, con su pelo rubio hasta los hombros perfectamente peinado, todos piensan que se pasa horas peinándolo, pero así es ella siempre elegante, siempre impecable.
—Tomando tan temprano hermanita—toma asiento cruzando sus piernas.
—¿A qué se debe tu visita?
—Por lo que veo estás de mal humor, pero como contigo siempre hay que ir al grano, te traje una invitación—me extiende el sobre para que observe el contenido.
"Fiesta de máscaras de los Campbell. Acompáñanos en esta hermosa velada, que será esta noche en nuestra residencia."
—Papá hará esta fiesta en honor a unos accionistas nuevos que llegaron a su empresa.
—No me interesa ir.
—Mamá me dijo que la daría gusto que vayas.
—Dile a Leonore que muchas gracias, pero pasó.
Odio esas fiestas donde la mayoría de las personas van para poder juntarse con los grandes, te halagan y te dan las más falsas de la sonrisa solo para poder ganarse tu confianza
—A papá le daría gusto verte—se me hace extraño que mi hermana sea tan insistente.
—El gran señor Campbell, ¿le daría gusto verme?, por favor Helena, a ese señor le daría lo mismo no verme durante toda su vida.
Mi hermana se tensa un poco al escucharme, pero está claro que ella y yo no conocimos al mismo hombre. Ella conoció a un padre dulce y amoroso, mientras que yo conocí el desprecio y el maltrato de su parte.
—Te entiendo, pero ya que contigo no se puede tener una sorpresa, te la diré, ¿a que no adivinas quien estará en esa fiesta?
Cuando mi hermana me dijo quien será la invitada especial, sonreí con malicia al saber que las cosas se están poniendo a mi favor.
—Entonces cuenta con mi presencia.
***
Llego a mi departamento bastante agotada, entro quitándome mis tacones y lanzándolos por algún lugar. Miro a mi alrededor este hermoso Penthouse, muchos quisieran estar aquí y darse el lujo de poder tener todo lo que tengo, pero estas paredes ocultan el dolor y la soledad que abundan en mi alma. Voy hacia el bar y me sirvo la tercera copa del día, esta es la única forma que tengo de olvidar y no sentirme tan sola.
Voy hacia mi cuarto para buscar que ponerme esta noche, elijo un hermoso vestido rojo que será perfecto y llamará la atención de muchos. Agarro mi máscara y ya estoy lista. Que empiece el juego.
Al llegar mi chofer me abre la puerta, ayudándome abajar. Siento los flashes de los paparazzi que se amontonan para tratar de tener una entrevista de mi parte, pero no la tendrán porque solo sirven para hacer preguntas sin sentido... no son más que unos periodistas amarillistas.
—¿Es cierto que es novia del futbolista Maximiliano?
—¿Por qué canceló su contrato con el señor Smith si es un hombre muy respetado en los negocios?
Todos saben que no doy entrevista a menos que sea para hablar sobre mis negocios no para hablar sobre mi vida privada. Por eso todos ellos se encargan de publicar cosas falsas sobre mí.
Entro con paso seguro a la casa que algún día fue mi hogar, pero también la causa de algunas de mis desgracias. El mesero pasa a mi lado y tomo una copa de champán, me llevo la copa hacia mis labios y el sabor sabe a gloria.
—Con todo respeto, se ve espectacular esta noche señorita—Doy la vuelta para ver a mi hermano Aiden con su máscara, pero sus ojos azules lo delatan junto a él viene mi hermana Helena.
—¿Cómo saben que soy yo?.
Editado: 27.08.2023