Hasta que caigas

6: Miseria


 

Flashback


 

Casandra Campbell

 

La música retumba mis oídos, los cuerpos sudados bailando al compás de la música. Me siento tan mareado que decido ir al baño para vomitar todo lo que tengo en mi sistema, el alcohol y las drogas no son buena combinación. Al levantar la vista, verme al espejo diciéndome a mí misma que no solo por la mala combinación del alcohol y las pastillas que estoy así. Hay algo más que me da pánico averiguar y sea una realidad. Abren la puerta del baño y es Amanda que viene por mi.


 

—Mira lo que te traje —dice sacando una pastilla color azul.— dicen que esto es una bomba, ¿te gustaría probar?


 

Mi vida ya no puede ser peor, así que por qué no, asiento y ella procede a poner la pastilla en mi boca, la cual la paso con cerveza.


 

—Ahora, sí que empiece la segunda fiesta —todo a mi alrededor da más vueltas que antes, todo se ve borroso y confuso para mí; escucho las voces lejos es como si solo mi cuerpo estuviera aquí pero mi mente está más allá.


 

—Casandra, tenemos que salir de aquí —una voz me habla pero no soy capaz de reconocer de quién es, solo sé que toma mi brazo y me arrastra a no sé donde. Siento que pasaron horas o minutos no lo sé.


 

—Está muy mal, ni siquiera sabe de ella misma, esta perdida —dice la voz que me trajo aquí.


 

—Yo no tengo la culpa de eso, yo no la mande a que se vuelva una adicta de mierda —esa voz la conozco.


 

—Pero sabes muy bien que si está haciendo todo esto es por tu culpa, porque te acuestas con ella, la dejas tirada como un pedazo de mierda, le hablas lindo y le prometes cosas que sabes que no le vas a cumplir —la voz se altera cada vez más quiero levantarme de donde sea que esté pero mi cuerpo no reacciona a lo que le pido.


 

—Sabes muy bien por qué hago todo esto, la haré pagar por todo lo que le hizo a mi hermano y ojalá se pudra como lo está haciendo él en aquel ataúd —aquella voz se escucha tan molesta y llena de rencor que no quisiera estar en aquellos zapatos.


 

Luego de eso siento de nuevo que nos ponemos en marcha, entonces me doy cuenta de que estamos en un coche, algunas luces entran por la ventana y hacen que todo vuelva y se ponga borroso. Nos detuvimos, el chico me trajo a no sé donde me arrastra nuevamente.


 

—Te dejaré aquí, lo siento, tú no te mereces nada de esto —siento que me deja sentada en alguna cera y veo su silueta partir.


 

—Pero qué carajos haces ahí y en ese estado —entonces me doy cuenta de que aquel chico me dejó en la puerta de mi casa con un muy enojado padre. Quien me toma del brazo con fuerza. Y con su otra mano me sujeta el rostro.


 

—Estás drogada, esto es lo que me faltaba mi hija menor drogadicta, no podías venir con más daños.


 

Me suelta de forma brusca haciendo que pierda el equilibrio y caiga al suelo lastimándome mis manos.


 

—Pero ¿cuál es el escándalo?


 

—Tu hijastra que se aparece a estas horas de la noche drogada —escucho unas pisadas que se dirigen hacia mi.


 

—No ves lo mal que está, ayúdame a llevarla a  su habitación para darle una ducha Fría.


 

Siento que me carga en brazos y se dirigen a mi habitación, me acuestan en algo húmedo y en cuestión de segundos cae un chorro de agua Fría que me hace temblar.


 

—Esto es el colmo una Campbell en estas condiciones llegando a su casa, se nota que vino de un vientre cualquiera.


 

Escuchar todo esto me hace entender que mi padre me odia, aunque me rompa el corazón, eso no lo puedo evitar.


 

****


 

Al despertar todo a mi alrededor gira es como si estuviera en algún juego mecánico que no hace más que girar y girar. El dolor de cabeza están grande que hace que sostenga mi cabeza para tratar de aliviar el dolor, me levanto de la cama e inmediatamente un mareo hace que me vuelva a acostar. Ni siquiera sé quién me trajo a casa. Tomo mi celular donde recibo un mensaje de Alessandro diciéndome que quiere verme en su departamento esta noche. Le respondo que ahí estaré, me encanta estar con él, estoy tan enamorada que daría mi vida para que siempre estemos juntos.


 

Corro hacia el baño para no vomitar mi cama, al salir camino hacia mi cajón de noche donde tengo la prueba de embarazo que compré hace algunos días, así que es hora de salir de esta duda que tengo hace semanas. Como mi vida no podía ser peor, la prueba sale positiva, pero sé que Alessandro se hará cargo y los dos saldremos de esto juntos.


 

—Casandra, espero que estés despierta porque no puedo creer —mi padre sé dé tiene en seco al ver lo que tengo en mis manos. —te juro que si eso es lo que yo supongo estás acabada.


 

Se acerca a mi y me arrebata la prueba de las manos, al ver el resultado me da una bofetada  tan fuerte que hace que mi labio sangre.


 

—Ahora esto, llegas a las 5 de la mañana a esta casa drogada, borracha y ahora sales con esto. Igual de puta que tu madre —tengo miedo, nunca había visto a mi padre tan enojado.


 

—Suéltame, me estás lastimando —trato de soltarme de su agarre pero se me hace imposible.


 

—Sabes que va a decir la gente cuando se entere de que mi hija está embarazada de quién sabe.


 

—A la gente no le tiene que importar lo que yo haga con mi vida —la mirada de mi padre están oscura que me dieron ganas de salir corriendo.


 

—No sé qué le hice a la vida para que me castigaran contigo, eres lo peor que le ha pasado a esta familia desde que llegaste solo has causado problemas.


 

—Yo no tengo la culpa de que seas tan estúpido que se te haya olvidado cuidarte, si lo hubieras hecho yo no estaría aquí —la segunda bofetada del día viene hacia mi.



#11970 en Novela romántica
#6813 en Otros
#1094 en Acción

En el texto hay: traicion, venganza, dolor

Editado: 27.08.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.