Hojas en el Lago

Capítulo V

El fin de semana, estuvo cargado de trabajo, pero en las noches en su departamento, Alejandro se había dedicado a buscar por las redes a Samara, no era partidario de las redes, por la vulnerabilidad en el tráfico de datos, pero sabía que podía encontrar información valiosa sobre ella. No tuvo mucho éxito, la mayoría de las cuentas estaban en modo privado, y aunque infringirlas seria sencillo para él, estaba decidido a esperar. Por ahora solo había visto varias fotos de perfil, repost y nada más. No tenía información personal, solo el año en que había nacido y que era estudiante de computación, tenía casi 21 años, había nacido en 2004, le llevaba casi diez años, no era una diferencia abismal, además no era como que estuviera pensando casarse con ella.  


El lunes, estuvo todo el día corrigiendo secuencias de programación en consola y viéndolas ejecutarse en ventanas múltiples, hasta la tarde, momento en el que se dedicó a repasar el contenido del curso para el día siguiente, tenía pensado planificar una exposición para la próxima clase, pero debía llevar los temas preparados. Sería una oportunidad para ver qué habían asimilado los estudiantes hasta ese momento, la docencia nunca había estado en sus planes, pero estaba acostumbrado a dirigir personas y se le parecía, empezaba a disfrutar la andragogía. Era un favor para Sonia, en realidad no estaba recibiendo ninguna remuneración económica, aunque se la ofrecieron; aceptó dar el curso, porque esa mujer era implacable cuando se proponía algo. Y admiraba eso.  


… 


El martes en la mañana, se sentía algo ansioso, esperaba que no fuera a terminar en fracaso su nuevo intento de acercamiento a Samara. Después de pasar dos horas en las oficinas y agendar algunas reuniones de trabajo con sus clientes principales, decidió irse a la universidad. Llevaba la Tablet en el asiento delantero del auto, no estaba seguro en qué momento dársela. Tendría que improvisar. 


Al llegar a la universidad, y bajar del auto, había una temperatura increíblemente alta, esta vez estaciono más cerca del edificio, casi al frente de la escultura metálica, que estaba detrás del paraninfo. Al llegar a la sala, Samara estaba allí y casi toda la clase, esta vez se había sentado en las primeras filas, genial. Comenzó cinco minutos antes, y explicó que esa clase tardaría un poco más de lo habitual, aunque no fuera su estilo, era necesario. 

 
Oportunidades, ese era el tema, saber aprovechar las oportunidades de mercado, estar siempre informado de los cambios y nuevas actualizaciones, ser diligentes y en lo posible innovar, trabajar con constancia y disciplina era la clave del éxito, en el mundo. Los que no triunfan es porque carecen de estas cualidades. Al decir esto último, su mirada se encontró con Samara y había algo inquietante en ella. 


Al terminar el tema, comenzó asignar los elementos para la exposición, serían grupos de trabajo de 20 personas, abordarían los proyectos en frío; todos se quedaron un poco perplejos ante la cantidad y les explicó que para proyectos de software, era la cantidad mínima de trabajo. Nadie iba a hacer el vago, tenían una semana para abordar un proyecto y todos debían encargarse de un área, según sus cualidades, en las guías ya estaban detallados los requerimientos del cliente, había cinco. Un bullicio se formó, mientras se agrupaban, las universidades venezolanas eran muy diferentes a las de afuera o quizás solo fueran los zulianos. Vio a Samara conversas con tres estudiantes más y un compañero que le dijo algo que la hizo sonreír. Qué bonita sonrisa tenía; Poco a poco los líderes de cada grupo se fueron acercando, Samara era una de esas líderes. Lo saludó con un gesto de mano, escogió la guía y volvió con sus compañeros. 


La clase se extendió, poco más de una hora. Hubo preguntas individuales, sobre qué hacer, cómo, cuándo, etc. Les aclaró que la siguiente clase, se estarían haciendo revisiones por grupo, con cada líder. De nuevo Samara se acercó, mientras sus compañeros la esperaban cerca de la puerta. 


- Disculpe, profesor. Tenemos una duda de la página 5. Es sobre la Ingeniería del Software – le dijo señalando la página. 
- ¿Qué es exactamente? – preguntó    
- ¿Qué autor nos recomendaría? 


Le dio una lista detallada y demás extensiva, mientras ella anotaba en su omnipresente libreta. Al final, ella le dio las gracias y salió junto a sus compañeros. Lo más probable es que pasaran la tarde en la Biblioteca, es lo que él haría, si estuviera en su lugar.  


¿Cómo podía hacer para darle la tablet?     


… 


Al salir del aula de clases, decidió visitar a Sonia, era como una tía para él y había estado dos veces en la universidad sin saludarla, aunque pensó que ella estaría ocupada, si no, se habría acercado a la sala. De igual manera, se encaminó al rectorado. Esta vez la encontró en la entrada de la oficina, conversando con dos mujeres que estaban uniformadas, tenían aspecto de ser secretarias. Al verlo le sonrió, era una mujer alegre, pensó. 


- Buenas tardes –dijo Alejandro. 
Las dos mujeres respondieron con cortesía. 
- Creo que eso es todo, si hay algo más me informan – Sonia despidió a las mujeres y tomó a Alejandro del brazo- mi lindo, qué bello estás hoy. 
- Ja, ja, ja –rio él- tú también Sonia 
- ¡Nos sienta bien Maracaibo! La clase está siendo un éxito, los estudiantes están encantados y por ahí me dijeron que tú andas encantado con una maracuchita – le guiñó un ojo con picardía, Alejandro no pensaba que fuera tan obvio y la sorpresa tuvo que reflejarse en su cara, porque Sonia rió- quitá esa cara de asombro, mijo los maracuchos son terriblemente metíos y brolleros hasta decir no más. 
- Ya lo noto – se había quedado helado. 
- Y aparte de esas novedades, ¿Qué me contáis?, pero mejor vamos al cafetín, no podéis decirme que no – lo miró como quien no admite un no. 




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