Heart Tackled

15 | Perdida

Despertar siendo tendencia no estaba en mi lista de metas universitarias, pero aquí estamos: Maisie Brown, protagonista involuntaria del chismecito número uno del campus.

Mi celular vibraba sin parar sobre la mesa de noche, como si tuviera vida propia y quisiera escaparse de mí. Notificaciones, etiquetas, mensajes, videos editados con musiquita romántica… de todo. Y yo, en medio de mi cama, con el pelo hecho un nido de pájaros y la cara pegada a la almohada, intentando asimilar que mi vida amorosa era, aparentemente, entretenimiento público.

—Soy oficialmente un meme —murmuré, cubriéndome la cabeza con la sábana.

—¡Arriba, princesa! Tienes que ver esto, lo mejor que ha hecho internet en años.

—No quiero verlo.

—Demasiado tarde —canturreó, tenía el celular en la mano y una sonrisa diabólica plasmada en la cara—. Mira este edit, te pusieron de fondo Perfect de Ed Sheeran.

—¿Por qué me odia la humanidad? —dije, tapándome los ojos, aunque el sonido de la canción me llegó igual—. No quiero vivir más en este planeta.

—Ay, calla, es precioso. Mira, pusieron cámara lenta justo cuando él te da el girasol. Parece una escena de película romántica.

—Una película de terror social, querrás decir.

Ella se sentó a los pies de mi cama, dándole scroll al video.

—Los comentarios son lo mejor: “Metas de amor”, “Quiero un Ethan en mi vida”, “Si no me miran como él la mira, no quiero nada” y muchos más.

—¡Tessa! —me quejé, arrojándole la almohada.

—¿Qué? No puedes negar la química que tienen. Además, míralo por el lado positivo: ahora todos te conocen. Eres oficialmente la chica del capitán.

—No digas eso —me incorporé de golpe, con el corazón latiéndome en la garganta—. No soy “la chica del capitán”. Ni su novia. Ni su nada oficial.

—Ajá, pero los gifs dicen otra cosa.

—¿Gifs?

—Sí, hay uno donde él te da el girasol y tú te mueres por dentro, literalmente —Tessa empezó a reír—. La leyenda dice: “Cuando tu crush te habla y se te reinicia el Windows”.

—Perfecto, soy un meme y un gif. Lo único que me falta es aparecer en Tik Tok bailando con el girasol.

—Demasiado tarde para eso también.

—¡¿Qué?!

Ella solo sonrió con cara culpable.

—La inteligencia artificial hoy en día es el boom y de todo te puede hacer, ¿y adivina? Hicieron un vídeo donde bailan con el girasol en las manos y se besan. Tiene casi cincuenta mil vistas.

—¡Por Dios!

—Tiene un lado gracioso y otro romántico. No se ven mal, pero se nota a leguas que es generado con la inteligencia artificial.

Rodé los ojos, aunque por dentro estaba en crisis existencial.

Me levanté, fui al baño y me miré en el espejo. Tenía ojeras, el pelo hecho un desastre y una expresión entre pánico y negación.

Me lavé la cara con agua fría, intentando borrar cualquier rastro de mis pensamientos.

«Ethan te gusta, y eso te asusta». Mi reflejo me lo decía sin palabras, con esa sinceridad cruel que solo los espejos tienen.

Mientras me vestía —unos jeans, una camiseta blanca y una chaqueta verde que me recordaba a él—, mi cabeza era un campo de batalla. Por un lado, la parte racional gritaba: no te ilusiones, no te precipites, no confíes tan rápido. Por el otro, mi corazón bailaba con un girasol en la mano, feliz y tonto.

Cuando bajé a la cocina, Tessa ya estaba sirviendo café y algunas de nuestras hermanas hacían lo suyo.

—¿Lista para tu debut de hoy? —preguntó con una sonrisa traviesa.

—¿Debut?

—Claro, hoy todos te van a mirar. Prepárate para las preguntas, los suspiros, las miradas asesinas de las chicas que quieren a Ethan.

—Genial, voy a morir antes del mediodía.

—Tranquila, si te atacan, yo te defiendo. Soy experta en lanzar mochilas.

Reí, aunque los nervios seguían ahí, enredados en mi estómago.

Salimos juntas y el camino a la universidad fue una mezcla de pánico y sarcasmo.

—Si alguien nos sigue, te aviso —dijo Tessa, mirando por la ventana—. Puede que haya paparazzi escondidos entre los árboles.

—Si me graban de nuevo, juro que cambio de universidad.

—No puedes huir del destino, Maisie. Y tu destino se llama Ethan Blake, el capi sexi.

—Mi destino necesita aprender a ser menos encantador en público.

Tessa soltó una carcajada.

Cuando llegamos al campus, lo sentí. Ese momento en que todas las conversaciones bajan de volumen y sabes que están hablando de ti.

Al principio quise pensar que era paranoia, pero bastó con ver cómo una chica que no sabía quién era me saludaba con una sonrisa cómplice y un broche de girasol en el cabello.

—Dios mío —susurré—. ¡Ahora el girasol me persigue a donde vaya!

—Te dije que estabas de moda —replicó Tessa—. Disfruta tu fama, cariño.

—Prefiero que me trague la tierra.

Mientras caminábamos, escuché fragmentos de conversaciones que me tenían al borde de colapsar:

“¿Esa es ella?”
“Sí, la del video.”
“Se ven tan lindos juntos.”
“¿Será cierto o puro show?”

Quise desaparecer, convertirme en moléculas de aire y flotar lejos. Pero no, mis piernas seguían ahí, avanzando torpemente entre la multitud que nos miraba.

Al llegar al edificio principal, un grupo de chicas me saludó con risitas. Una incluso me enseñó su celular: en la pantalla, un collage con fotos de Ethan y yo, rodeados de corazoncitos y un texto que decía: “La pareja del año. 💕”.

—Voy a fingir que no vi eso —murmuré.

Tessa no podía dejar de reír.

—Te lo dije, la gente está obsesionada.

—¿Y si él se arrepiente? —pregunté en voz baja, sin poder contener el miedo—. ¿Y si todo esto le resulta una carga, o peor, una broma que se salió de control?

—Maisie, por favor. El chico te dio un girasol frente a medio mundo, te dijo palabras bellas y ha actuado tan lindo en los últimos días. No lo hizo por obligación.

—No lo sé, Tessa. Tal vez solo está siendo amable, o jugando al chico encantador del momento.




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