Aitana.
—¿Donde está esa rata?
Verbalice entre dientes mientras miraba al hombre.
—El señor debe de estar en un avión, rumbo al caribe.
Genial, todo genial.
Él en un puto avión, y yo con deseo de arrancarle la piel.
—Ya puedes irte muchacho. -Alexander dijo estás palabras mirando a los iris al chico que Eleazar envío a decirme la verdad. —Vete antes de que al loco de mi hermano se le ocurra arreneter contra tu integridad física.
—No me ire, porque yo soy el encargado de proteger a los niños y a la señora.
Dustin miro al muchacho mal y no dudo en colocarse frente a él.
—A mis hijos y a ella los cuido yo
Así que si no quieres que te saquen en un ataúd de mi rancho marchate en este mismo instante.
—No lo haré, Salvatierra. -el hombre levantó su cabeza para mirar al rachero fijamente a los ojos —Mi misión es protegerlos, y por nada del mundo perdere de vista mi objetivo.
Estas palabras parecieron no gustarle a Dustin porque formó sus manos puños.
—No te lo voy a volver a repetir…
Antes de que Dustin armará un desmadre la pequeña Dana se acercó a él, tomó el borde de la camiseta del rachero y tiró con fuerza.
—Papi…
—¿Dime cariño?
Dustin dijo estas palabras sin apartar los ojos de hombre.
—Deja que Nicolás se quede con nosotros, por fa. Papi…
Alexander coloco sus ojos en mi y no dudo en hablar.
—Ella sera la perdición de Dustin. El gran dolor de cabeza de Dustin Salvatierra. A tí tenía que salir la niña, joder. Podre de él.
Me atreví a mostrarle mi dedo corazón a lo que el se carcajeó.
—Papi, di que Nicolás puede quedarse…
En esta ocasión Dustin dejo de mirar al nombre para colocar sus ojos en la pequeña manipuladora que tiene frente a él.
—¿Qué me daras a cambió?
—Te dare muchos besos papi.
—No me convence. -dijo Dustin para después colocarse de cuclillas.
Dana miro a Dustin por un momento y justo cuando Dustin iba a hablar ella lo interrumpió.
—Te voy a dar muchos besitos y el dibujo que hice de nosotros papi. ¿Aceptas?
—Acepto cariño -la pequeña sonrió luego de escuchar a Dustin emitir esas palabras. —Pero tienes que prometerme que…
Dustin acerco su boca a la oreja de la pequeña para susurrarle varias palabras.
¿Qué esta tramando este loco?
—Esta bien, lo haré.
Dijo Dana.
—Dustin Salvatierra si me llego a enterar que involucraste a mi hija en algunos de tus locos planes te vas a enterar.
El mencionado enarcó una ceja y se atrevió a sonreír.
—Ella también es mi hija, así que puedo involucrarla en los asuntos que me den la regalada gana, señora mía.
¿Señora? ¿Es que este me ve la cara de ser una maldita señora?
»Eso te pasa por no dar el chiquito. Puteria se atrevió a burlarse de mi.
»Callate puteria si no quieres que te prive de convertirte en la gran puta que eres. Dije con seriedad a lo que la gran puteria me mostró su dedo corazón.
Entre ella y Dustin me van a matar.
—¿Señora?
—¡Oh, mierda……!
—Cuida tu vocabulario delante de mi hija Alexander Salvatierra, si no quieres que te lave la boca con jabón.
El teniente abrió la boca para hablar pero fue interrumpido por la voz de mis otros retoños.
—¡Mamá…!
—¡Papi…!
Levante la cabeza para ver Daisha y Diego. Quienes corrian hacia nosotros.
Dana se ocultó detras de Dustin y yo negué con al cabeza.
Pobre de mi niña.
Abri mis brazos para esperar a mis retoños y cuando estos llegaron a mi me abrazaron con fuerza.
—Mamá quiero galletas de chocolate.
Bese la mejilla de mi pequeño niño y este me devolvió el beso.
—Mami yo quiero helado de fresa.
—Mami les dara todo lo que quieran. Pero ahora tengo que presentarle a alguien muy especial.
—¿Un hermanito?
—¿Te comiste a nuestro hermano mamá?
—Hijos mios les presento a su hermana Dana.
Genial. El rachero de mierda me quito la primicia de anunciarle a mis hijos sobre su hermano.
—¿Dana? -pregunto Daisha y en cuanto vio a la pequeña salio de mis brazos hacia ella.
Las dos niñas se fundieron en un fuerte abrazo.
—¿Tengo otra hermana mamá?
—Si, Diego. Ahora ve a abrazar a tu hermana porque si no se va a poner muy triste.
El pequeño asintió y tras hacerlo corrió hacia sus hermanas. Las abrazo y juntos los tres compartieron su primer momento.
—Te amo Aitana. Te amo por darme a esos niños. Te amo por devolverme las esperanzas de tener una familia.
Dustin sin pensarlo se atrevió a besar mis labios.
Correspondí a su beso con la misma pasión con la que él me está besando.
—¡Aitana…!
Me separe de Dustin muy a pesar luego de escuchar la voz de mi madre. Quién me miraba con lagrimas en los ojos.
—Ellas son mis nietas. Son tus hijas.
Mamá corrió hacia mi, y en un intento rápido por abrazarme empujo a Dustin.
—Reconsidere la idea de no matarme suegra porque gracias a mi esos niños están presentes.
Mamá rodo los ojos.
—Pense que nunca volvería a ver un niño tuyo hija.
—Son más mios que de ella…
Mi madre fulmino a Dustin y este negó con la cabeza.
—Mamá a quien deberías estar abrazando es a tus nietos no a mi.
Ella asintió y sin verbalizar palabra alguna se acercó a donde estaban los niños.
—Tu madre me quita todo el mérito Aitana. Debes dejarle en claro que gracias a que yo te tomé ellos estan aquí.
—Dustin Salvatierra, es mejor que te cayes.
—Aitana. Eres digna de admirar.
—Gracias teniente Salvatierra.
—Señora…
Mis ojos se detuvieron en Nicolás.
—Seras el encargado de cuidar a mis hijos chico. -vi que él abrió la boca para replicar pero antes de que dijera palabra alguna me adelante. —De mi seguridad se encarga el mequetrefe que tengo por hombre. Así que tu objetivo son mis hijos. Cuidá de ellos, solo eso te pediré.