Heridas del corazón

Capitulo 16

Su aspecto físico había cambiado un poco. Tenía cabello muy abundante el cual se notaba más por estar severamente despeinado.

Su condición no era la misma, su semblante había cambiado así como si mirada. Quizá Amanda le hacia más bien del que quería reconocer, o quizá era el tiempo haciéndole saber que no se había estado cuidando como debía; las noches de desvelo, la mala alimentación, el estar de malas, ser consumido por el estrés, todo le estaba cobrando factura.

Tampoco ayudaba el hecho de que él mismo se descuidaba, no se cambiaba de ropa y pasaba días sin bañarse. La vanidad había pasado a segundo plano. Aunque cuando visitaba a su paciente optaba por acomodar su cabello o arreglarse la camisa, lo hacía para bromear con ella pues sabía que no podía verlo. Aún así, esperaba con ansias el momento de su despertar para ahí usar todos sus atributos.

La jóven estaba siendo cuidada de una forma que en su estado no podía percibir, pero seguramente su corazón notaba aquella calidez del médico así como de todo el personal que se había encargado de estar con ella. Algo no físico pero que era un elemento clave en cualquier tipo de recuperación... La moral y el ánimo se sentirse querido.

Óscar jalaba al director con ambas manos al hablar producto de su desesperación.

—He descubierto lo que ningún otro médico en este, “tu hospital de prestigio” y simplemente te deshaces de mi sin importarte este logro.

—Ese logro como tú lo llamas fue parte de esa obsesión tuya. Nadie más en el hospital estaba preocupado por ello.—La sangre fría con la que se expresaba no era digna de un lugar enfocado a la sanación pero para ellos era más como un negocio y día a día lo llevaban así.—Tienes que entender que se te brindó la oportunidad y se invirtió por tu prestigio en el hospital pero aquí nadie gana nada. No se va ganar con que cures a esa paciente y se muestre el caso. Ella es solamente una desaparecida a la que nadie ha buscado.

—Eso suena muy inhumano de tu parte. Hablas como si los recursos dependieran de ti y solo se enfocaran en tu beneficio propio.—Sacó la libreta y los documentos que llevaba para mostrar y los azotó en la mesa.—Sanar a esta paciente es algo innovador en el hospital, no puedes abandonarla así nadamás…Tengo la cura.

—Muy bien Óscar, has la cirugía y el tratamiento. Tienes una semana para eso, no seré tan mala persona para pedirte que te vayas sin que ejecutes eso por lo que has estado trabajando tanto tiempo.—Señaló ahora él los apuntes y la información que llevaba su acompañante.—Si ella logra despertar pediré que la trasladen al hospital donde vayas a estar trabajando. El hospital no se quedará con el crédito de tus esfuerzos. Puedes estar tranquilo.

Óscar se relajó un poco con la idea, aunque no era lo que esperaba, el haber recibido esa oportunidad le llenaba en ese momento.

—Me duele mucho este trato pero por profesionalismo lo haré.—Presionó sus puños llenándose de energía.—No voy abandonar a esa chica y cuando despierte sabrá que ha recibido una nueva oportunidad de vida por alguien que le quiso ayudar hasta el final.

—¿Alguien que le quiso ayudar o alguien que se obsesionó?—El director se levantó y comenzó a caminar para acercarse a su acompañante.—Óscar, ya deja de fingir, esto no es por profesionalismo y mientras más pronto lo aceptes mejor te irá en el caso y en tu vida.

Óscar quería replicar pero ya no se le dió oportunidad pues el director había decidido terminar.

—Ya no voy a perder el tiempo en esta conversación.—Retiró si mirada de manera definitiva.—Te he dicho lo que necesitabas saber. Los recursos están a tu disposición, ella es la única y última paciente que verás en este hospital en estas dos semanas. Después de que termines podrás irte y buscar un nuevo empleo. Se agradece todo lo que hiciste y por favor valora lo que se te dió aquí. En estos días date una vuelta por el departamento de contabilidad para ver lo de tu liquidación. Es todo de mi parte.

Esas frías palabras las acompañó con acciones igual de frías. Dió la vuelta dándole la espalda para no volver a mirarle mientras Óscar salía.

—Espero que no te arrepientas y que tú decisión la mantengas firme.—Le dijo con un tono melancólico.—Estoy seguro que hay buenos médicos que ocuparán mi lugar.

Óscar salió de la oficina aún consternado.

El hospital era un lugar que estaba a punto de cambiar. La situación con el médico Óscar Méndez había servido de ejemplo para que la directiva se diera cuenta que había varios problemas de disciplina en el lugar. Normalmente estos problemas no tendrían porque afectar el sistema de trabajo o las decisiones, pero en este caso ya habían rebasado los índices del profesionalismo y por ende el trabajo de los médicos hacia los pacientes.

Ante todo tenían que cubrir el prestigio para justificar los costos tan elevados. Para esta situación no solo era necesario que los mejores médicos y especialistas trabajaran en él, también se necesitaban resultados al momento de sanar pacientes. ¿Qué importancia tendría que el edificio fuera el más hermoso y lleno de oro si no era capaz de cumplir su propósito? Esa era la incógnita que presentaba el director a todos sus médicos cuando veía deficiencia en su trabajo.

Claro estaba que esos detalles secundarios eran importantes también, el lujo del lugar, las instalaciones, la tecnología, la imagen de los médicos, la excelente publicidad y todo aquello que generara puntos a su rendimiento como hospital.

Había ya demasiadas relaciones entre el personal, algunos disgustos por temas fuera del trabajo, fallas, faltas, entre otras muchas razones que le hicieron considerar los cambios. Dichos consistían desde traslados de área, cambios en los jefes de estas, nuevos horarios así como nuevas sanciones que iban desde las suspenciones, cambios de turno y el castigo más severo que era el despido. El doctor Méndez había sido claro ejemplo de esto.




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