CAPÍTULO DOS.
Mi cuerpo se mantiene inmóvil, no se como reaccionar, he sido descubierta, nadie me ha visto bailar en un largo tiempo, desde los diez años para ser específica.
Sin pensarlo mucho me pongo de pie y corro detrás de las cortinas del escenario.
—¡Ey! te vi... no te escondas.
Esa voz, juro que nunca la he escuchado. Mis latidos son acelerados.
—Soy Matthew, Matthew Kim de último año, ¿Tu eres Holland, verdad? o Rose, la chica que toma las fotografías en las graduaciones.
¿El... me conoce? Niego, eso es imposible, si bien soy la chica que toma las fotografías del anuario, o las fotografías en ocasiones importantes como graduaciones, bailes, galas etc., nadie nunca me habla, por lo que es imposible que alguien me conozca, pero parece que el si lo hace.
Matthew Kim... Sin lugar a dudas no conozco a ningún Matthew Kim, ni siquiera me suena su nombre, ni siquiera por los pasillos lo he escuchado, que extraño.
Sacudo mis hombros intentando soltar un poco del peso que siento en ellos en estos momentos, no puedo estar escondida detrás de estas cortinas toda la vida.
Primero muestro mi cabeza y efectivamente, hay un chico ahí, de pie bajo el escenario mirándome fijamente, lo escaneo con cuidado, es alto más de 1.80 diría yo, delgado, aunque se nota que hace ejercicio, lleva una gorra color crema y un conjunto de buzo holgado, mierda, es atractivo.
—¿Cómo sabes que era yo? —Alzó una ceja y salgo oficialmente de mi refugio tras las cortinas.
—¿Qué? —Pregunta este aparentemente sin comprender.
—-Eso... a mi nadie me conoce, ¿Por qué tú sí? ¿Cómo sabes que soy Rose?
El chico, Matthew suelta una carcajada.
—Te lo he dicho —Doy un paso atrás al ver como este de un solo salto está sobre el escenario, confirmando así mi teoría de que es musculoso y hace ejercicio—. Todos te conocen, eres la famosa Rose de la cámara, la chica que siempre anda por ahí sacando fotos a todo lo que ve, además, todos te vemos a finales de año sacando las fotografías en las fiestas de graduaciones.
Mi boca se abre en una O, pero aun me es difícil procesar lo que me ha dicho, ¿Las personas saben de mi existencia?
—En fin — Este pone sus manos en sus bolsillos y se acerca a mi. Veo sus facciones y tiene rasgos asiáticos, mierda es atractivo, demasiado atractivo para mi, además es muy alto—. ¿Adicionarás para las provinciales?
Su rostro está tan cerca del mío que siento como dejo de respirar, es tan atractivo, pero ¿Por qué tengo el corazón tan acelerado?
Comienzo a tartamudear y a retroceder, me ha intimidado demasiado. Continuó retrocediendo hasta que no puedo más, pues el escenario ha terminado y mi trasero ha impactado con el suelo por segunda vez en el día.
—Mierda —Susurro.
En cuestión de segundos tengo a Matthew a mi lado, nuevamente muy cerca de mi. Sus ojos son algo rasgados pero grandes, tiene unos labios grandes, pero no es exceso y un lunar bajo el ojo, es realmente lindo.
Matthew se aclara la garganta y me ayuda a ponerme de pie.
—¿Estas bien? —Pregunta, parece nervioso.
—Si... yo, gracias, pero ya me voy.
Con la cola entre las piernas me alejo de Matthew y camino desesperada hasta el lugar donde deje mi bolso y mi cámara, pero soy detenida.
—Ey, Rose. Tienes un poco sucio allá atrás —La voz de Matthew sonó demasiado pícara.
Cierro los ojos, volteo a verlo y sonrió como puedo. Camino hacia la salida limpiando mi trasero del polvo con cuidado, no quiero que vea mi trasero.
Una vez fuera del gimnasio, me apoyo en la puerta de este, ¿Qué mierda pasó allí dentro? Con la mano sobre el pecho siento mi corazón acelerado, como si este se fuera a salir.
Suspiro y niego, algo anda mal conmigo.
Comienzo a caminar rumbo a la salida del establecimiento, en la entrada me despido de James, el conserje y camino hacia la parada del autobús, la cual se encuentra a una cuadra y debo creer para poder alcanzarlo.
Una vez dentro del autobús me llegó un mensaje del profesor Charles.
"Hola Rose, me acaban de informar que las audiciones se cambiaron para el día de viernes después de clase, espero comprendas y cuento contigo para obtener esas fotografías, no te olvides de las décimas, saludos y te cuidas."
Veo la hora del mensaje y fue a las 16:40, mucho antes de que yo entrada al gimnasio, joder, si tan solo hubiese revisado el mensaje me podría haber ahorrado todo lo que sucedió con Matthew.
—Ay —Suspiro y recuesto mi cabeza contra la ventanilla, pensando en la mala suerte que tengo.
El autobús me deja en la parada que está en la esquina de mi casa.
Camino con rapidez hacia mi hogar, el día tiene pinta de ponerse feo, como si fuese a llover, pero una vez abrir la puerta de mi hogar me llevo una sorpresa.
—¿Qué significa esto, Harper?
Harper es mi hermana menor, muchos dicen que nos parecemos, solo que a ella le gusta teñirse el pelo platinado, y yo lo conservo castaño de mi color natural, además de que Harper tiene los ojos grises, y yo color pardos.
—Hola, Rose... Hermanita querida —La voz de Harper apenas sale, pues se encuentra demasiado ebria.
La sala de mi casa se encuentra con una caja de pizza y muchas botellas de cerveza a su alrededor.
—Mierda, Harper. Tienes 15 años y ya bebés como alguien de 25, contrólate. ¿Para eso te quedaste en casa? ¿Ya no estas enferma? —Gruño caminando hacia ella que se encuentra tendida en el sofá, con el pelo revuelto y el maquillaje algo corrido.
Niego.
—Por eso no tienes amigos, hermana. Eres demasiado aburrida, eres mayor que yo y no haces cosas de tu edad...
Olvide mencionarlo, Harper es popular, se junta con chicas de mi generación, y ella con sus amigas estoy segura que serán las próximas populares una vez que nos graduamos.
Sin dudarlo, tomó una almohada de uno de los sillones y se lo lanzó directo en el rostro. Si fuesen otras circunstancias donde ella no estuviese ebria me reiría en su cara