En esos momentos Óscar pudo reaccionar y despejarse un poco tallándose los ojos y moviendo la cabeza para sacudirse. Entendió que su novia estaba enfrente de él y que curiosamente pudo haber cometido un gran error al confundirla con la paciente de la que había quedado sumamente atrapado.
Eso también fue algo nuevo para él. Nunca se le había pasado por la mente la idea de engañar a su novia. Siempre había estado muy enamorado de ella y sus ojos solo podían mirarla. No era culpa del tiempo ni tampoco de ninguno de los atributos de Amanda, simplemente estaba siendo hipnotizado por una nueva mujer que apareció en su vida.
Entre Amanda y él no solo había respeto y amor, la pasión estaba presente en cada posible momento para evitar así cualquier tipo de monotonía. Ambos habían hecho su parte en la relación, así como también los dos tenían el compromiso y querían seguir llevándolo así. Fidelidad y respeto, pasos firmes para llegar al matrimonio. Era la ilusión de ambos llegar al altar, hacer sus vidas juntos y envejecer. Pensamientos y planes que estaban temblando por la presencia de aquella chica que se estaba robando el corazón y la mente del médico.
—¡Hola amor!, Perdón no te vi entrar estaba sumamente dormido.—Usó un tono nervioso.—¿Cómo estás?—Preguntó amablemente como era su costumbre al dirigirse a ella.
—Creo que mejor que tú, amor mío.—Y la amabilidad era recíproca, algunos le llamarían cursilería, otros simple educación, otros más enamoramiento, sea cuál sea la razón que ellos eligieron para esto lo habían hecho desde siempre en su relación.—Te ves muy, muy cansado y con muchas preocupaciones.
Dicen que las cosas no se planean, al menos las que quieres que salgan bien. Pero Amanda era una mujer que caía en el pecado de la perfección. Para ella era tan importante la relación que se esforzaba por planear cada detalle para que fuera perfecto. Su pareja comenzó a adoptar dicha postura pero en ocasiones seguía siendo fiel a su propio estilo y dejaba pasar las cosas o improvisaba. Era lo que estaba haciendo en aquel momento, quería dejarse sorprender por ese momento de la vida aunque significara renunciar a la mujer que había estado con él siempre apoyándolo, haciendo planes juntos. No pensaba en nada más que en aquella mujer.
—Si, realicé una operación muy difícil además de atender a varios pacientes del accidente.—Se acomodó en la silla y se llevó las manos a la cara.—Como es costumbre todas estas operaciones son largas y laboriosas.
—Lo sé mi amor pero además he escuchado lo mucho que te ovacionan.—Se olvidó del tono serio para hablar con orgullo.—Eres todo un héroe en el hospital y claro, me imagino que también para esa señorita que salvaste.
—En el hospital todo mundo busca de quién hablar, así sea bueno o malo siempre hay alguien en la boca de los rumores.—Óscar se levantó de la silla por fin y comenzó a dar unos pasos para desentumecer sus piernas y el resto de músculos.—Así que no te preocupes, ya se les pasará esa etapa.
—Sigues siendo un modesto de lo peor, debes tomar el crédito, ¿Acaso no ves que es algo bueno lo que están diciendo de ti?—Sin duda era una novia que apoyaba hasta el final a su pareja, incluso en las malas siempre le daba ánimo.
—Tomaré el mérito, el crédito y los premios cuando logre salvarla por completo. Él no era así de modesto siempre pero está vez algo había cambiado. No solo se había encaprichado en tan poco tiempo de su paciente si no que intentaba ser perfeccionista para que su trabajo hablara por él en este ocasión. Pensaba que de este modo podría impresionarla mucho más cuando despertara.
—De momento solo puedo decir que he conseguido algo de tiempo pero esta paciente necesita más que eso.—Estaba realmente preocupado y así lo dejaba ver.—Aún no puedo hacerla despertar y es como si no hubiera hecho nada.
—Le salvaste la vida, tonto.—Usó un tono de ternura y regaño.—Aunque creas que ganaste tiempo eso es un gran mérito y estoy segura que ella te lo agradecería.
En ese momento y con esas palabras Óscar comenzó a sentir mucha culpa pues estaba hablando con su novia mientras en su mente estaba el rostro de la paciente a la que planeaba sanar para conquistarla. Esto lo ponía entre la espalda y la pared pues por un lado estaba la mujer que lo amaba y que había ido a apoyarlo en ese momento y por otro una desconocída que se había ganado su corazón y que llevaba en la mente como una noble y desprotegida chica que se debatía entre la vida y la muerte.
—¿A ti cómo te fue?—Intentó sanar esa culpa al querer preocuparse del mismo modo por ella.—¿Atendiste muchos pacientes?
—Si, estuvo pesado.—Dijo ella ahora sentándose en la silla.—La mayoría de los pacientes de ese accidente pasaron a mi especialidad, no los atendí del todo pero tuve que organizarme y hacerse cargo directamente de tres de ellos.
Mientras ella hablaba Óscar seguía pensando en su paciente y en cómo salvarla, necesitaba saber cómo seguía, qué evolución había tenido pero para eso necesitaba ir él mismo a verla, pero no sabía cómo safárse de ahí.
—Amor ¿Me estás poniendo atención?—Preguntó al notar la dispersión de su novio.
—Si amor, claro. Es solo que en un momento me quedé intrigado en como resolver el caso.—Trató de desviar la atención haciéndola sentir un poco culpable.—Al tú decirme que todos hablaban de mi operación me llenó un poco la presión y quiero responder bien ante la situación. Tengo que ir a ver la evolución de la paciente.
—Entiendo amor y te apoyo pero antes de eso me gustaría hablar de algo contigo.—Su tono de voz se puso un poco dramático.
—Si amor dime.—Le respondió intrigado y con ganas de saber de qué se trataba.
—Amm no es nada importante.—Se arrepintió de contarle su problema. —Creo que puede esperar.—Le dijo desanimada.—Ve a mirar la evolución de tu paciente y cuando termines conversamos.