¡ Heredero a la vista! (#2 de la saga heredero)

Dustin Salvatierra.

Dustin

Cuatro años antes.

Cansancio.

Me sentía bastante cansado por todo lo que que estaba pasando en mi vida en este momento.

Ya no soportaba más el rechazo de mi propio padre, para conmigo.

Estoy agobiado hasta el tuetano por sus constantes reclamaciones y es tanta mi incomodidad que ya había pensado en irme de la casa pero, lo único que me retiene en casa es mi adorado madre.

Me llevé el vaso de licor a los labios y tras llevar a cabo esta acción mi teléfono sonó, anunciándome una nueva llamada.

Tomé el celular entre mis manos y decline la llamada.

Esta noche no estaba en condiciones de hablar con nadie.

Perdería mil veces quedarme aqui llenando mi cuerpo de alcohol que ir a la casa a pelear con mi padre.

—Dustin, que alegría verte aquí -gire mi cabeza luego de escuchar estás palabras y hice una mueca la ver de quién se trataba.

Era nada más y nada menos que una de mis ex novias. La que más lucha me ha dado de sacarme de encima.

—¿Qué quieres Lucía Fernanda? ¿Tengo que acudir nuevamente a amenazarte para que te alejes de una vez por todas de mi?

Ella me regaló una pequeña sonrisa a la cuál yo respondí con una mueca.

—Tendrás que hacer más que amenazarme para lograr apartarme de tí, Dustin. Porque eres mío solamente mío y de nadie más.

Hay está haciendo acto de presencia su locura.

Me giré sobre mis pies para ignorar por completo a Lucí Fer. Porque ella es el verdadero  demonio. Uno que me teniene harto.

Mi teléfono volvió a sonar anunciado una nueva llamada. Hice una mueca y lo deje pasar.

—Dustin.... Con gusto te puedo dar un lugar donde descargar tu frustración, te puedo dar una agradable noche de pasión. -mire a él demonio llamado Lucía Fernanda y solté una gran carcajada.

¿Esta que se cree?

Solo me queda reírme de sus locuras.

—Ni volviendo a nacer pasaría la noche contigo. -tras decir estás palabras los ojos de ella se encendieron del coraje.

Me importaba poco herir sus sentimientos.

—Preferirá mil veces pagarle a una puta que volver a meter mi verga en tu vagina.

Lucí Fer me dió una mirada matadora, y poco después se marchó totalmente cabreada.

Ella se había buscado estás palabras de mi parte.

Volví a llevarme el vaso a mi boca y con decisión me dirigí al barman.

—Dile a tu jefe que me envíe una mujer -él hombre asintió y yo me retiré del la barra.

Esta noche dejaría que el placer y el desenfreno fuera el actor principal.

Subí las escaleras, mientras me mentalizaba de que hoy será mi última noche en la ciudad, porque mañana mismo me marchó de una vez por todas de este maldito lugar.

Me dolía dejar a mi madre y mis hermanos pero, ya no podía soportar los ataques de mi padre. Así que con mi partida le pondría un punto y final a nuestra batalla.

Una vez en el segundo piso me dirigí a la habitación que siempre utilizaba cuando deseaba tener sexo desenfrenado.

Tomé el picaporte entre mis manos y sin esperar abrí la puerta. Encontrándome con la habitación totalmente oscura, entre en ella y sonríe al ver todos los juegos sexuales.

No es que me gustará propinar dolor mientras tenía sexo, pero de vez en cuando me gusta salir de la rutina.

Tomé entre mis manos uno de los artefactos e inmediatamente una sonrisa se colocó en mis labios.

Esta noche jugaría a ser un amo, tal como Christian Grey.

Escuché la puerta ser abierta y un segundo después unos pasos acercándose a mi.

—Desnudate -le ordené sin girarme y pude escuchar de la boca de la chica una maldición.

Me giré sobre mis pies tras escuchar sus pequeñas pero audibles palabras. —Maldición…

—Maldición no querida, está noche te prometo que será una bendición para tí. -verbalicé mientras me acercaba a ella. Alargué uno de mis brazos hacia ella y tomé con posición su cintura. Atraje a la chica hacia mi cuerpo, y sin esperar mis labios se colocaron encima de los de ella.

La mujer torpemente me siguió el beso y yo al terminar de degustar sus labios deje una pequeña mordida en su labio inferior.

Obteniendo un jadeó por parte de la exquisita mujer.

—Te prometo que será la mejor noche de tu vida.

No le di tiempo a responder ya que la encaminé hacia la cama. La deposite con cuidado sobre el colchón y el diminuto vestido que llevaba me dejó ver que llevaba una pequeña tanga de color blanco.

—Te dije que te quitarás el vestido... -inquirí mientras abrí sus piernas. Acaricié su muslo y la respiración de ella se volvió irregular. —¿Te comieron la lengua los ratones?

—No me dió la gana quitármelo. ¿Es lo que quería saber?

Sonreí luego de escuchar estás palabras salir de la boca de ella.

Esta mujer se merecía un castigo por su altanería, y yo le daría uno que no olvidará nunca.

Seguí recorriendo su muslo y justamente cuando estaba por llegar a su centro ella quiso cerrar las piernas. Las abrí y cuando mi mano llegó al lugar donde ansiaba le destroce la tanga por completo, ganándome con esto un pequeño gritó de su parte.

—Oh preciosa, no sabes la noche que te espera. -acote mientras acariciaba el punto de recepción del placer de toda mujer, su centro.

Acaricié a mi antojó su clítoris y ella se estremeció. Me encanta verla así, expuesta y receptiva.

Cuando deje de tocarla ella bufó. Pero fue temporal porque sustituía mi dedo por mi boca.

—Uhhhhn... -escuche que ronroneó mientras yo desgastaba de ella.

Sentí como sus manos hundían mi cabeza hacia adentro y esto me motivó a degustar sus carnes y hacerla venir con solo marmarsela.

Sentí como los espasmos cubrían por completo su cuerpo y en ese momento retire mi boca para que mis dedos tomarán el lugar. Antes de que ella llegará a la cima del placer entre dos de mis dedos en su interior y ella se retorció, gracias a la gran ola de placer que estaba experimentando.




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