“Ella debe de abrir el desfile con ese vestido de un hombro”
“Deberíamos arreglar la caída del vestido bustier”
“No me gusta cómo le queda el vestido de seda a ella, lo quiero en otra modelo”
“¿Qué aquí nadie es competente? ¿Debo hacerlo todo yo?”
“Necesitamos personal nuevo para ir a Japón, hay varios aquí que la palabra ‘inútiles’ les queda muy corta”.
“¡Mi copa de vino tinto!”
“Ally necesito un cinturón para ese vestido sin espalda”
“Normani esa mujer no puede caminar en la pasarela, o le enseñas o la despido. No importa que tenga buen cuerpo”.
“Quiero un sándwich, tengo hambre”
“¡Maldita sea!”
“Esto es una mierda”
Las palabras iban y venían mientras Camila y Dinah se veían entre ella y observaban a Lauren despotricar contra todo el mundo. Los ojos de Camila viajaban por la figura de Lauren conteniendo un suspiró mientras una de las asistentes la ayudaba a confeccionar los vestidos que modelaría.
Tres días atrás mientras Lauren jugaba football con su hermana y con ella no se imaginó que volvería a verla tan pronto. Pero había recibido el llamado de una de las asistentes de Narciso Rodríguez para asistir a una prueba de vestidos antes del viaje que sería en dos días. Camila había estado compartiendo con su hermana mucho tiempo y ayudando a Dinah a buscar a dos personas que pudieran ayudar a Milika en el restaurante. Habían sido unos días muy difíciles. Dinah tratando de convencer a su padre que no iban a secuestrarla y Camila tratando de olvidar unos ojos verdes que no dejaban que conciliara el sueño.
Los ojos de Camila viajaron de nuevo a Lauren y suspiró en apreciación de lo hermosa que se veía ese día con su sencillo vestido rojo. Camila estaba hipnotizada por cada movimiento que hacía. Por cada palabra que pronunciaba con ese hermoso tono de voz. No había cruzado ninguna palabra con ella desde que había llegado junto con Dinah tres horas antes. Y Camila quizás lo entendía. Desde que se habían visto en el parque algo había cambiado en Camila. No se había atrevido a preguntarle a Lauren que hacía en el orfanato entregando ropa y juguetes. Pero había visto un lado hermoso de Lauren. Y por más que obligara a su mente a tratar de olvidarlo, le era imposible.
Principalmente porque Lauren había jugado unos minutos con ellas y luego se había ido simplemente diciendo que debía trabajar, tan repentinamente como había llegado, había dicho adiós. Camila y Sofí la habían observado subirse a su coche y huir del lugar rápidamente. Y Camila había observado el coche perderse entre los demás con ojos anhelantes. Había algo en Lauren Johnson que la hacía irresistible ante los ojos de Camila. Irresistible como en ese momento que estaba totalmente fascinada al verla trabajar.
—Jamás había visto algo tan hermoso—susurró Camila sin apartar la mirada de Lauren que se acomodaba su Cabello hacía un lado.
—¿Hablas de tu “ogri crush”? —le preguntó su mejor amiga con una sonrisa cómplice al ver que la modista las había dejado solas unos minutos.
—¿Ogri crush? —repitió Camila viendo a Dinah a los ojos sin entender.
—Ogro no se escucha tan bien así que trate de que se escuchara más bonito—dijo Dinah riendo y Camila la vio fijamente—. Esa mujer es tan prepotente que me extraña que aun tenga empleados. Creo que estás perdiendo tu tiempo por allí, Mila. Debes de ver a tu alrededor hay tantas mujeres hermosas ¿Por qué te fijas en el grinch de la moda?
—No siempre es así—dijo Camila para sorpresa de Dinah defendiéndola.
—¿Solo porque le regaló un balón de football a tu hermana y te salvó de ser arrollada por un coche? —Dinah suspiró—. Quizás estaba drogada o borracha. Porque ahora está de un humor que nadie la soporta.
—Debe ser el estrés del trabajo—suspiró—. Tiene muchas responsabilidades y siendo tan joven debe ser difícil de manejar.
—La estas justificando—dijo Dinah suavemente—. Lauren Johnson no es una mujer que inspire lastima o tristeza. Es una mujer egocéntrica que no escucha a nadie salvo a su propia conciencia.
—Y es tu jefa así que debes soportarla—dijo Camila viéndola a los ojos.
—Y acostumbrarte a ella o podría soltar todo su veneno de bruja—dijo una voz atrás de las dos y ambas se giraron rápidamente para encontrarse con la sonrisa de una mujer. Los ojos de Dinah y los de Camila se abrieron al ver a una mujer sumamente hermosa.
Un Cabello negro perfectamente arreglado y un cuerpo perfecto en unos jeans informales y una camisa roja con unas gafas de sol cubriendo sus facciones que por lo que se veían eran preciosas. Camila no pudo evitar que sus ojos se deslizaran por esas piernas que parecían una obra de arte. Camila era una adoradora de las piernas y los traseros femeninos. Y el de esa mujer era perfecto. Sus ojos se encontraron con los de Camila y la vio sonreír.