Aitana.
"Esta noche, tú y yo tendremos una cita romántica. Ponte guapa"
Observe mi reflejo en el espejo y sonreí al ver lo irresistible que me he colocado para mi cina romántica con mi hombres.
Con decir que no me he puesto bragas, tal y como Dustin me había pedido.
—Estas consiente de que ese hombre no dejara de mirarle los pechos Aitana. Te aseguro que tendrás a Dustin toda la noche fantaseando con saltar sobre tí y llevarse a la boca una de tus naranjas.
Deje de mirarme para colocar mi vista en mi madre.
—Eso es lo que busco madre.
—Es una lastima que no puedas quedar embarazada porque te aseguro que esta noche ese ranchero hubiera dejado un bebé en tí.
—Me hubiera encantado volver quedar embarazada. Si pudiera le daría ese bebé que tanto Dustin anhela.
Mamá hizo una mueca e inmediatamente se acercó a mi para abrazame.
—Ustedes todavía pueden ser padres hija.
—No quiero tener un bebé por vientre subrogado. No quiero que otra sienta a mi hijo, no quiero, mamá. Porque solo deseo sentirlo yo. Deseo hablarle y que mi hijo responda dándome pequeña patadas.
—Oh hija.... -mamá me abrazó con fuerza. —Daria todo el dinero que tengo por quitarte ese inmenso dolor que llevas dentro de tí.
—No puedes madre, nadie puede.
Mamá me abrazó y justo antes de que pudiera volver a decir algo ambas escuchamos la voz de mi padre.
—Aitana, me has hecho el hombre más feliz de esta tierra al darme esos preciosos nietos. Bendito sea tu vientre.
Enarque una ceja luego de escuchar estas palabras.
—Vea usted la vuelta que da la vida señor Hewitt. -papá se encargo de rodar los ojos. —Antes renegaba de mi sangre, pero ahora convenientemente bendices mi vientre.
—¿Nunca me perdonaras?
Negué con la cabeza, y al mismo tiempo me gane un fuerte pellizco de parte de mi adorada madre.
—Ni se te ocurra retroceder todo lo que hemos avanzado Aitana Marie Hewitt Spencer, porque me veras volar en una escoba. Y eso no te gustara para nada hija.
—Que le quede claro señor que lo acepte por mi madre, porque verla montada en la escoba es algo que odio, así que se salvo por ella.
—Por eso es que amo a mi mujer con todo el corazón.
Mi padre le lanzó un beso fugaz y mi madre lo acepto muy gustosa.
—Estos cuatro años lejos de tí me estaban volviendo loco mi amor.
Joder, y todavía se preguntan a quien saque lo caliente.
—¿Por que te estaban volviendo loco mi amor?
Me aparte de mi madre antes de escuchar la respuesta que mi padre le proporcionaría. Porque estoy cien por ciento segura de que la respuesta estaría estréchame ligada al ámbito sexual.
Papá dio un paso hacia mi madre, y ella también dió un paso hacia él.
—Me estaba volviendo loco no tener tu olor, no verte despertar en las mañanas y no poder enterrar...
—¡Suficiente...! -ambos colocaron sus ojos en mi. —No necesito saber te estabas volviendo loco padre. Así que obvia esas palabras.
—Que mal pensada eres Aitana. Iba a decir que no íbamos a poder cumplir la promesa de plantar el cerezo que tu madre tanto ama.
¡Ja! Este hombre piensa que soy estupida.
—Claramente escuché la palabra enterrar. Así que deje de estar tratándome como una estúpida padre. Por que no lo soy.
—Si prefieres escuchar lo que iba a decir allá tú... -papá extendió su brazo hacia mi madre, para atraerla hacia él. —Extrañe con locura enterrar mi verga en tí, mi amor.
Lo dijo.
Lo dijo.
¡LO DIJO...!
Pero eso no fue lo peor, lo peor fue ver como mi padre le comía al boca a mi madre.
Asco.
—Señora Aitana.
Desvive mis ojos hacia Norma, quien se detuvo abruptamente al ver la escena que mis padres estaban proyectando.
—Oh...
La pobre mujer se sonrojo hasta más no poder.
Pobre de ella, porque esos dos han arruinado la poca inocencia que ella le queda, al ver como papá devoraba a mi madre.
—Yo he...
Mis progenitores dejaron de comerse la boca luego de escuchar estas palabras, y como era de esperar mi madre se sonrojo explosivamente.
—¡Lucas...!
Me padre le guiño uno de sus ojos a Norma.
Y ella trato de sonreír.
—Y eso que nos has visto toqueteo, muchacha. Estoy seguro de que si llegas a presenciar esa escena tendras que sacarte los ojos.
—Guardate esa asquerosa escena padre.
—Lo haremos solo hasta que te marches hija porque después le daremos riendas sueltas a la pasión.
Rienda sueltas a la pasión, dice la señora.
Antes de yo poder hablar escuché la voz de mi hombre.
—Norma con esto logré confirmé que no sete puede enviar ha hacer el mandado.
—Señor.
Dustin negó con la cabeza y tras hacerlo coloco sus ojos en mi.
Los ojos de él se abrieron como platos al recorrerme con la vista.
—Madre mía.
Dustin se abrió paso hacia mi. Y justamente cuando estuvo al frente de mi hablé.
—¿Un poco de maquillaje, un par de botas vaqueras y un sencillo vestido te han dejado impresionado?
—Oh cariño, al parecer no te has visto en un espejo.
Dustin sin esperar extendió uno de sus brazos para tomar mi cintura.
—Ya me vi. Y no visualice lo genial que dices que me veo.
Mi rachero mordió su labio inferior, cuando coloco sus ojos en mi escote.
—Además de preciosa, deliciosa.
—¡Véanlo hay...! Tanto que me critican por demostrarle afecto a mi mujer pero, claramente han visto que yo no soy el único que fantasea con su mujer.
Dustin se tensó luego de escuchar la voz de mi padre. Y como si fuera fuego soltó mi cintura.
—Señor.
—Dustin. -dijo papá sonriendo.
—Se que no he sido el mejor hombre para Aitana pero, le prometo que de ahora en adelante seré el hombre que tanto ella quiere.