CAPÍTULO SIETE:
El fin de semana paso demasiado rápido para mi gusto, y como lunes solo significa una cosa, debo compartir clases todo el día con Effy y su grupo, aun que debo admitir que el viernes estuve muy a gusto con ella en el bar.
Tomo asiento en mi puesto habitual, en la fila del profesor y detrás de los primeros, ya que en ellos se sientan Effy y su grupo de amigas, compuesto principalmente por Rowan y Alaska.
Apoyo mi cabeza en la mesa esperando que llegue el profesor, pero alguien toca mi hombro.
Alzo la vista y me encuentro la sonrisa de Effy.
—Hola —Me sonríe.
Tengo ganas de no sonreírle, pero no lo voy a negar, me sentiría demasiado mal si no lo hago, por lo que simplemente le sonrió.
Jaxon se sienta al lado mío y me codea.
—Ahora eres amiga de Effy —Su voz sonó tan burlesca, que no pude evitar golpearlo en la frente, sacando carcajadas por parte de Effy.
—Veo que no soy la única que te golpea, Jaxon.
Responde Effy y toma asiento.
La profesora de Ingles ingresa al salón, y detrás de esta viene Rowan y Alaska muy animadas hablando.
La clase comienza a pasar y me gano un par de décimas, pero dejo de prestar atención a la profesora cuando escucho la voz de Aiden por parte de Effy.
—Es un bastardo, realmente un bastardo —Susurra Rowan.
—Ni me lo digas, me siento realmente mal por lo que me hizo —dice Rowan con voz apenada.
—Es que esas cosas simplemente no se comentan, quedan en la intimidad —gruñe Effy, esta toma un lápiz y se ata el cabello con el —Ya sabemos que para la próxima vez no hay que invitarlo a una fiesta, por lo menos yo no pienso invitarlo.
Veo de reojo como Alaska hace un puchero y se le llenan los ojos de lágrimas.
¿Qué has hecho, Aiden?
—De todos modos voy a hablar con él, no quiero que le cuente a nadie más lo que paso esa noche.
—Tuvieron sexo, y lo que haya sucedido en ese momento no se debe ventilar a los cuatro vientos, de verdad que si de mi dependiera lo golpearía —Murmura Rowan.
Alaska y Aiden tuvieron sexo, ellos dos tuvieron intimidad.
Me muerdo el labio, estoy demasiado molesta, más bien celosa, me gusta Aiden desde hace dos años y debo admitir que muchas veces fantasee con tener sexo con, y ahora enterarme que se acostó con Alaska me pone furiosa.
La clase termina y salgo con rapidez de la sala de clase, encontrándome en la puerta con el profesor Charles.
—Las fotos estuvieron increíble, Holland, tiene gran talento para la fotografía —Me sonrió y yo le devuelvo la sonrisa—. Tienes tres decimas que puedes usar para Química o Ingles, ya hablé con tus profesores.
Abro los ojos asombrados mientras veo como el profesor Charles se aleja.
Pase el chantaje de mi vida, he conocido a Matthew Kim, tuve que audicionar y todo por tres miserables décimas.
Me recuesto contra la pared y comienzo a golpear mi cabeza contra esta. ¿Por qué a mí?
Las siguientes dos clases transcurren con normalidad, yo sentada al lado de Jaxon y atrás de Effy y sus amigas. Hasta que llega la hora del almuerzo.
—Hola —Me sonríe Aisha.
—Hola —Me sonrió y comienzo a comer de mi pure de patatas.
—Debo disculparme por lo del viernes —se sienta a mi lado y comienza a comer conmigo—. No fue la actitud adecuada, y me disculpo, solo que encontré algo injusto y ... y ya sabes.
Le sonrió, y el recuerdo de ella desapareciendo con Matt llega a mi mente.
—Ese día te fuiste con Matt, ¿Puedo saber a dónde?
Aisha abre los ojos asombrada y toma un poco de agua.
—Fuimos a hablar, ya sabes a convencerme que... que por ayudarte no ibas a tener favoritismo, esas cosas.
Su sonrisa en nerviosa por alguna razón y eso me intriga, pero quien soy yo para ponerla en duda.
—Oh, está bien.
Ambas continuamos comiendo el silencio, hasta que vemos como Matt ingresa por la puerta de la cafetería y se acerca a paso firme hacia nosotras, tiene una forma de caminar que lo hace ver tan seguro de sí mismo.
Una vez que esta frente a nosotras me dedica una sonrisa daleada, que mierda, mis bragas se acaban de mojar.
Me aclaro la garganta y termino de comer mi pure de patatas.
—Ustedes dos, ahora al gimnasio —nos ordena.
Alzo una ceja, trago mi comida y niego.
—¿Quién eres para mandarme? —daleo la cabeza y lo miro fijamente, realmente es muy guapo—. Estoy almorzando, mínimo déjame terminar mi comida.
Matt me sonríe y achina mas sus ojos, toma de mi bandeja mi postre y retrocede.
—Ya has terminado, andando.
Matt comienza a caminar hacia la salida, miro a Aisha asombrada. Me pongo de pie, tomo mi bandeja y corro detrás de Matthew.
—Oye, ese es mi postre —lo regaño, pero este hace oídos sordos. Dejo la bandeja en el lugar que corresponde.
Corro nuevamente detrás de Matt y por instinto lo abrazo de la espalda. Siento como todo su cuerpo se tensa y ambos nos detenemos en mitad del pasillo. Siento como Matt se voltea entre mis brazos quedando mi cara en su pecho. Siento como Matt pone la ensalada de frutas sobre mi cabeza y comienza a comer de esta.
—¿Si sabes que no soy tu mesa verdad?
Veo como Matt se encoje de hombros y continúa comiendo. A la vez siento como este comienza a retroceder y ambos comenzamos a caminar.
—¿Por qué retrocedes? —Pregunto.
—Por que me estas abrazando, y la verdad estoy demasiado a gusto —me pongo nerviosa, pues tiene razón, no lo he soltado y es que yo también estoy a gusto, solo que la vergüenza e supera.
Intento soltarlo, pero este con una mano vuelve a poner mi brazo alrededor de su cuerpo.
—Que estoy a gusto —Me regaña.
Alzo la vista y miro como caminamos y comienza a comer de su fruta, debo remojar mis labios al ver los suyos al comer la fruta, el como se mueven, el cómo están tan rosados y apetecibles.
Niego y con rapidez me alejo de él.
Matt ríe y se voltea, ambos comenzamos a caminar hacia el gimnasio, este comiendo de mi ensalada de frutas y yo mirándolo de reojo de vez en cuando.