“Horrible”
“Espantoso”
“¿Qué mierda estabas pensando?”
“Detestable”
“Tela barata”
“Desastroso”
Los adjetivos de la palabra “feo” seguían llegando una y otra vez como lluvia mientras Ally solo sonreía nerviosa y Normani alzaba una ceja al lado de Lauren que estaba con una copa de vino destrozando uno a uno cada diseño que se le presentaban. En el rostro de cada persona se veía lo cansados y abatidos que estaban por las palabras de Lauren, y ella, cual diosa estaba sentada sin importar lo que la gente estuviera sufriendo.
Su amigo había preparado un desfile con varios diseñadores nuevos y algunos reconocidos para que ella pudiera elegir los que prefería agregar a su colección “March in White” para Japón. Pero hasta el momento cada uno de ellos había sido rechazado.
—Este es el último diseño que trajo este diseñador—dijo Narciso Rodríguez.
—No quiero verlo—dijo Lauren despectivamente tomando una copa de vino—. No quiero nada que tenga que ver con este tipo…¿Qué mierda pensabas al presentarme toda esta basura?
—Lauren…—le dijo Ally suavemente pero su amiga la ignoró completamente.
—Este trabajo es tan malo y recargado. Es de mal gusto y lo quiero fuera de mi vista ahora mismo—Lauren desvió la mirada viendo que Narciso simplemente negaba sin poder evitar la pequeña sonrisa en su rostro al ver la actitud prepotente de su amiga, por eso le encantaba—. Me alegra que lo encuentres divertido—vio a su amigo—. ¿Confeccionaste algo tú o solo me mandaste a niños aprendices a los que les das clases en la universidad?
—¿Aún no has aprendido que la paciencia es una virtud Johnson? —dijo Narciso sonriendo—. ¿Ni las modelos aplacan tu mal humor? —levantó las cejas juguetonamente y Lauren puso los ojos en blanco—. Yo aún sigo haciendo castings para algunas modelos para el viaje podrías ayudarme, quizás eso alegre tu alma.
—Las modelos no son de mi estilo—dijo cortándolo de golpe—. Que sea gay no significa que me voy a fijar en cada mujer que me salga bailando con poca ropa. Sobre todo si esa ropa no llena mis estándares.
Narciso levantó las manos dándose por vencido al ver la mirada mordaz y asesina en Lauren.
—Creo que no está para bromas—dijo Normani riendo y Narciso le dio un guiño juguetón.
—Lauren jamás está para bromas—respondió él y Normani rio.
—¿Vas a continuar o puedo finalmente irme de este lugar? —respondió Lauren fríamente—. Me aburre ver tanta mediocridad junta. Estamos trabajando de acuerdo. ¡Trabajando! Así que dedíquense a trabajar y den una muestra decente antes de que me levante de aquí.
—¡Lauren! —volvió a decir Ally suavemente.
—Lauren, Lauren, Lauren—dijo Lauren poniendo sus ojos en blanco—. ¿Qué quieres que haga Ally? Decirles que todo es hermoso mientras pierdo mi tiempo sentada aquí tomando este vino barato y viendo esta mediocridad.
—Siempre es un gusto tenerte aquí Lauren—dijo Narciso suavemente—. Tu visita siempre es refrescante.
—Entonces refréscame la vista quitándome estos vestidos tan malos y mostrándome lo que tú has hecho. No quiero cosas de amateurs—Narciso vio a su amiga un momento.
—Deberías abrirte más a la vida y sus posibilidades, Lauren—le dijo él—. Podría sorprenderte.
—Tranquilo, Freud—dijo ella burlándose—. Tú eres un hombre exitoso a tus…¿Cuántos años tienes?
—Mis felices cincuenta y cinco años—dijo él riendo—. Mucho mayor que tú y más sabio.
—Bueno a esa edad y debes saber que esto es muy malo al menos que ahora resulte que eres un viejo con muy mal gusto—dijo señalando la pasarela y él empezó a reír mientras Ally los veía a ambos con horror ante lo último.
—La crítica no dice eso querida—sonrió él—. Podemos comparar si quieres.
—Yo ganó por mucho—dijo ella riendo—. Soy atractiva y muy buena en mi trabajo. Y jamás pierdo.
Narciso observó a Lauren que se acomodaba en el sofá y bebía su copa de vino tranquilamente mientras todo su equipo trabajaba para presentar sus diseños. Él jamás iba a desmentir a Lauren en cuanto a éxito y a reconocimiento. Ella era muy buena en lo que hacía.
Desde que se habían conocido en la universidad se habían hecho muy buenos amigos. La diferencia de edad no importaba cuando se trataba de talento. Cuando los dos habían descubierto que ambos eran gay la relación se había hecho más estrecha. Marcus, su pareja, la adoraba. Los dos eran esa mezcla de genios, sarcásticos y egocéntricos; lo que hacía que sus conversaciones fueran exasperantes para cualquiera que los rodeara menos ellos mismos. Narciso suspiró viéndola un momento.
Lauren era una mujer sumamente hermosa, elegante en su estilo y con mucho conocimiento en su área de trabajo. Pero en lo que llevaba de conocerla sabía que en la vida personal era un desastre. No recordaba la última vez que Lauren había salido con una mujer seriamente.