Hermosa Mentira

Capitulo 11.

Sólo quedaba una clase para terminar su jornada universitaria aquel día, podía aguantar esa hora que le quedaba de ecología y podría descansar un rato antes de comenzar su turno en “Café Rose”, sin embrago, aquella mirada que sentía en su nuca le llevaba a pensar lo contrario. Al dirigir su mirada hacia atrás, en una de las últimas filas, unos ojos azules demasiado delineados para su gusto la miraban fijamente, eso le recordó a aquel día en la biblioteca cuando Kian la miraba de la misma forma, y sabía que conocía a aquella chica porque últimamente la veía con el pequeño grupo del chico, su mirada lucía como si algo le llamara la atención acerca de la pelirroja, pero ésta no sabía qué podía ser. Athalia frunció el seño a modo de confusión y aquella desconocida simplemente quitó su mirada penetrante de ella y la llevó hacia el frente donde el profesor daba la clase. No había razón para tomarle tanta importancia, pero la cabeza de Lía iba a mil, quizás aquella chica también conocía a Lía cuando era pequeña, pero si así fuera ya lo sabría, estaba segura de que aquella chica ya había hecho los dos años y medio de carrera en la misma universidad, si se conocieran ya se hubiera sabido, al fin y al cabo, los chismes en Darg nunca demoraban mucho en llegar a oídos de todos. 
Pasados casi treinta minutos de clase la secretaria del director llamó a la puerta del salón, requiriendo la presencia de Athalia. La susodicha comenzó a guardar sus cosas en su bolso mientras pensaba- allí se fue mi descanso- generalmente cuando la mandaban a llamar era porque habían reuniones del consejo estudiantil con la junta directiva, y en la mayoría habían problemas. Salió del salón y siguió a Rachel- la secretaria- hasta un pequeño salón en donde se llevaban a cabo éstas reuniones, la mayoría estaban sentados en una ronda, faltaban solamente un par del miembros del consejo que de seguro estarían saliendo de clases. Lía tomó asiento al lado de su compañera Phoebe, tenían una buena relación, aunque ella no la definiría como amistad, sino más bien como compañera y mano derecha dentro del consejo, era una de las opiniones que Lía tomaba más en cuenta a la hora de tomar alguna decisión el alumnado. 

Cuando los miembros restantes hicieron acto de presencia la reunión dio comienzo, el director de Darg- el señor Ross- se levantó de su asiento y tomó lugar frente a una pizarra con planos de Darg. Carraspeó un poco para limpiar su garganta y que se escuchara claro lo que tenía para decir. 

-Bien. Como saben, éstas reuniones son para anuncios importantes que el consejo estudiantil se hará cargo de difundir al resto de alumnos. Ésta vez es más difícil, ya que como sabrán, hace unas semanas hubo un accidente en uno de los laboratorios de química que destrozó casi por completo el lugar, por lo que hay que mandarlo a reconstruir y hay que abastecernos con todos los materiales que se perdieron. Sabrán que el costo de éstos es bastante elevado ya que las carreras de química en ésta universidad cuentan con materiales exclusivos en el país, por lo tanto el presupuesto no nos alcanza para todo.- Su mirada se paseaba por todos los presentes, pero de detuvo un poco más en mí y otro compañero- Las soluciones que hemos encontrado son dos. La primera, que ustedes puedan reunir el dinero necesario de alguna manera que involucre a todo el alumnado de Darg. La segunda, tener que sacarle parte de la beca a los becados.- Terminó serio, y mis facciones estoy segura que decayeron en una mueca de reprobación. 

-No puede hacer eso, si los alumnos tienen esa beca es porque la necesitan.- Recalcó Lía en un tono enojado. 

-Lo sé señorita Jackson, pero son las únicas opciones que pudimos encontrar, por lo que si la primera no funciona, tendremos que acudir a la segunda. Queda todo en sus manos. Espero que puedan llegar a algunas ideas y me las comuniquen el viernes a primera hora. Dicho ya todo lo necesario, pueden retirarse.- con un ademán el director los invitó a salir del aula y tomó sus carpetas para hacer lo mismo. 

Todos salieron del aula, en el caso de Lía siguió camino hacia la salida, adiós descanso, debía ir al café. El estrés incrementaba en función del tiempo que transcurría, sinceramente ella no podía pagar una beca completa, apenas le alcanzaba para ocuparse de su parte del departamento y los gastos diarios, y si había algo que tenía claro era que el dinero que su abuela le enviaba no pensaba tocarlo, le devolvería cada centavo en cuanto ella lo aceptara. Debían encontrar una forma de reunir el dinero necesario para la reforma, y todavía no se le había ocurrido nada, pero ya pensaría más tarde cuando estuviese más tranquila. 

Rose la vió entrar desde su puesto en la caja registradora, una sonrisa apareció en sus labios, la pelirroja se la devolvió un poco decaída, a fin de cuentas Rose siempre lograba saber cuando las cosas iban mal, aunque quizás era Lía la que no podía disimularlo. 

-¿Ocurre algo niña?- preguntó tranquila. 

-No mucho Rose, cosas del instituto- respondió con una pequeña mueca. 

-Sabes que si sucede cualquier cosa importante puedes decírmelo. 

-Lo sé, pero necesito despejarme un poco, iré a cambiarme y comenzaré a atender, ¿Si? 

-Está bien Lía, ve. 

Luego de ponerse el delantal y dejar sus cosas en el vestuario, salió a servir una mesa, pero le llamó la atención una de las mesas del fondo, habían dos chicos, parecían discutir. Lía estaba segura de que los conocía, ese pelo castaño venía a su mente con un par de ojos iguales a los suyos, no tuvo dudas luego de unos segundo, eran Kian y Nate, pero para cuando se dio cuenta ya era tarde, ambos la estaban mirando fijamente, uno con cara de confusión y otro con más una seriedad que le heló la sangre. 
Sabía que eso iba a suceder en algún momento, pero no pensó que se diese tan rápido. 
 




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