Hijos de dioses ocultos

Capítulo IX

Sebas y Will se quedaron cuidándome, intenté pararme algunas a veces, pero sentía que la cabeza me iba a matar.

—Le voy a decir a tu tío que si no tiene un medicamento para poder apaciguar el dolor. —Dice Sebas mientras se va de la habitación. Will y yo nos quedamos en silencio por unos segundos.

—Entonces... ¿También te aparecieron las marcas? —Dice Will mirando al piso.

—Sí.

—Al parecer nos pasó a los tres por igual. —lo miré confundida y él me sonrió y se bajó la manilla que tenía, tenía las mismas marcas negras. —También tenía miedo, entonces te entiendo...

Se acostó a mi lado con cuidado a no lastimarme y me abrazó.

—No sé por qué pasó esto, pero espero que sigamos siendo amigos pase lo que pase.

—Por favor, ustedes son como unos hermanos para mí, no creo que algo como esto nos vaya a separar.

Will se acomoda un poco más para abrazarme yo también lo abrazo y empieza a acariciarme el pelo, poco a poco siento como me estoy quedando dormida, el dolor ya no es tan intenso y siento una felicidad inmensa de tener amigos como Will y Sebas que siempre han estado para mí. Cuando estoy por quedarme dormida la puerta se abre y entran Sebas.

—Traje una pastilla con agua. —Dijo con una sonrisa, pero al vernos se le borró y se puso serio— Perdón, creo que interrumpo algo.

—No. —Dice Will sentándose— Solo hablábamos y quería que se le pasara un poco el dolor de cabeza.

Yo también me senté, le recibí la pastilla y el agua, me la tomé tranquilamente y me volví a acostar para descansar otro poco, pero entró Cristian con una crema.

—¿Qué es eso? —Pregunté curiosa.

—Mañana lo sabrás, por ahora voltéate para ponértelo en la cabeza. —Me volteo tranquilamente y siento algo frío en la cabeza, me empieza a doler un poco la herida y me quejo.

—Eso parece lodo. —dice Sebas confundido, escucho que Cristian suelta un suspiro pesado y se levanta sin decir una sola palabra.

Veo que trae un secador y lo conecta, veo a los muchachos confundida sin saber qué es lo que hace.

—Necesitamos que se seque. —dijo sabiendo que quería preguntar— Ayudará a cerrar la herida rápido y calmará el dolor.

—Pero parece barro. —dice Sebas curioso.

—Es un producto natural.

Siento como Cristian da unos pequeños golpes a mi cabeza y se siente algo duro.

—Está listo. —Pone un trapo a mi lado, y va quitando toda la crema hasta no dejar nada. —Te aconsejo que te vayas a bañar para que se termine de quitar los restos.

Veo como sale de la habitación, se lleva a Will y a Sebas con él, alisto una ropa para dormir y entro al baño para hacer lo que Cristian me dijo, mientras me bañaba buscaba la herida que se me debería de haber hecho, pero no encontré nada, aunque en la ducha si caía un poco de sangre seca que tenía en el pelo, no era mucha, también tenía algo de tierra en la cabeza. Salgo del baño para vestirme, tengo el vicio de ir por un vaso de leche para poder dormir tranquilamente así que salgo al pasillo, pero escucho como Will y Sebas discuten, me acerco a la puerta para escuchar mejor.

—Deje de hacer eso. Usted sabe que me gusta desde hace mucho. —Escucho a Sebas enojado.

—A mí también me gusta. Además, es más cercana a mí. —dice Will en un tono serio. ¿Está coqueteando con alguien que le gusta a Sebas? Qué descarado.

—Creo que te enseñe que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación, ovejita. —escucho la voz de mi tío a mis espaldas lo que provoca que me asuste.

—Es que están peleando... —digo algo triste, no me gusta que se pongan a pelear, menos por una mujer.

—Debes dejar que se arreglen por sí solos, mientras no sea a los golpes me parece que está bien. —dice con una sonrisa como siempre, me hace una señal para que me acerque, cuando lo hago me abraza y me acompaña a la cocina por mi vaso de leche.

—Déjame revisar tu cabeza. Veo que Cristian te puso el remedio.

—Sí ¿qué era eso?

—¿No lo recuerdas? Lo hemos usado toda la vida.

—Emm... No. —Veo que mi tío me mira con preocupación— Bueno, cambiando de tema ¿me adelantas de lo que nos vas a contar mañana?

—No puedo, necesito que los otros 2 escuchen también, pero si te puedo asegurar que nada de tu vida va a ser igual luego de esto, posiblemente no veas igual a tus amigos, ni siquiera a mí, mucho menos a tus padres... —Veo preocupación en su rostro.

—Tío, siempre serás mi tío, no dejaré de amarte. —le digo con una sonrisa— Tampoco es que pueda alejarme de esos locos que tengo de amigos, ustedes son mi todo.

—Deseo que siga así, mi niña... —escucho un sonido, como una alarma venir de la oficina de mi tío, mi tío me miro serio.

—Ve a dormir ya, necesitas estar descansada para mañana. —Me acompaña hasta las escaleras y espero a que subiera.

—¿Qué es ese sonido? —pregunto curiosa.

—La alarma de mi celular, es que la pongo para ir a asegurarme que los animales estén encerrados y no se los coma algún lobo o coyote. —Le sonrió algo confundida, nunca escuché esa alarma, empecé a dudar de todo en ese momento, igual intento parecer lo más convencida posible, subo las escaleras lentamente— Mañana acabarán todas las mentiras... —Dijo en un susurro, me detuve un momento en las escaleras, me pensé 5 segundos si preguntarle a qué se refería, pero no quiero que se sienta presionado, con eso me dejo con muchas dudas.

¿Qué tantas mentiras me habrá dicho? ¿Qué tantos secretos me ha estado guardado hasta ahora? Seguí subiendo las escaleras.

Toque mi cama y busque una forma de dormirme, pero siempre que cerraba los ojos retumbaban las palabras de mi tío "mañana acabarán las mentiras" ¿Qué mentiras? ¿Qué estaba sucediendo? ¿Por qué a mí? Cada segundo que pasaba era un recuerdo nuevo, Jhonatan y Víctor, las marcas, mis amigos, los sueños raros. Las dudas no se quedaban atrás, no sabía qué me iba a esperar mañana ¿Qué tanto iba a cambiar mi vida? Llego un punto donde simplemente me quede dormida de tanto pensar las cosas.




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