How do you feel?

Capítulo 18 Trabajo Incompleto

Sentí el calor en mis manos, el olor del café penetraba sencillamente mi nariz, hacía frío afuera, octubre ya estaba sobre de mí, algunos meses en aquel lugar me había dejado claro tres cosas...

1.-La gran ciudad es tan diferente, (las cosas son más caras).

2.- ¡La comida es tan industrial!

3.-Al ultimo y no por eso menos importante... ¡NO HAY FRUTA FRESCA!

Nah, pero siendo serios, todo este tiempo forjé una buena amistad con la dueña de aquel hostal, las personas iban y venían, de aquí para allá todo el tiempo, me hacía sincerarme conmigo mismo sobre si estaba haciendo lo correcto pasando demasiado tiempo en aquel lugar, por las tardes y sin falta cada día desde que llegué a aquella ciudad recorrí una por una todas las calles, al igual que las escuelas o centros de jóvenes, incluso semanas atrás pase por un ¡convento!, y ni rastro de Kat.

Había perdido por completo la pista de su paradero, pero aun así sabía muy bien que no debía rendirme, era duro, sí, pero no significaba que debería abandonarlo, de todos modos, estaba muy feliz, Sarah me ayudó demasiado a aminorar la enorme carga que tenía todo este lio, me escuchaba siempre que lo necesitaba e incluso soltaba uno que otro buen consejo. Algunas veces pienso que es muy lamentable que las personas por ser tímidas no digan todo lo que tienen que decir, me hace sentir tan triste, porque se, que ahí adentro hay toda una galaxia de sueños y pensamientos que añoran salir y.… al menos a mí me encantaría escucharlos.

De pronto el picaporte comenzó a girar, instantáneamente voltee la mirada...

<<Aquí vamos de nuevo>>

—¿Qué haces hecho un ovillo otra vez en la ventana?, son las 10:00 a.m. por favor, levántate.

—Lose... pero... ahg... ya me conoces.

—Esa no es excusa Román y bien lo sabes, vamos abajo, prometo que te haré esos panqueques que te encantan.

<<F*ck, me convenció>>

—De acuerdo, ya voy, solo me daré una ducha rápida.

—Muy bien... te espero en la cocina— Dicho esto salió de la habitación.

Caminé hacía mi baño, abrí la llave que arrojaba agua caliente, entré con cierta dificultad, ya que... realmente no tenía ganas de bañarme, pero uff... el agua estaba tan calientita y realmente no quería salir, “Lego House” de Ed Sheeran me acompañó mientras me aseaba perfectamente, al terminar y casi a rastras caminé despacio hacia el comedor.

Era sorprendente como una casa tan antigua hubiera soportado tanto tiempo, el olor a madera vieja se combinó con el distinguible olor a panqueques, mi estómago rugió con desdén, tome mis utensilios, y Sarah se acercó por detrás para servirme aquellos enormes panqueques con miel, se veían, olían y sabían deliciosos, los acompañe con un sabroso chocolate caliente.

Los domingos en aquel lugar eran mis favoritos, sinceramente me recordaban a mi madre, (Aun más por los trabajos que había que hacer) después de terminar el desayuno y limpiar los platos, ayudé a Sarah a recoger por completo el ala de la biblioteca, sin lugar a dudas mi parte favorita de la casa.

Todo olía a libro antiguo, incluso el polvo era disfrutable en aquel lugar, pilares de mármol se alzaban dejando recargarse así a enormes estanterías de madera de roble oscuro mostrando antes si infinidad de libros esperando por leer, Bess me había contado que la biblioteca estatal de aquel lugar planeaba hacer remodelaciones y para ello debían tirarse mucho libros, así que ella decidió recogerlos todos y ponerlas en aquella casona, de la misma manera en una ocasión Sarah me dijo que aquella casa había sido una herencia que era pasada generación por generación y que cada que era entregada alguien hacia una remodelación nueva, por decir Bess se había encargado de aquella enorme biblioteca, mientras que su hijo Matt (Si, el papá de Sarah) plantó demasiados árboles, aquellos imponentes pinos de la entrada, más a Sarah no le gustaba hablar tanto de él, así que por lo general lo omitía; en fin pasamos toda la tarde limpiando libros, arreglando el jardín y las últimas horas del día las pasamos viendo las estrellas en el techo, y vaya que había que disfrutarlo... nunca sabes cuando las buenas cosas pueden terminar.

Lunes 9 de octubre

Para compensar lo de ayer, me levanté temprano, Sarah estaba estudiando artes en una cátedra dedicada solo a eso en aquella ciudad, prepare su desayuno favorito "Pan Francés", nunca entenderé porque lo llaman así, si ni siquiera es francés, todo el mundo sabe que los vikingos lo introdujeron en Europa... aunque bueno... creo que los que lo llaman "Pan Francés" no conocen esa historia.

Eran exactamente las 6:00 a.m., aún faltaba mucho para que ella entrara a sus clases, de todos modos, entré, la desperté suavemente y entregué con dedicación aquello que con mucho esfuerzo y paciencia había creado, afuera realmente estaba frío, pero Sarah estaba más que calientita en aquel mar de cobertores, dejé una chocolatada por la mesilla de noche y me retiré no sin mi respectivo gracias y el beso de siempre en la mejilla. Me coloqué una ropa de salida, mi abrigo favorito, y la mejor sonrisa que podía poner, quería ver la cara de Sarah cuando saliera.




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