Aitana.
En cuanto llegue al rancho deje mi caballo en las caballerizas y corri hacia la puerta de entrada del rancho.
Y tras entrar mis ojos observaron una escena totalmente repugnante.
Los padres de Amaia haciendo el frutifantastico en plena cocina.. él bombardeandola muy gustoso y ella clavándole las uñas en la espalda.
Por Dios. Ver esta escena es como ver s mis padres cogiendo.
Este es el momento en que digo: puta que asco.
Me tape los ojos y hable.
-Les agradecería que por favor....
El padre de Amaia se encargó de interrumpir mis palabras.
-Callate Aitana y déjame terminar en paz.
-¿Qué pretendez ahora Aitana? Vete de paseo y dejame disfrutar del delicioso trabajo que este hombre esta haciendo.
-Le dire a Amaia que están cogiendo en du cocina. -los acuse sin dejar de taparme los ojos.
-Dile que inaguramos el racho. Que lo hicimos en el baño, granero, en la habitación, en la alfombra y por último la cocina.
Y yo que pensaba que la enferma sexual soy yo.
-Para de enfermos.
-Vete lunática.
-Los dejo para que terminen de hacerle un hermano a Amaia.
-Dejame desifrutar de este placer Aitana así que largate de una buena vez. -la madre de Amalia se atrevió a decir estas palabras y yo sonreí.
Aún con los ojos tapados empecé al marcha hasta la habitación de mi amiga y justo antes de que pudiera salir de la cocina escuché un par de palabras provenientes de la madre de la ranchera que tengo como amiga.
-Mueve más rápido. Dame más duro, hazme recordar nuestro primer explosivo momento.
Explosivos y excandalosos. Esas son las palabras correctas para describir a los padres de Amaia.
Negué con la cabeza luego de escuchar el gran gemido que emitió uno de ellos dos.
-Lo mejor del mundo es coger pero, hacerlo con discreción y en privacidad supera todo. -dije en cuanto empecé a subir los escalones.
» Eso dices ahora Aitana. Porque si mal no recuerdo la noche en que el robaste el esperma a Dustin no paraste de gritar pidiendo que te diera más duro. Cogiste como una perra en celo y tus gritos los escucharon hasta los muertos. Verbalizo puteria y no ne quedó más que rodar mis ojos.
Esta puteria si que esta dolida conmigo.
» Como no estar enojada cuando tú le ordenaste a ese hombre que saliera de ti. Arruinando por completo mi plan de coger, gritar y pedir más.
La charla mental con puteria llego a su fin cuando escuché la voz de la abuela a mis espaldas.
-A tí te quería ver, Aitana.
-Si es para preguntar sobre el hombres que embarazado a mi amiga pierdes tu tiempo abuela porque de mi boca no saldra ni una sola palabra.
La abuela se atrevió a rodae los ojos.
-No es eso que te iba a preguntar pecadora.
-Pregunta pues...
-¿Qué crees que sea esta vez? ¿Niña o niño?
-Me gustaría que Amaia tuviera un niño. -dije con añoranza. Y la abuela entrecerró los ojos.
-Tendras a tu hijo en brazos muy pronto Aitana.
¿Qué? ¿De que esta hablando ella?
-Abuela yo...
-Nada es imposible y no hay mentira que dure cien años.
La mujer se marchó antes de que pudiera verbalizar palabra alguna. Y yo me quede a mitad de las escaleras pensando en lo que la abuela acaba de decirme.
-¿Sera posible? -acote mientras colocaba una de mis mano en el vientre. -No, la oportunidad de gestar un bebé en mi interior se esfumo de mis manos hace tres años.
Las palabras del maldito de Eleazar llegaron a mi y yo no dude en maldecirlo.
"Cumplí mi cometido Aitana. Nunca podrás ser madre porque yo te arranque la posibilidad a los golpes... y no sabes lo feliz que me siento maldita zorra."
-Tú contibuiste a que perdiera la oportunidad de ser madre. Y ahora lo único que me da satisfacción es que estas ardiendo en el infierno.
La mano que mantenía en mi vientre la deje caer a mi costado.
-Siempre soñé con tener una gran familia pero por la culpa de ese maldito no podre gestar más hijos en mi interior.
Una lágrima amenazo con salir de mis ojos pero esta no llego a salir de mis iris.
-Es momento de vivir el presente.
Me dije y tras hacerlo retomé el camino hacía la habitación de mi mejor amiga.
Cuando estuve al frente de la habitación, di varios toqué. Pero en ningún momento Amaia me invitó pasar y esto me alarmo.
Tomé el picaporte de la puerta y sin perder tiempo la abrí.
Inmediatamente entre a la estancia y recorrí la habitación hasta colocar mis ojos en una Amaia adormilada.
-Me enteré que estás en cinta, Amaia. ¿Piensas contarle a tu Playboy? -ella arruguo su seño al escuchar estas palabras.
-No se. Estoy evaluando los pros y los contra de contarle a Duncan. -asentí. -¿Por que estás tan interesada en si le contaré la verdad al trotamundos?
No espero menos de ella. Ser mi amiga tiene que servirle de algo.
Camino hacia la cama y sin esperar ni un segundo me acosté al lado de Amaia.
-No quiero que tú hijo pase lo mismo que a Diego, Amaia. Dile a Duncan de la existencia de su hijo, no dejes que pasen cuatro o cinco años para contarle al idiota ese que dejó a sus renacuajos en ti. Hazlo ahora y ahorrate el trago amargo de escuchar a tu pequeño hijo preguntándote a cada rato sobre su padre.
Amaia hizo una mueca luego de escuchar mis palabras.
-Lo haré pero no ahora.
Grave error por parte de ella.
Porque esas palabras las dijo y tuvieron que pasar tres años, y que mi hijo me implorara conocer al donador de esperma que le robe sus renacuajos.
La observe acomodarse en la cama y poco después bostezó.
Y yo me atreví hablar.
-Lo siento pero no dejaré que cometas el mismo error que yo. Perdóname Amaia, pero no me quedaré de brazos cruzados.