—Fue súper extraño que mientras Alejandra distrajo a sus padres, yo salí por la puerta principal y adiós—ríe mientras recuerda el día que se vio atrapado en la pijamada de Alejandra y las chicas.
—No recuerdo bien, tengo mala memoria—digo mientras chupo mi paleta.
—Estabas profundamente dormida, ni cuenta te diste que te encimaste en mí...—comenta Axel mientras vamos en el uber, de vuelta a nuestras casas.
—¡No es cierto!—golpeó su hombro. —Yo no me muevo tanto mientras duermo... ademas. No recuerdo mucho de ese día, solo se que estábamos charlando y me quede dormida, ya no me importo sí el padre de Alejandra nos descubría—contestó mientras continuó negando la cabeza y riendo.
—¿Entonces que es esto?—sonríe mientras en su galería indaga por una fotografía. Después de unos segundos muestra una imagen, aparecemos él y yo, yo le abrazo como sí fuera una almohada.
Tomó su teléfono en mis manos. —No puede ser... casi estoy encima de ti...—agregó con algo de vergüenza. —Perdón por eso... que pena
—No te preocupes, de igual forma esa noche me quitaste la cobija. Se suponía que me cuidarías que nadie me observara, y me terminaste quitando la cobija, pero cuando te encimaste en mí me calentaste—afirma mientras le devuelvo su teléfono.
—Eso sonó extraño, pero me refería a temperatura—ríe con algo de vergüenza.
Yo le miro con algo de confusión.
Escucho una leve risa del chofer. Al tiempo que avisa que hemos llegado a mi casa.
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—Me mata el aburrimiento...—exclama Luis mientras golpea con una pelota la pared. —Podría salir por la puerta principal y nadie me detendría...—agrega con una sonrisa maquiavélica.
Arely sonríe mientras coloca unas velas en el centro de la sala. —No lo haría sí fuese tú...
—¿Por qué? ¡Odio estar en este maldito cuerpo!—comienza a llorar mientras lanza el espejo que estaba en una mesa color café a un lado del sofá donde está sentado.
—Y apenas es febrero...—responde. —Te deje andar libre por la casa, porque confío en que no escaparas, estás en desventaja—sentencia.
Luis bufa. —Ese maldito chico... no se que estará haciendo con mi cuerpo en estos momentos—niega mientras observa por la ventana.
—Mejor no te cuento—Arely ríe. —En fin... pronto le haré una visita, pero igual puedo mostrarte que está haciendo en este momento...—sugiere mientras cierra las cortinas.
—Arely, haré lo que quieras... al menos déjame libre y volveré con la familia de Luis... no pido mucho—ruega con un rostro de desesperación, cristalizando sus ojos para conmover a la bruja.
—No eres alguien en quien se pueda confiar. ¿Recuerdas a Diane? Murió por tu culpa. No cumpliste y pues eso pasó. Ahora, ¿quieres ver a Vianey?—pregunta antes de agitar sus manos y decir algunas palabras.
Luis resignado asiente.
—Ten—le entrega un pañuelo. —Sécate las lágrimas, para que puedas observar bien a nuestra amiguita—sonríe.
—Maldita...—le arrebata el pañuelo.
—Lo soy—contesta antes de pronunciar algunas palabras y mostrar una especie de portal, en donde se puede apreciar a Vianey sosteniendo un pequeño espejo, con el cual se apoya para maquillarse mientras está en su cama. Viste una blusa roja y un jean, trae unos calcetines color celeste. Es la típica chica adolescente, en una tarde común...
—Ahí la tienes, de un chico malo... a una tierna jovencita enamorada de su mejor amigo y confundida sobre qué decisiones tomar...—relata Arely mientras continúan apreciando a Vianey con un tono de burla.
—¿Qué carajos es esto? ¿Una especie de espejo como en la bella y la bestia?—interroga Luis mientras continúa observando su cuerpo a través del portal.
—Algo así...—contesta al tiempo que termina su hechizo.
—¿No podrías hacer eso?... ¿que pueda comunicarme con ella a través de un espejo? Eres una bruja, debes poder hacer todo... aunque sé que suena muy fantasioso...—añade Luis mientras le observa fijamente, buscando una manera de poder salir de esa casa donde está retenido, en cuerpo de chico y alma de chica.
—No es fantasía. Se puede hacer... pero no lo haré... tú quieres entorpecer su proceso... recuerda que sí falla, tu vuelves a tu cuerpo. Y pues él... se va al infierno. Realmente fui muy buena al darle una segunda oportunidad... que linda soy—sonríe y cierra sus ojos, echándose flores ella misma.
—Sí, claro—Luis baila los ojos y se retira de la sala.
—Vianey. Reflexiona que tú terminaste con una vida, Luis al menos no lo hizo, pero el di el castigo de enviarlo a tu cuerpo. Un cuerpo de chica, tomando el papel opuesto... y sabía que eso le volvería loco, derrumbaría su ego, pasar de ser un macho dominante, a una dulce chica indefensa...—exclama antes de que Luis se retire.
—Ya me contaste lo que hizo. Filtrar fotos intimas, manipular chicas, tener relaciones cuando la otra chica no quería... acosar y sus pensamientos morbosos, jugar con los sentimientos... entre no se cuanta mierda más... no es una blanca paloma... pero según tu merece una segunda oportunidad—protesta antes de irse.
—¡Creo que ambos tienen algo en común, hacerle daño a los demás!—grita Arely antes de que Luis se retire.
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—Maldita sea...—camino hacia el cajon donde tengo mis toallas femeninas, tomo una de ellas y me dirijo al baño para colocármela.
Ingreso al baño, cierro con seguro y bajo lentamente mi jean y calzón, le sacó del paquete y colocó en la parte baja de mi ropa interior.
Suspiro. —No puedo creer esto...—niego mientras me vuelvo a colocar y subir mi jean.