Hice Algo Muy Malo

20.

20.

Mamá no me habló por el resto del viernes y el fin de semana.

Solamente me dijo que seguiría lleno a la escuela pero que tendría que ir a la oficina del director a primera hora.

Yo no hice nada por el resto del fin de semana. No usé la computadora. No me moví de mi cama. Comí un par de galletas saladas pero eso era todo.

Ya no quería vivir.

Pasé casi dos horas viendo la cicatriz en mi muñeca. Si ahora mismo me cortara con fuerza, nadie me extrañaría. Mis padres me odian. En la escuela nadie me quiere. Los profesores me tienen asco.

Podría solo hacerlo. Acabar con el sufrimiento de una sola vez. Tener un funeral vacío y ser olvidada.

Quiero hacerlo. Quiero tener el valor de Caroline para matarme. No tengo las agallas porque soy débil.

Porque dejo que mi padre me golpee.

Y que me insulten.

Y más débil fui cuando jugué con las debilidades de otros.

Ya no importa nada.

Ni la ropa que uso.

Ni las horas.

Nada.

Voy a la escuela y aunque hablan y me critican, aunque me señalan y me empujan, ya no importa. Solo camino como muerta a la oficina del director. Al llegar, él suspira pero comienza  a hablar.

Dice que porque el video no es el original no puede expulsarme, que el video de la fiesta pudo ser manipulado y que cree que no es lo mejor. También me explica que ya faltan pocos meses para graduarme así que no vale la pena arruinar mi último año.

Ya está arruinado.

Informa que todos mis profesores me dejarán un trabajo extra, no podré asistir a ninguna celebración de la escuela, no podré faltar ni un solo día más si quiero graduarme, si hay una queja directa de un alumno, seré suspendida una vez más. Blah, blah, blah.

Castigos, castigos.

Estoy reclusa y soy una criminal. Eso quiere decirme realmente.

Afirmo que entiendo todo lo que me dijo y que lo obedeceré. Después, me iré. Algún día, lo haré. Me iré y jamás volverán a escuchar de la problemática Sandy Jones.

Salgo y me dirijo a lenguaje, con el profesor Werley. Ese profesor que tanto admiraba a Caroline.

Él me mira, suspira y comienza a explicarme de qué será mi trabajo. Me da el nombre de un libro y tengo que resumir cada capítulo.

Tiene cuarenta.

Todo para dos semanas.

Asiento y él suspira de nuevo. Maté a su alumna estrella.

La gente sigue chismoseando de mí pero ya no importa.

Cuento días para julio.

Pocos.

Casi nada.

Catorce de julio.

Suena bien para morir.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.