Hermosa Mentira

Capitulo 2.

Era casi medianoche cuando Athalia llegó al departamento que comparte con su hermana y su mejor amiga, encontrándose a las mismas en el sofá, tapadas con mantas, dormidas en una posición que no parecía muy cómoda. Al ver la televisión prendida mientras se reproducía una película, supuso que se durmieron mientras la veían. Para no despertarlas Lía caminó a paso lento hacía la cocina, se sirvió agua en un vaso, y la bebió de a poco, con la vista perdida en la pared de la sala la cual se podía visualizar desde la isla de la cocina, mirando aquel mural que habían creado con su mejor amigo cuando tenían cerca de doce o trece años cuando ambos descubrieron su pasión por la fotografía, en éste habían fotos que ellos tomaban de vez en cuando, uno igual yacía en una pared de la habitación de Luke. Recordó que tenía que colocar las nuevas fotografías que habían tomado esa tarde, ya habían decidido su ubicación, así que Lia con suma delicadeza unió el par de fotos al mural.  
Luego de dar un rápido vistazo a las dos chicas que dormían plácidamente en su sofá, caminó hacia su habitación. En ese momento, cuando lo único que quería Lía era dormir, se recriminó el no haber ordenado todo antes de irse a la universidad. Pero no lo haría en esos momentos, así que tirando del endredon  consiguió que la ropa y los objetos que estaban encima de la cama terminaran en el suelo de su habitación, luego lo recogería. Cambió su ropa por un cómodo pijama e intentó dormir. El problema se presentó cuando ciertos pensamientos ocuparon su cabeza, sin dejar que pudiera pegar ojo. Tenía un importante exámen al día siguiente, para el cual no había estudiado nada, además de esto le tocaba trabajar hasta mas tarde, ya que al ser viernes iban más personas a la cafetería y por esto cerraban más tarde. También recordó que al momento de hablar con el director de la universidad esa mañana había encontrado un expediente académico que le trajo muchos recuerdos, sólo esperaba que no le trajera mas problemas de los que ya tenía. Varías horas después, luego de tanto pensar, consiguió dormir un par de horas.  
La alarma del móvil de Athalia resonaba en la habitación, ésta tanteo debajo de su almohada y logró apagarla. -Genial, no he dejado cargando el móvil anoche- pensó. Se levantó de su cómoda cama y se encaminó al baño.  
Ya desayunando, con Stella -su hermana-, hablaron de la cena que tendrían el sábado en lo de sus tíos. A ninguna de las dos le apetecía ir, pero no era un tema a decidir, su madre se encargaría de que se presentaran a como dé lugar. Athalia recordó lo del día anterior.  
-Stella. -Llamó a su hermana mientras depositaba su taza de café en la mesa.- Ayer ví el expediente académico de Nate en la oficina del director.  
La seriedad en la cara de su hermana le dejó en claro que para ella tampoco era una buena noticia.  
-No he hablado con nuestros padres, pero si nos tenemos que enterar de algo va a ser en la cena. -Mirando a Lía con lástima se acercó y la abrazó- No dejaré que vuelva suceder, te lo prometo. -Susurró. Athalia le devolvió el abrazo con más fuerza, sabía que su hermana mayor no iba a dejar que algo malo volviera a pasar.  
Al llegar a la universidad, más temprano que de costumbre, se dirigió a la biblioteca para estudiar. Como de costumbre estaba vacía, los jóvenes no suelen frecuentar libros como antes, o simplemente la tranquilidad del lugar, así que aprovechando esto Lía se sentó en una de las mesas del fondo, sacó sus apuntes y comenzó a repasar los temas de la materia.  
Un ruido la desconcentró, levantó la vista del cuaderno que tenía delante suyo y se encontró a un grupo de jóvenes de su carrera sentados a un par de mesas de distancia. Athalia no era la persona más sociable del mundo, pero solía llevarse bastante bien con sus compañeros, se saludaron y siguieron en lo suyo. Pero esa mirada oscura seguía en ella, cohibiéndola, como si una araña acechara a su presa y la mirara fijo con esos cuatro pares de ojos. Nunca le había visto antes, pero esos ojos iban a estar sobre Lía por un buen tiempo desde entonces.  
En vista de que la insistente mirada no iba a separarse de ella, y eso no la iba a dejar estudiar, la chica decidió caminar hacia su salón, en el cual no había nadie aún, pero nunca estaba de más llegar temprano y agarrar un buen lugar. Frustrada por no entender mucho de lo que había en sus apuntes, Lía cerró su cuaderno y su libro, era obvio que no le iba a ir tan bien en el exámen, y eso no era bueno en su situación.  
Dirigió su mirada hacia la puerta en cuanto ésta se abrió y detrás de ella apareció el chico de la biblioteca, frunció el ceño al ver a Lía, lo que causó que ésta hiciera lo mismo al no saber la razón de dicha acción del chico.  
-¿Necesitas ayuda?- Fueron las palabras que salieron de la boca del desconocido.  
-¿Quién eres?- Preguntó Lía ladeando su cabeza ligeramente.  
-Lo siento, soy Kian, Kian McAllister. Te vi en la biblioteca, me han hablado de ti- Se acercó a la chica.  
-Espero que te hayan hablado de algo bueno entonces.- Sonrió Athalia.  
-Bueno… más o menos, quizás algún día te cuente.- Y así como entró en el salón, volvió a desaparecer por la puerta.  
No lo negaba, eso fue raro. Y Kian había dejado a Lía con intriga, no sólo por sus palabras, sino por la fotografía que cayó de su libro. Athalia no tenía muchos recuerdos, pero estaba segura de que en uno de los álbumes que tenía Natalie- su madre- con fotos de la infancia de sus hijos, había visto la misma fotografía. 
 




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