CAPÍTULO UNO:
Normalmente dicen que el último año escolar es el mejor; fiesta sin control, sexo sin control, escapadas de clases y de más, pero no para mi. Para mi, mi ultimo año escolar hasta el momento solo se ha tratado de salvar mis calificaciones y así poder ingresar a una universidad decente, se que no voy a ser aceptada en las mejores, solo falta mirar mis notas de los años anteriores, pero como mi padre siempre me decía, iba a llegar el día que me iba a dar cuenta de lo importante que son calificaciones para mi futuro, solo que lastimosamente me he dado cuenta de eso demasiado tarde, a tan solo cinco meses de que termine el año escolar y me gradué, pues este segundo semestre había comenzado hace apenas una semana.
—¿Alguien puede decirme qué sentimiento ve en esta imagen? —La voz del profesor Charlie me vuelve a la realidad—. Además de pena o tristeza claramente esta, hay un sentimiento muy profundo, casi rebuscado que demuestra el padre.
Alzó la vista hacia la proyección de la imagen, esta consiste en un hombre abrazando a su hijo en medio de la guerra, su hija ya estaba muerta.
Suspiro. Amo el taller de fotografía, y me encantaría haber escuchado todo lo que el profesor enseñó en su clase el día de hoy, pero no estoy demasiado bien en Química, los polímeros son solo un dolor de cabeza más para mi corta existencia. Solo tengo 17 años pero ya debo pensar en mi futuro como si fuese una adulta, últimamente quiero morirme.
Ladeo la cabeza al tener una iluminación de dios, el ver como el padre abraza a su hijo, el cómo lo ama en medio de la guerra y le demuestra su sufrimiento...
—Amor de padre —Esa voz.
Ruedo los ojos al escuchar la voz de Elizabeth Stevens, alias Effy. Todo ella grita, es la típica chica popular, es capitana del equipo de voleibol de la institución, siempre va a fiestas, se escapa de clases, sin mencionar que no deja a nadie que entre en su círculo de amigas. Simplemente es un cliché, un completo cliché de chica popular. Lastima que no tenemos porritas, porque estoy segura que ella sería capaz de dejar el voleibol para convertirse en una.
Patética.
—Muy bien Effy —Habla el profesor Charlie—. Es eso a lo que quería llegar, porque estoy seguro que muchos de ustedes pensaban en las demás emociones, pero el como una imagen tan triste y lamentable representa algo tan puro como...
El profesor es detenido de su explicación por la campana, y como es de esperarse de la mayoría de los que se encuentran en este taller —pues a la mayoría no les interesa la fotografía— solo toman sus cosas y salen de la sala de clases rumbo a sus hogares, o eso espero.
—Que tengan una buena semana alumnos, nos vemos el próximo lunes. —Se despide el profesor Charlie.
Comienzo a acomodar mis cosas y me dispongo a salir rápidamente de la sala de clases, pero en medio del pasillo soy detenida.
—¡EY, Rose! —Gritan a mis espaldas.
Cierro los ojos producto de la vergüenza que acabo de pasar, todos se voltearon a mirarme y por unos instantes muchos de los presentes se dieron cuenta de mi existencia en este establecimiento.
Volteo lentamente y veo al profesor Charles caminando hacia mí, el profesor Charles es alto, muy alto, solo que no se nota mucho debido a que es algo rellenito, tiene una barba color rojizo debido a su cabello, esta barba es casi como la de Santa Claus.
—Profesor —Sonrió sin ganas—. ¿Necesita algo?
—Así es, ¿Tienes tiempo ahora? —Iba a negar, pero nuevamente estoy interrumpida—. Genial, porque necesito que vayas ahora, en este preciso instante al gimnasio, se estará realizando el concurso de baile de la ciudad para las provinciales, y como el colegio en la sede de las provinciales será de ayuda si está en el blog estudiantil, ¿Si?
—Profesor, la verdad no creo...
—Tendrás décimas extras en la asignatura que tú quieras —me sonríe y yo le sonrío.
—¿En qué gimnasio? ¿El general o el deportivo?
—El general— me sonríe—. Ve, ya ahora, comenzaron en cuanto sonó la campana.
Asiento y voy rumbo al gimnasio, pero en cuanto me doy vuelta mi mirada cae en el, Aiden Kissel, un maldito popular, pero así como es un maldito popular, es el maldito que se ha robado mi corazón.
Para resumirlo, me gusta desde primero de secundaria, su cabello castaño y liso, esos ojos verdes tan intimidantes, ay esa estatura que me deja como hobbits a su lado, por que mi debilidad son los hombres altos, y con mi 1.50 de estatura eso no es un problema para mi, pero como dije al inicio, es un maldito popular, y los populares y yo no encajamos para nada, sobre todo porque siempre se hacen los simpáticos cuando en realidad no lo son.
Niego al ver como Aiden pasa a mi lado y ni siquiera me ve, pues soy invisible para él, creo que solo hemos entablado una conversación dos veces las cuales solo se basaron en si podía acercarme algo o si sabía donde estaba X lugar.
Veo de reojo como este se encamina hacia la puerta de salida al patio, no voy a negar que estoy tentada a ir por eso camino, no por seguirlo a él, sino más bien porque es el camino más corto hacia el gimnasio general, lugar donde se llevan a cabo las celebraciones, galas y premiaciones, mientras que el gimnasio de deportes es para el deporte, tal como su nombre lo dice.
Descarto la idea de ir por el camino que tomó Aiden, por lo cual sigo mi camino por el pasillo hacia el segundo atajo que me queda, no creo que por llegar un poquito tarde el Profesor Charles se arrepienta de mis décimas extras, las cuales las necesito con urgencia, en especial para Biología o Química, ay dios como sufro con esas asignaturas.
Estoy por llegar al gimnasio general, cuando algo me detiene.
—¡VA! —ese fuerte grito me asustó y me escondo detrás de uno de los basureros.
—¡MIA! —Se vuelve a escuchar otro grito.
Alzó una ceja, ¿Por qué están gritando? a estas alturas no debería quedar casi nadie en el establecimiento, que extraño.