Historia de una mujer

Tumba fria: ¡Despedida!

Escapé del verdugo que mi alma quiso atrapar,
pero la enfermedad, cruel y tenaz, mi cuerpo logró machacar.
Ya no siento el dolor, la lucha, la angustia que me ahogaba,
en la paz que yace en mi alma, la quietud me acompaña.
Mi cuerpo se ha rendido, la batalla se ha perdido,
pero la fuerza de mi espíritu, en mi legado persiste, unido.
No me fui sin dejar huella, sin sembrar una semilla de amor,
en cada corazón que tocó mi vida, mi esencia seguirá en flor.
Aunque el silencio me envuelva, y la oscuridad me ciegue,
mi legado seguirá brillando, mi alma en la luz se entrega.
Despedida no es adiós, es un hasta luego, un te espero,
en cada sonrisa, en cada sueño, mi presencia se sentirá, te lo juro.
No te preocupes por mi alma, en paz y libertad, se eleva,
en la inmensidad del cielo, mi espíritu se llena de fuerza.
Y aunque ya no esté aquí, para acompañarte en tu camino,
mi amor te acompañará, siempre, como un faro en el destino.

En una tumba fría, mi cuerpo yace en silencio,
mi alma vaga, observa, en un espacio sin tiempo.
Congelado de frío, mis labios lilas y azulados,
mis ojos cansados, no volvieron a abrirse, apagados.
Un silencio profundo invade, la quietud me envuelve,
mi alma se aleja, mi cuerpo no despierta, se disuelve.

Tantas cosas que anhelaba, sueños que aún no viví,
pero el destino me llama, a un lugar donde no puedo volver, no puedo ir.
En la oscuridad, mi cuerpo yace, mi alma en un susurro,
sin poder regresar, solo un adiós, un último murmullo.
Si alguien llegara a escuchar, esta despedida sin voz,
que sepan que me fui en paz, que mi alma encontró su repos.

¡Historia de una mujer! 📚📚🔊

Dedicado a sus hijos y nietos:

"Fin"

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