Hoy en clase hicimos un trabajo por el día del padre. La profesora dijo que debíamos escribir un poema.
Yo no sabía qué escribir.
La profesora me dijo que escribiese algo lindo, sobre lo mucho que amaba a papá, sobre el buen padre que había sido para mí. Pero él nunca fue un buen padre para mí.
Decidí escribir. Escribí sobre lo mucho que lo odiaba, sobre el mal padre que había sido, sobre lo mucho que me dolían sus golpes, sobre cuanto detestaba que golpease a mamá. Borré todo.
Escribí que había sido el mejor padre del mundo, que lo adoraba más que a nadie, romanticé cada una de mis palabras.
La profesora me felicitó, obtuve la máxima nota. Las palabras falsas le gustaron, siempre lo hacen.