Hermosa Mentira

Capitulo 8.

Acercándose por la espalda del chico Lía susurró en su oído. 

-¿Disfrutando de la fiesta Kian McAllister? 

Athalia sintió como él se tensaba y giraba en su dirección para ver en su mirada un leve toque de miedo y sorpresa. Lo que Lía no sabía era si se debía al susto de tomarlo desprevenido mientras bailaba y disfrutaba de la fiesta, o por algo que no podría descifrar.  

-¿Cómo sabes mi nombre?- Preguntó Kian confundido y con el ceño fruncido. 

-Me lo has dicho tú.- Al ver que él no lograba recordar el momento, agregó.- En Darg, cuando entraste en mi aula. 

-Oh, tienes razón, lo siento. Suelo ser un poco despistado a veces. 

Ya con una expresión normal en el rostro del chico ambos tuvieron una corta, y desinteresada conversación acerca de como la estaban pasando en la fiesta. Hasta que Lía intentó sacar a flote el tema del pasado. 

-¿Es posible que tú y yo ya nos conociéramos desde antes? Porque sinceramente te me haces un poco conocido.- Dijo la pelirroja con un deje de confusión, intentando que Kian no se entere de que ella pudo haber recordado algo. En seguida se volvió a hacer presente la tensión y el temor en las facciones de aquel chico. 

-Nunca te había visto en mi vida.- Y fue bastante obvia la forma en la que cambió su tono neutral a uno seco y sin rastros de querer dar más detalles. 

-¿Estás seguro?- Quiso indagar un poco más Athalia. 

-Si. Tengo que irme.- Y así como lo dijo, el pelinegro desapareció entre las personas que bailaban en aquella improvisada pista de baie. 

En el amontonamiento del lugar Lía logró divisar a su mejor amiga. Así que emprendió marcha hacia ella, sobretodo porque no tenía buena pinta, de sguro ya había tomado bastantes tragos mezclados y de golpe. 

-¿Estás bien Cala?- Preguntó en cuanto llegó al lado su amiga.- Estás palida.- Logró rodear su cuello con el brazo de la chica y la dirigió hacía un rincón medianamente alumbrado, para poder ver le estado real de Cala. 

-Estoy bien Lía, vine a divertirme y eso es lo que estoy haciendo. Quiero bailar.- Logró safarse del agarre proporcionado por la chica sobria y se volvió a dirigir al lugar donde estaba bailando hacía instantes. 

Lo único que pasó por la mente de la chica fue "no es divertido cuidar de tus amigos borrachos". Y lo único que hizo durantre la mayor parte de la fiesta fue estar sentada en un rincón, charlando con gente conocida, principalmente de Darg, hasta que llegó Alina, estudiante de su misma carrera, y persona con la que no tiene el mejor vínculo social. 

Alina era de esas típicas chicas perfectas que muchos envidian por su físico y su posición social, claramente eso lo usa a su beneficio para obtener lo que quiere y cuando lo quiere. Pocos son los que se atreven a contradecirla, y menos aún son los que lo hacen y mantienen intacto su status en Darg. Cuando la chica procedió a tomar lugar en el asiento contiguo al de Lía, ésta lo que hizo fue ponerse a la defensiva. 

-¿Qué quieres Alina?- Dijo Lía seria. 

-Sólo vengo a saludar. ¿Por qué esa actitud hacia mi persona?- Respondió la rubia ofendida. 

-Ahórratelo, ni lo intentes conmigo. ¿Ya no te fue suficiente? 

Athalia recordó de momento la rivalidad que tuvieron durante todo lo que llevan de estadía en Darg, y cuál fue la causa. No era algo de lo que Lía se enorgulleciera, pero al menos se había defendio de aquella arpía mortal- como solían llamarla varios de sus compañeros. 

-¿Quieres saber la verdad? No me interesa pelear contigo ahora. Lo que me interesa es saber por qué estas acercándote a McAllister, es un mal chico, está tachado como delincuente y quien sabe cuantas cosas más. 

-¿Delincuente? ¿Qué ha hecho?- Preguntó Athalia intrigada. 

-No lo sé, sólo son rumores. Aunque yo que tú me andaría con cuidado y lo pensaría dos veces. No quiero que tu imagen se vea manchada si no es obra mía.- Y ahí estaba el motivo de que de repente se hubiera acercado, claramente disfruta de arruinar a los demás, no se perdería la chance de hacerlo si se le diera la oportunidad. Y que alguien más lo haga por ella no estaba en sus planes. 

-Yo que tu dejaría de meterme en la vida de los demás para ocuparme de la mía, pero no todo es posible.- Ésta vez fue la pelirroja quien se marchó en busca de sus compañeras. 

No había cumplido con su cometido de averiguar cosas con Kian, se había topado con la presencia de un persona repugnante, y ahora se tendría que hacer cargo de su hermana y su amiga ebrias. Ya estaba siendo una noche larga, y lo que aún le esperaba. 

Es por eso que odiaba las fiestas universitarias, siempre eras el blanco de alguien, o terminabas siendo protagonista de una situación embarazosa que al día siguiente se volvería viral y te haría receptor de todas las burlas de la universidad por al menos un par de días. Era siempre una rutina nada agradable. 


 




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