—Buenos días queridos médicos.—Usó un tono alegre.—Como ya es costumbre, los he reunido aquí para la junta semanal, esta vez nos enfocaremos en los problemas de los pacientes que recién llegaron.
El director del hospital, el Doctor Eugenio Martínez estaba sentado en el fondo de la larga mesa en el área de juntas. Era como una oficina de lujo, tenía un proyector, computadoras, sillas cómodas y una mesa del mejor material. La decoración no dejaba nada que desear. Las paredes eran color hueso con varios cuadros de arte en ellas. En la esquina izquierda una cafetera automática a la que se recurria para deleitarse con esta deliciosa bebida.
El director había ejercido en ese puesto por más de tres años desde que se trasladó al país. Era un hombre de 45 años con un semblante muy agradable y muy inteligente. Era cirujano pero contaba con varias especialidades y un doctorado. Durante su carrera había ejercido en hospitales importantes de Latinoamérica hasta llegar al país de su madre; México.
En este país y hospital trató de llevar sus principios al pie de la letra como lo había estado haciendo pero se encontró con diversos cambios a los cuales se tuvo que adaptar.
El primero es que el lugar contaba con varios médicos con una excelente preparación y experiencia. Era tanta que cualquiera de ellos podía competir por ese puesto sin importar nada.
Lo segundo es la gran administración que se tenía y es que al ser el hospital de mayor lujo y prestigio en el país el dinero tenía que ser muy bien cuidado, valorado y administrado. Aunque había contadores para ello, él tenía que autorizar la compra e inversión de equipo y al ser el hospital de élite, muchos proveedores se peleaban por ofrecerle sus productos.
En México esta competencia comenzó a crecer cuando se formaron en el país los equipos necesarios, con esta innovación ya no era necesario recurrir a países extranjeros para conseguirlos. Pero al director no se le había quitado la espina de considerar a otros países como Alemania o Estados Unidos como potencia en estos equipos y era difícil dejar de comprarles.
—La mayoría de nuestros pacientes ingresados el día 20/02/2025 han sido rehabilitados Doctor.—Comenzaba el informe su asistente.—Todos los que ingresaron a traumatología han salido perfectamente, algunos necesitan rehabilitación pero sus casos fueron sacados adelante, eso habla muy bien de nuestro equipo médico en esa área.
Todos en la sala se sintieron orgullosos de sus palabras en especial la encargada de esa sección.
En el hospital había algunos rasgos de envidia y esto era porque existían dentro de él varias especialistas muy buenos, los cuales querían resaltar como los mejores siempre. A pesar de esto, en las juntas todos actuaban con gran unión y compañerismo pues no querían anunciar ante todos sus intenciones.
—Muchas gracias doctor Steve por el reporte.—Dijo el director muy sonriente.—Ahora hablemos de los pacientes que necesitan ser trasladados.—Hablaba muy fluido, no quería usar más tiempo del necesario.—Ingresados ese mismo día y que venían producto del mismo accidente.
—Son tres, doctor. Uno de ellos necesita estar internado porque está muy inestable principalmente en su presión arterial.—Steve era el encargado de hacer todos los reportes en el hospital, aunque era un excelente cirujano lo suyo era más administrativo. Quedó en ese puesto gracias al director que le consideró una persona con mucha retención.—Sufre también de diabetes y con el susto, porque venía su pequeña nieta en el autobús, se detonó a una mayor escala y en estos momentos solo se le ha podido controlar pero no al grado de estabilizar.—Era feliz al hablar, era su momento y lo sabía.—Necesita estar en revisión una semana según el médico que le atendió aquí.
La junta estaba formada por 12 médicos en total. Algunos de ellos eran líderes de las diferentes ramas o especialidades del hospital. Otros más tenían puestos administrativos que incluía contabilidad, finanzas, tecnología, entre otros más. El único que faltaba era el subdirector pero él tenía que tomar el mando mientras el director daba la junta.
Todos los médicos estaban perfectamente alineados, bata blanca con el hermoso logotipo del hospital. Debajo de esta tenían sus ropas formales como camisas, blusas, pantalones de vestir, etc. Era un requisito indispensable ir bien presentables aunque algunos lo hacían simplemente por profesionalismo.
Estaban distribuidos en una larga mesa involucrandose en todos los lugares excepto el que estaba enfrente de la cabecera, esa siempre estaba vacía pues era del propio subdirector.
Óscar y Amanda se habían sentado juntos como ya era costumbre, cada uno representando a su especialidad y muy cerca de la cabecera que es dónde estaba el director.
El médico líder tenía una forma peculiar de sentarse, nada elegante como se podría pedir al máximo representante. Se sentaba recargado en su lado derecho mientras reposaba con su mano izquierda recargado en su cabeza, misma posición de un rebelde alumno en la escuela.
—La última paciente es la que salvó recientemente el médico Óscar.—Continuó dando el reporte.—Pero con ella no hay ningún avance ni diagnóstico certero, por tal razón no podemos canalizarla con instrucciones precisas. El médico aquí presente y todo el equipo están trabajando para llegar a un diagnóstico y a su vez un tratamiento.
—Eso sí es nuevo para este hospital y en lo personal para mí dirección.—Dijo el director mientras cambiaba de mano para sostener su cabeza.—Nunca me había tocado una paciente que no tuviera diagnóstico alguno, me parece muy exagerado teniendo a tantos especialistas.—Levantó la mirada.—Es más, me atrevo a decir que los mejores del país.
El silencio se hizo presente, para todos los participantes esto era como un regaño pues les pagaban bastante bien para desempeñar su trabajo y esto era como si no lo hubieran hecho.
—Así es señor director, tal vez necesitamos más tiempo para llegar a un diagnóstico, pero el problema es que el seguro está solicitando el traslado inmediato pues no pueden cubrir los gastos de este hospital.
—Qué pena por esa joven, dudo que en otro lugar le puedan dar la atención correcta.—El director parecía estar de acuerdo con la solicitud hecha y estaba a punto de dar la orden para el traslado.
—Un momento señor director.—Óscar se animaba a hablar sabiendo lo que venía y queriendo evitar que su paciente se fuera de ahí.