29/0ct/2017
Hacía un frío atroz, la delicada tela con la cual estaba hecha mi abrigo no era suficiente para protegerme de aquel clima tan espantoso, aún con las ventanas cerradas el aire las azotaba sin piedad, suavemente me levanté para tomar un cobertor más grande, <<Ahh... Román, ¿Cómo no estás conmigo en estos momentos>>, el que tuviera que salir de viaje era una de las cosas que más me lastimaba, era como desprender una parte de mí por un rato, no era justo, definitivamente no era justo?
Traté de controlarme ya que sentía una ira interna tan condescendiente, había pasado cierto tiempo desde que había empezado aquella relación, y, aun así, sentía que algo sobraba, Ro siempre estaba al pendiente de mí, y... A veces eso era tan... tan... no quería llamarlo molesto porque de cierta manera me gustaba, solo que a veces exageraba, es más en esos momentos me estaban llegando mensajes de él, pero no... yo, simplemente necesito para mí, así que tome el celular y empecé a escribir.
—Román, creo que necesito descansar, tengo mucho sueño y de verdad siento que en cualquier momento caeré rendida—Mentí.
—Oh, por eso, no te preocupes Kat, sabes que no estoy aquí para todo, cuídate, te quiero demasiado ❤️—Contestó casi instantáneamente.
Eso era a lo que me refería, <<¿Por qué no podía tardar cierto tiempo en contestar?, ¿Cuál era ese afán en rápidamente contestarme?>>
Cada vez comenzaba a sentir inseguridad, así que decidí jalar demasiado aire... Oh... justo como él me había enseñado, sacudí mi cabeza y me dirigí hacía la cocina, encendí la cafetera, y bajé de la alacena un pequeño bote con galletas, Sabía que no debía comer aquellas galletas, pero... Es que estaban tan deliciosas, simplemente era irresistible.
Oct/2018
En la mañana se registraron las primeras lluvias fuertes, y por la tarde contra todo pronóstico por primera vez en toda la historia de Foxarc City empezó a nevar, era un momento mágico, vislumbre cada pequeño copo de nieve, y a pesar de que mi turno hacía minutos que había concluido, me mantuve un rato más en el calor de aquel restaurante, observando la caída suavemente de toda esa nieve; Después de un rato decidí despegar la mirada mientras sacaba el celular de mi falda, marqué al teléfono de mi madre sólo para pedirle que pasara por mí, en primera instancia se rehusó, pero después de una larga explicación de porque no quería tomar un taxi o algo similar (De verdad no sería agradable quedar atascada con un extraño en un nevada) para mí enorme fortuna aceptó y me pidió que la aguardará algunos minutos más, ya que tendría que salir de su turno.
Al llegar, me coloqué el abrigo, y caminé rápidamente, pero con cuidado hacía el auto.
—¿Qué tal te fue en tu día hija? —Fue lo primero que recibí.
—Pues bien, hoy fue día de poca propina, pero al menos ya se acerca el día de paga.
—Oh, bueno, ya habrá mejores días, ya sabes lo que digo, "Una buena sonrisa atrae hasta al más molesto cliente".
—Lo sé mamá, pero... Ay veces que simplemente me siento mal y no puedo sonreír.
—No me digas que aún te sientes mal por... ya sabes... "R".
—Shh no, no, no es por eso, simplemente no sé qué me pasa.
—¿Estas completamente segura?
—Lo estoy, ahora por favor cambiemos de tema—Dije con el tono más secó que pudiera transmitir.
—De acuerdo, ¿Tienes hambre?, ¿Qué te gustaría comer?.
Instintivamente mi tono cambio.
—Oh, ¿Qué que me gustaría?, Pues no sé... ¿Cuáles son las opciones? —Pregunté.
—Ahora verás, ahora verás... Tenemos... "Comila China", Unas poderosas ALITAS y para finalizar mariscos así que escoge...
—Pues hoy tengo ganas de comer una "Lica comila China"-Respondí.
—De acuerdo entonces comida China Será.
Mamá manejo entre la tormenta de nieve camino al restaurante de comida china más cercano, mientras yo nuevamente me quedaba anonada por la magnífica belleza que ese espectáculo natural ocasionaba; mi mamá arribo media hora después, el tráfico y la tormenta no ayudaron en mucho, yo realmente me estaba muriendo de hambre, la música me ayudó por un rato pero no funcionaría para siempre, por fortuna ya estábamos en el estacionamiento, al bajar el viento soplaba tan fuerte que empezó a sacudir la chamarra que llevaba puesta, mi madre y yo fuimos apresuradamente hacia las puertas del restaurante, y entramos casi de golpe.
No había muchas personas, y.… era lógico todos probablemente estaban acostaditos en casa, con sus mejores calcetas disfrutando de sus familias o parejas, incluso solos viendo alguna serie o película, me seguía sorprendiendo como algo tan trivial, pero a la vez precioso como era aquella tormenta lograba unir familias y personas, la fuerza de la naturaleza era simplemente hermosa.