14 de febrero, exactamente hoy se cumple un mes desde que todo cambio, doy la media vuelta en mi cama y tomo mi iPhone, son las 11 de la mañana.
No hay clases porque es domingo, pero sí habrá un especié de convivio o fiesta sí así se le quiere llamar.
Suspiro mientras observo al techo, pero mi meditación se ve interrumpida por mi madre. —¡Nena! Hoy es 14 de febrero—grita mientras corre hacia mi y se sienta, me abraza y besa la mejilla mientras me deja una caja en forma de corazón llena de chocolates. —Feliz San Valentín—y se va corriendo hacia la habitación con papá.
Me deja un poco sorprendida y con una sonrisa dibujada. Me encanta el chocolate, así que me encanta el presente.
Abro la caja de chocolates y tomo uno mientras me pongo de pie, meto mis pies en pantuflas y camino hacia mi ropero para prepara mi vestimenta.
Tomó una falda de color negro, blusa corta de color rojo y tacones del mismo color. Me pruebo la blusa frente al espejo y doy una vuelta mientras me imagino llegando a la escuela con mi outfit.
Salgo de mi habitación y veo a mi madre junto a mi padre salir de su cuarto tomados de la mano. Vaya, no me sorprende mucho verlos así porque es normal en ellos, pero aún así me quedo observando con una sonrisa. —Par de enamorados...—exclamó mientras estoy de pie en la entrada de mi habitación.
Ellos ríen. —Tu padre y yo saldremos a dar una vuelta—voltea a ver a mi padre.
—Iremos a dejarte a la escuela, nosotros haremos algunas cosas para hacer tiempo mientras esperamos a que salgas. Iremos a cenar en la noche—agrega mi padre con una sonrisa.
—No se preocupen por mí—respondo para que ellos vayan a comer a solas.
—Lo que quiero es que estemos juntos, así que te esperaremos a la noche—niega mi madre y afirma su postura.
Yo asiento con una sonrisa y camino directo al baño.
1:30 hora después...
Bajo por las escaleras, caminando como sí fuese modelo deslumbrando una pasarela. —Bien... ¿como me veo?—le pregunto a mis padres mientras poso frente a ellos.
Mi madre me toma una fotografía. —Te ves hermosa, nena—comenta.
Mi padre no se ve muy convencido y pone una mueca de descontento y desaprobación. —Mi vida, esa vestimenta no me parece adecuada. Esa blusa...—niega con la cabeza.
—Vamos, papá... Déjame llevarlo—cruzo mis manos para que me deje ir. —Mamá—volteo a verle para que convenza a papá.
Mi padre asiente de mala gana. Toma sus llaves y se prepara para caminar a la puerta cuando alguien toca el timbre.
—¿Quién será?—pregunta mi madre mientras se adelanta y abre la puerta principal. La puerta se abre y se deja ver Edén con un ramo de rosas.
De inmediato me sorprendo al verle ahí, sonrió y levanto mi mano en forma de saludo pero con sonrisa nerviosa.
—Edén... buenas tardes—exclama mi padre al verle ahí
—Hola, buenas tardes—sonríe. —Venía a dejarle este ramo de flores a Vianey—se pone un poco nervioso.
—Pasa, pasa—mi madre le invita con un tono meloso.
—Bueno, encenderemos el auto. Te esperamos afuera, princesa—exclama mi madre mientras jala a mi padre del brazo y salen de la casa dejando la puerta principal abierta.
Edén pasa y me saluda. Extiende el ramo de flores con rosas de color lila, blancas, rojas, de color rosa palo y rosa claro. —Son un regalo que quería darte, las mire y me recordaron a ti, quería traerlas por el 14 de febrero—sonríe.
—Están hermosas—no atino a decir nada, más que esas palabras. Mientras la tomó en mis manos y sonrió, sinceramente me pone nerviosa tenerlo ahí de frente y estando a solas en la casa.
—Como tú—me responde y sonríe mientras me observa.
Me sonrojo. —Hmm, tengo que ir a la fiesta de mi escuela, ¿quieres venir? Lamento dejarte aquí, pero ya confirmé que iría y sabes que si no vas luego los maestros bajan puntos, como odio eso—comentó y hasta cierto punto me veo imprudente.
Asiente y da media vuelta. —De hecho venía a invitarte para que saliéramos, pero lo podemos dejar para otro día—exclama mientras camina de regreso a la puerta.
Se nota molesto, así que le sigo y le tomo del brazo. —Lo que digo es en serio, tengo que ir. Me encantaría salir luego contigo—por unos segundos me quedo estática y luego me acerco y le doy un beso en la mejilla.
—No te preocupes, yo entiendo eso—ríe. —Salimos después, cuídate—se despide y se retira.
Me quedo en la puerta de mi casa y voy media vuelta para colocar el ramo de flores sobre la mesa. Escucho un murmuro. —Vaya... de chico malo a niña indefensa...—con un tono burlón, aunque no puedo descifrar si es voz femenina.
Coloco el ramo lentamente en la mesa, y camino por la casa buscando eso que llamo mi atención. Es de esperarse que sea Arely, logro ver una sombra en la habitación de invitados, el cuarto que está a un costado de las escaleras. La recamara esta completamente oscura, a pesar de que se que no hay nadie, me da miedo. Lentamente abro la puerta y enciendo la luz, al mismo tiempo escucho a mi madre gritarme <<Vianey>>.
Volteo y sonrió. —Me asustaste—exclamó.
—¿Qué sucede?—inquiere mi madre mientras se asoma a la habitación.
Yo niego con la cabeza y apago la luz. —Nada, mami. Vámonos—sonrió y salimos de la casa rumbo al inmueble donde estudio.