Hasta que caigas

4: Inocente

 

Alessandro Russo

 

Tessa y yo nos estamos besando de forma desmedida en nuestra cama matrimonial. Ella está encima de mí tratando de quitar mi camisa.

 

—Si sigues así no podremos parar y sabes que Alan se despierte a esta hora —le susurro.

 

Regaña dientes, se quita de encima y se acurruca a mi lado. Toma la foto de Alan de cuando tenía un año de edad, que está en la mesita de noche.

 

—Era tan pequeño cuando lo conocí —comenta mirando la foto con ternura.


—Desde que te vio se encariñó contigo —le doy un beso en la frente.

 

—Y yo lo amé desde que lo vi aquel día con su gorrito de lana y con esos hermosos cachetes.

 

Como olvidar ese día en que la conocí, yo estaba en el parque con mi hijo tratando de enseñarle a caminar, quien diría que ese día mi hijo saldría corriendo chocando con Tessa. Desde ese día no nos hemos separado.

 

Escuchamos la puerta ser abierta, lo primero que veo es su pijama de los piratas.


 

—¿Qué hace el príncipe despierto tan temprano? —le pregunta Tessa subiéndolo a la cama.


 

—Me dijiste que me ibas a llevar al centro comercial para comprarme el camión de juguete —Alan es casi una copia exacta mía, excepto por un pequeño detalle.

 

—Entonces vamos a ducharte para que vayamos —mi mujer se levanta de la cama y se van juntos hacia su cuarto.


 

Me levanto para ir hacia el baño, estos días han sido bastante estresantes, debido a que la empresa está vuelta loca por aquel comprador anónimo.

 

Ya listo bajo hacia la sala donde está mi amigo Ryan caminando de un lado a otro.

 

—Cada día vienes más temprano, ¿es que Gabriela no te da lo tuyo? —bromeo, pero por su cara entiendo que no está para chistes.

 

—¿Podemos ir a tu despacho? —le hago una seña para que avance.

 

Saca una revista que no me había dado cuenta que traía.


 

—Casandra Campbell, joven de veinticinco años que es toda una fiera en los negocios, se ha convertido en una mujer de armas tomar —de solo escuchar ese nombre me vienen recuerdos de la peor época de mi vida y la maldición de que Casandra entrara en ella.

 

—¿A qué se debe tu afición por las revistas? —le pregunto.

 

—Nunca te has preocupado porque esa mujer regrese para vengarse.

 

—Esa zorra no va a hacer nada, no ves que ahora es una millonaria más del montón, que lo único que le preocupa es que atuendo usará mañana.

 

—¿Por qué estás tan convencido? —noto a Rayan muy nervioso hasta puedo decir que asustado.

 

—Porque así son las mujeres como ella.

 

—Estas equivocado hermano, esa mujer viene contra nosotros y te aseguro que será muy fuerte.

 

—Puedes hablar de una maldita vez que es lo que quieres decir— tarda unos segundos en responder.

 

—Ayer hablo conmigo, y te aseguro que no es aquella mocosa que engañaste —me tenso.

 

—Como que hablo contigo.

 

—Se apareció en el restaurante donde estaba ayer en la noche —explica.

 

—Me estás diciendo que esa mujer hablo contigo anoche y hasta hora es que me dices.

 

—No sabía como decírtelo, esa mujer viene con todo y se llevara a todos lo que se pongan en su camino, y tu amigo estás en la lista.

 

Jamás imagine que después de estos años ella aparecería, siempre la había visto en las revistas como una de las mujeres jóvenes más importantes de Londres. Pensé que se había olvidado de todo, pero ya veo que no.


 

—Que haga lo que quiera, ella no podrá conmigo —Ryan procesa lo que va a decir.

 

—Tú sabes perfectamente por lo que viene.


 

—Antes de que ella se acerque a mi hijo tendrá que pasar por encima de mí y eso no es nada fácil —aprieto la mandíbula del coraje.

 

—No deberías subestimarla, Casandra está irreconocible, en su mirada se ve el odio que siente hacia ti.

 

La puerta del despacho es abierta por Alan que viene corriendo hacia mí y Tessa detrás.

 

—Papá, ya nos vamos —dejo un beso en su mejilla.

 

—Pórtate bien campeón.

 

—¿Para mí no hay beso? —Tessa se acerca y me da un beso.

 

—Ryan, deja de dañar a mi hombre, quieres —bromea.

 

—Tu hombre es el que me corrompe.

 

Tessa sonríe y se va con Alan hacia al centro comercial.

 

—Ella te matará cuando se entere de que le mentiste sobre la madre de Alan.

 

—No tiene por qué enterarse —él niega con la cabeza en desacuerdo conmigo.

 

—Cuando toda esta mierda te explote en la cara, no digas que no te lo advertí.

 

De solo pensar que Tessa se puede enterar de que la madre de Alan no está muerta, no sé dé lo que sería capaz.

 

—Tranquilízate quieres, si viene por pelea me va a conocer.

 

Rayan suspira y asiente camina directo a la puerta, se va sin ni siquiera despedirse. El silencio retumba en el despacho, camino hacia mi escritorio donde está la revista con la imagen de Casandra, la tomo, la analizo y vaya que está diferente en su mirada, hay una frialdad que te congelaría el alma con solo verla a los ojos.


 

Flashback


 

Se escucha la lluvia caer mientras el padre dice las últimas palabras para sepultar a mi hermano. Todos están con sus paraguas mirando con falso dolor el ataúd, la única persona aparte de mí que de verdad siente dolor, es la amiga pelirroja de mi hermano. Está toda despeinada, con sus ojos hinchados por el llanto, se ve tan triste que me dan ganas de abrazarla y decirle que todo va a estar bien, ella siempre está alegre cada vez que estaba en casa se escuchaba su linda risa. Pero ahora tiene una tristeza profunda.


 

Mis pies se mandan solos, caminan hasta llegar a su lado; pongo mi mano en su hombro, donde me doy cuenta de que está temblado por el frío porque está toda mojada, ella se sobresalta pero al verme simplemente se lanza a mis brazos y empieza a llorar, yo la tomo en mis brazos la aprieto fuerte contra mi, no sé qué carajo me pasa solo sé que me gusta estar en sus brazos.



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En el texto hay: traicion, venganza, dolor

Editado: 27.08.2023

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