Hilo del Destino

Prólogo

“Lo que está destinado a suceder…siempre encontrará una forma única, mágica y maravillosa para manifestarse.”- Anónimo

 

Manhattan

New York, EEUU

 

En cada ciudad siempre existe una calle por la que todas las personas perecieran transitar a la misma vez. Esa calle donde las personas pueden golpearse entre sí, pueden correr peligrando ser atropellados viviendo la vida rápidamente; pero que hace que una ciudad se diferencie de las demás. Le da alma, le da color, le da vistosidad. Una calle que termina siendo una insignia para cada visitante y cada habitante.

En cada ciudad existe esa calle famosa por sus grandes almacenes y sus grandes tiendas, y Estados Unidos no era la excepción. Tantos estados, tantas ciudades pero está historia se enfoca únicamente en un estado New York, y en una isla Manhattan.

En Manhattan existía una de esas famosas y hermosas calles que marcan la isla apropiándose de su vistosidad para darle más color, y esa era: La Quinta Avenida. La gente iba y venía caminando entre la 14th y la 59th calle entre las grandes y famosas tiendas. Gucci, Apple, H&M, Prada, Victoria’s Secret, Tiffany & Co. Cada una de ellas reconocida y apreciada marca a nivel mundial.

Pero había una tienda más entre todas esas. En un viejo edificio totalmente restaurado que aún conservaba su encanto antiguo se encontraba Johnson’s Fashion Inc. La tienda de la famosa, hermosa y exitosa diseñadora de modas Lauren Johnson. Afamada por muchos y odiada por otros cuantos. Lauren era la personificación del éxito a sus veintidós años.

Hermosa y taciturna era conocida en el mundo de la moda como “talentosa y despiadada” era una mujer llena de talento pero dentro de la industria de la moda era una de las modistas más difíciles con las que se pudiera trabajar. Su carácter era difícil y su egocentrismo alcanzaba niveles alarmantes. Pero a su favor tenía que era una mujer sumamente responsable y dedicada a su trabajo. No existían fin de semanas, ni vacaciones de festividades, Lauren Johnson siempre estaría trabajando.

Muchos decían que su soledad se debía a su carácter, pues no encontraban otro defecto en ella. Era una mujer sumamente hermosa, de buen gusto y muy bien educada. Graduada con honores de la Escuela de Modas en New York: “Parsons, The New School For Design” y con un master en moda en la afamada y prestigiosa Universidad de Modas de “Central Saint Martins” en Londres, Inglaterra. Su carrera era maravillosa, y su lista de afamados y poderosos amigos en la industria era enorme.

Provenía de una de las familias más importantes de Miami a las que pocas veces visitaba. Sus únicas amigas eran sus dos socias Normani Sinclair la afamada modelo, y Allyson Walker, también diseñadora, pero de accesorios, que era la mano derecha de Lauren en su tienda y su complemento perfecto para hacer de su marca “LJ” una de las marcas más completas y afamadas en el mercado.

Perfumes, bolsos, zapatos, joyas, ropa. No había nada que Lauren no produjera, haciendo que sus ingresos fueran de alrededor de quinientos mil dólares mes a mes. Nada mal para una mujer que tenía muy pocos empleados y confeccionaba la mayoría de su ropa ella sola.

Lauren vivía la vida que todo diseñador desearía vivir. Trabajando para grandes empresas que distribuían su marca y así, Lauren tenía la vida asegurada. Sus demandantes itinerarios entre desfiles, concursos, beneficencias hacían que fueran pocos los momentos en los que pudiera tomarse un respiro y pensar.

Ese era uno de esos momentos. Ese viernes veintinueve de enero, Lauren Johnson se encontraba frente al enorme ventanal de su oficina en el doceavo piso de su edificio con una copa de vino tinto mientras escuchaba a Ally, su mejor amiga hablar de todo menos trabajo. El catorce de febrero se acercaba. Una época normalmente beneficiosa para las tiendas con artículos de joyería, chocolates y flores. En el punto de vista de Lauren, una completa pérdida de tiempo y dinero.

Lauren odiaba todas esas celebraciones vánales y estúpidas. Era solamente una ocasión para sobrevalorar los regalos. Lauren no creía en el amor, pero de ser creyente sabría que un solo día no puede medir los sentimientos. Que se debe de demostrar el amor todos los días y no solo una vez al año. Lauren normalmente trabajaba para los diseños de primavera pero ese año era diferente.

Su empresa había recibido una invitación de uno de sus distribuidores para participar en un desfile titulado “White Day” en Japón, una celebración que se realizaba el catorce de Marzo como un post San Valentine. Lauren había sido escogida para diseñar una colección completa de hombre y de mujer para ese día y Allyson para los accesorios. La próxima semana se encontraría en un avión rumbo a Japón donde estaría viviendo durante un poco más de un mes.

Un mes alejada de la bulliciosa isla de Manhattan. Un mes completo alejada de todos los recuerdos que hacían que su corazón se endureciera un poco más. Por esa razón Lauren había aceptado, para alejarse de todo y tomar un respiro aunque todo fuera por trabajo. Lauren suspiró viendo hacia la ventana medio escuchando la historia que su socia estaba narrando.



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En el texto hay: primer y ultimo amor, lgbti, moda

Editado: 17.08.2018

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