¡ Heredero a la vista! (#2 de la saga heredero)

Capítulo 14: Mujer del diablo.

Aitana

—Mujer del diablo. Quitame estas malditas esposas en este momento si no quieres…

—¿Si no quiero que…?

Me coloque delante de él y Dustin no dudo en fulminarme con los ojos.

—Sueltame mujer del demonio.

Negué con la cabeza, y él maldijo

—Decidi que esté sera tu castigo por esposarme a tí.

—Te juro por lo más sagrado que tengo que si no me sueltas en este preciso momento te matare con mis propias manos.

—Creo que tendrás que matarme con tus manos porque por nada del mundo te quitare esas esposas.

Dije mientras me colocaba las botas de montar.

—Este día encerrado aquí te ayudara a reconsiderar el hecho de esposarme a tí, cariño. -inquirí para después lanzarle un beso.

A lo que él respondió con una de sus tipicas miradas fulminantes.

Qué se joda por lilipendo.

Camine hacia la puerta y justo antes de tomar el pomo de la puerta escuché la voz de Dustin.

—Te lo abvierto Aitana.

—Y yo te abvierto que tendras un excelente día para pensar en la descabellada idea de esposarme a tí. Y ni se te ocurra llamar a Hugo o a Norma, porque ellos tienen el día libre. Así que tendrás la casa para ti solo cariño. Puedes grirar todo lo que quieras.

—No estoy para relajos Aitana. -verbalizo él mientras forcejeaba para soltarse de las esposas. —Tengo mucho trabajo que hacer.

—Debiste pensar en que yo tenia mucho trabajo que hacer cuando decidiste esposarme a tí. Pero no lo hiciste así que yo tampoco pensaré en la infinidad de trabjo que tienes por realizar.

Él se removió en la cama y yo sonreí.

—Nos vemos cariño.

Dije estas palabras y Dustin gruño.

—Cuando logré quitarme estas esposas tendrás que huir de mi porque te voy a matar.

—Perro que ladra no muerde.

—Pues este perro te va a morder Aitana. Muy duro.

Soy yo, ¿o esas palabras estuvieron cargadas de doble sentido?

—Por el momento no me voy a preocupar por lo que me vas  hacer Dustin. -tras estas palabras abri la puerta. —Nos vemos al finalizar el día cariño.

—Vete al mismísimo infierno, mujer del diablo.

Me lleve una de mis manos al pecho para aparentar estar ofendida.

—Pense que era tú mujer.

—Mi mujer no sería una auténtica diabla como lo eres tú.

—Me alagan tus palabras, cariño.  Y al mismo tiempo esto te da a entender que no puedes meterte conmigo, porque cuando quiero puedo ser una auténtica diabla. -el rodó los ojos y se atrevió a lanzarme una de las almohadas. —Ah, y otra cosa. El diablo no es mi esposo, el ed mi aprendiz.

Luego de decir estas palabras abri la puerta y sali con rapidez de la habitación.

Que se joda ese maldito.

En pleno pasillo encontré a mis dos ángeles.

—¡Mamá!

—¡Mami!

Sonreí al ver a mis dos hijos correr hacia mi con los brazos abiertos.

Me agache para que me abrazaran.

—Mis niños.

—Mamá, quiero ir a cabalgar. -pidio Diego luego de darme un beso en la mejilla.

—Mami, yo quiero una manzana.  -inquirió mi hermosa princesa mientras jugaba con el dobladillo de su suéter.

Me atreví a extender mi mamo hacia ella y acariciar su cabello.

—Te daré todas las manzanas que quieras mi amor.

Ambos niños se miraron por un momento para después hablar al unísono.

—¡QUEREMOS UN HERMANITO!

Santo cristo bendito. Estos niños me han lanzado un dardo de esos que te dejan atontado.

—¡QUEREMOS UN HERMANITO!

—¡QUEREMOS UN HERMANITO!

Negué con la cabeza cuando volví a la realidad.

—Yo…

Ambos niños me miraban fijamente y aquí estoy yo sin poder articular palabra alguna.

¿Dónde quedo la mujer que siempre tiene algo que decir?

¿Dónde quedo la parlanchina?

—¡Aitana……!

Salvada por la campana.

—¡Aitana……!

Con rapidez tome la mano de ambos niños y empecé a caminar con rapidez.

—Mamá quiero ver a papá.

—Veremos a papá cuando volvamos del día de campo que tengo preparado para los tres.

Con estas palabras logré que los niños no dijeran nada más.

Te salvaste perra pero, la próxima vez no tendrás tanta suerte. Dijo puteria bastante dolida.

Me estas deseando el mal porque no permití que Dustin me jodiera el coño. Emití estas palabras y putería golpeó el piso con fuerza.

Cuándo él coloque sus manos sobre tí y te folle con rudeza. Lo tendrás bien merecido, perra.

Eso es lo que quieres tú puteria. Que me de tan duro que no pueda sentarme de días. Solo porque tú deseas gritar hasta quedarte afonica, por ser la puta que eres. Puteria se atrevió a sonreír.

Puta de los mil demonios.

—Señora, ya esta todo listo. -la voz de Normal me trajo a la realidad.

—Gracias Norma. -dije mientras le daba una sonrisa. —Recuerda que tienes el día libre para hacer lo que quieras.

La mujer nego con la cabeza.

—Si me atrevo a tomarme el día libre puedo caer en tentación. Y eso es algo que no quiero.

Otra que se suma a la lista de las que desean que la follen pero, estan renuentes a que ocurra por el momento.

—Lo mejor que puedes hacer es caer en tentación pero si no estas lista no deje que suceda.

Norma se atrevió a carcajearse.

Por Dios… que hw dicho.

—¿Si caer en tentación es lo mejor, porque usted no se ha rendido ante los encantos y deseos del patrón?

Esta mujer ha dado justo en el clavo.

—Caere, eso es solo cuestión de tiempo.

—Mami. ¿Puedo llevar mi caballo?

—¿Qué caballo cariño?

—Papi nos compró un poni. -inquirió Daisha mirándome fijamente. —¿Puedo llevar a lucesita?

Que hermosa mi princesa.

—Pueden llevar a su caballo mi amor.

Ambos niños soltaron mi mano y se dispusieron a correr a la salida de la cocina.




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