13.
Abro los ojos y comienzo un nuevo día.
Tomo lo primero que encuentro y me preparo para la escuela. Finjo que bebo un vaso lleno de leche pero está lleno a penas a la mitad.
Entro a mi auto y conduzco lentamente, mis ojos perdidos en el camino. Creo que no me importa si muero, si me distraigo y me desvío del camino y me voy. Esto sería mejor que esto.
De nuevo, las personas siguen observándome. Pero camino sin verlos. Camino en línea recta. Las personas ríen. Los ignoro.
Entro a clases y olvido todo. Siguen hablando.
Algo llora dentro de mí.
Una chica pasa a mi lado y empuja mi cuaderno. No se disculpa, no lo recoge. Solo sigue con su camino. Ya no le importo en absoluto a nadie.
Jessica entra y frunce el ceño cuando me mira. Ellie hace una mueca de desprecio. Tenemos que hacer un trabajo en parejas.
Nadie me escoge.
Nadie me pide ayuda.
Lo hago por mi cuenta.
Lo hago con la memoria de Caroline Claire.
La siguiente clase, igual.
Pasan a mi lado y me empujan.
Se burlan de mí.
Siguen riéndose de mí.
Estoy muerta en vida.
Completamente muerta.
Cecilia me detiene de nuevo antes de la hora del almuerzo. Ella lleva una gran sonrisa mientras que mi gesto es completamente lineal. Vacía. Como yo. Como mi alma. Como mi mundo. —Escuché que Adam se mató por ti.
Abro mis ojos. ¿Qué acaba de decir?
Ella ríe. —Adam está en el hospital pero claro, no te importa.
— ¿Por qué? —Pregunto con miedo.
No he visto a Adam últimamente pero estos días han sido una mezcla de humo y olvido. No recuerdo nada de lo que sucede a mí alrededor. No sé qué día fue el último en que vi a Adam.
Ella silba. —No sé, averígualo tú.
— ¡Cecilia! —Le grito—. ¡Responde!
Finge que va a llorar. —Que miedo Sandy, pero no sé. Solo lo vi en su perfil. Alguien le escribió algo, ¿qué importa?
—Sí importa. —Lo defiendo. Tal vez ya no quiero a Adam pero cualquier vida importa. Ya no quiero que más personas me acusen por sus muertes. Ya no podría cargar con alguien más.
Ella aclara su garganta. —Claro, ahora sí te importa.
Se aleja.
Necesito verlo. Tengo que verlo. Le envió un texto con la esperanza que sus padres contesten algo pero nadie me responde. Ahora que lo pienso, cuando recordaba su existencia solo creía que simplemente me estaba evitando o estaba evitando la escuela pero ahora sí estoy preocupada.
No puedo creer cuantas personas se han topado conmigo solo para mal.
¿Por qué no soy buena? ¿Por qué me cuesta tanto ser una buena persona?
Solo queda esperar lo mejor.
~
Después de encerrarme de nuevo en la biblioteca, tenía otra clase. En esta, Charlie está ahí.
Nos miramos cuando entro pero solo me limito a asentir. No me siento cerca de él. No somos amigos, solo es él una persona amable y yo una desgracia para este mundo.
Al finalizar la clase, él se acerca.
—Hola. —Me saluda.
—No deberías hablar conmigo. —Afirmo. Soy una plaga.
Levanta su ceja. — ¿Por qué? —Puedo ver que piensa que estoy avergonzada de él.
Me apresuro a corregir eso. —Charlie, la gente habla de mí mucho, hablarán de ti si te ven conmigo.
Bufa. —Ellos ya hablan de mí.
Lo miro y me sonríe. —No tienes que hacer esto.
Charlie suspira. —Si no quieres que te hable… bien, pero… solo quiero ser tu amigo.
No merezco amigos. No merezco a Charlie. —Charlie, soy mala persona. Seguro ya habrás escuchado todo lo que dicen de mí.
Él muerde su pulgar. —Son unos tontos, esa es la verdad. Lo demás no me consta.
Trago saliva y me siento agradecida.
Caminamos fuera de la escuela. Las personas nos están observando. Se preguntan muchas cosas y seguro también piensan que soy patética. Charlie es un marginado. Me tienen lastima por juntarme con los marginados.
—Tengo que irme. —Iré al hospital. Le envié un mensaje al hermano de Adam y me contestó—. Pero, oye… ¿Por qué jamás te veo en la cafetería?
Se encoje de hombros. —No es un lugar seguro para personas como yo, voy al laboratorio de computación.
Tampoco para personas como yo.
Nos separamos y antes de seguir con mi camino, se acerca de nuevo. —Sandy, todo estará mejor.
Se va y me pregunto si es cierto.
Si realmente todo estará bien.