La ruptura de la que parecía ser la relación más hermosa de todo el hospital había sido motivo de chismes y comentarios de pasillo. Todos murmuraban acerca de esta situación y las mil razones inventadas para que esto sucediera.
Desde las más semejantes a la realidad como que Óscar se había buscado a otra, una paciente que era un amor del pasado del médico y que se interpuso en la relación.
Otras versiones decían que había estado bajo mucho estrés y que explotó con su hermosa novia. Algunas culpaban a Amanda por este hecho diciendo que tenía un carácter insoportable y que el noble de Óscar se había hartado.
Las versiones continuaban hasta lo más creativo pero que se alejaban de la realidad: "Óscar resultó ser gay y lo cacharon dándose amor en la sala de juntas. Mientras se especulaba Amanda llegó y los agarró en plena movida" Se escuchaba esto en los pasillos. "Amanda se va ir lejos a estudiar y tuvo que elegir entre lo profesional y el amor. Obviamente eligió su carrera".
Esto se comentaba en el comedor entre varios comensales asi como: "Amanda se consiguió un modelo europeo con el que piensa irse del estado, el pobre de Óscar no pudo resistir eso y se ha equivocado en una operación"
Todo esto era por la admiración que se había tenido en esta relación y esta pareja les había regalado una distracción inolvidable.
Así ocurre cada vez que alguien se equivoca, en estos lugares tan cerrados y de muchas horas de trabajo.
—¡Estoy desesperada!—Se quejaba Amanda mientras se agarraba la cabeza y llevaba su frente al comedor. —¿Escuchas todo lo que dicen de mí?, soy el hazmerreír del hospital.
—No te preocupes amiga, la gente habla por hablar.—Trataba de calmarla.—No saben lo que dicen y no se miden en los comentarios.
Su amiga era Rosalía, una médico de su misma especialidad con la que trabajaba la mayoría de los días según sus horarios. Una joven de su edad, con menos tiempo en el hospital pero con igual de ganas de sobresalir. Se hicieron amigas desde que se conocieron.
—Ya se, pero es muy feo cuando te toca a ti estar en la boca de todos.
Ambas estaban en el comedor que estaba casi lleno. Era la hora en que todos los médicos del primer turno salían a comer y ahí se desataban para hablar de todo.
—Solo espera a que encuentren otra cosa de que hablar o a qué se le baje a Óscar y los vean juntos otra vez.
—Veo más probable que encuentren otra cosa de que hablar que se le baje a Óscar su berrinche.
Amanda seguía muy triste y se estaba tirando al drama totalmente. Esto último era algo que ella casi nunca había hecho antes.
—¿Tan grave fue?, ¿Pues qué pasó realmente? Rosalía estaba muy intrigada, era quien de todas las personas más interesada estaba en conocer el chisme realmente. No tanto por el apoyo a su amiga si no por tener algo de que enterarse.
Amanda se sentía como niña regañada pues todos la miraban y hablaban de ella, algunos incluso sin disimular. El ambiente lo estaban poniendo muy tenso para ella que no hacía más que pasar por una mala situación y los demás se burlaban.
Estuvo a punto de levantarse y reclamar a los que hacían comentarios muy cínicos y sin mostrar respeto, pero justo cuando lo iba hacer Óscar entró al comedor muy enojado. Aventó las puertas y entró de una manera muy impulsiva llamando la atención de todos.
—¡Buenos días compañeros y compañeras!—Se detuvo en el centro del comedor y desde ahí les dirigió las palabras.—¡He escuchado varios comentarios respecto a mi vida personal, cosas que algún idiota sin cosas que hacer ha inventado y por supuesto solo tiene las agallas de decirlo a escondidas!—Giraba mientras hablaba pues quería gritarles a todos sin excepción.—¡La próxima persona que tenga ganas de hablar de mi vida e inventar chismes primero lo viene a platicar conmigo, si se atreve. De lo contrario le irá peor!—Comenzó a caminar hacia la barra donde servían la comida.—¡Si no tienen ninguna duda es todo, buen día!
Dejando a todo sorprendidos y sin nada más que decir, fue a pedir su comida sin perder más tiempo.
Sus acciones hicieron que nadie más dijera un solo comentario e incluso se atreviera a hablar durante ese rato. Había quedado un silencio muy profundo que llegó con unas palabras amargas.
—Nunca había visto a Óscar así de enojado.—Susurró Rosalía acercándose al odio de Amanda con una expresión en su rostro muy sorprendida.
—Yo tampoco, debió suceder algo para que se ponga así.—Respondió Amanda susurrando también pero no dejaba de mirar a Óscar quien se había ido a sentar hasta la última mesa donde no había nadie más.—¿Qué le estará pasando? Ha estado con muchos cambios, nunca me imaginé que se comportara así.
Las dos amigas se habían olvidado del desayuno por completo para observar y analizar a Óscar quien tenía incluso mal aspecto, no solo por su enojo si no también porque se veía cansado, desmejorado y sin atender su imagen personal.
—Tienes razón, antes siempre tenía una gran sonrisa en el rostro, buscaba cualquier oportunidad frente a algún espejo para peinarse, comía con los compañeros y se daba tiempo para tener sus gustos. Nada que ver con eso.
Rosalía era una mujer con excelente vista que usaba para fijarse en los pequeños detalles y así criticar más cómodamente a las personas que pasaban enfrente de ella. Esta casualidad le hizo ser una médico excelente además de tener memoria fotográfica. Así podía recordar exactamente el sistema óseo y muscular siendo una de las más destacadas atendiendo estas lesiones.
—¿Sabes si algún familiar cercano se enfermó o si tiene deudas que no puede pagar?
—No lo sé, sus padres viven en Estados Unidos y deudas no creo que tenga, él siempre se ha sabido controlar.
—Nunca digas nunca, mujer. Siempre hay una primera vez.—Rosalia seguía intentando meter argumentos para seguir chismeando de Óscar y su caso.—Esos síntomas los he visto en muchos conocidos y han sido provocados por tres cosas básicamente.