Capítulo Veinticinco
Matt suelta una carcajada y yo lo fulmino con la mirada.
—Sigue riendo, Matthew Yang, sigue riendo.
Matt se sienta y me mira con una ceja alzada.
—¿Eso es una amenaza? —pregunta cruzándose de brazos.
Niego con la cabeza y acomodo mi espalda en el sofá. Cierro los ojos cuando comienzo a sentir la mirada intensa de Matthew sobre mí. Desde que lo conocí, su forma de mirarme me ha cohibido; es tan penetrante que me deja con los nervios de punta y hace que mi respiración se vuelva más lenta.
—¡Llegué! —abro los ojos ante el grito de mi hermana—. Té para ti, y té para ti.
Le sonrío a Harper. Yo no le pedí nada, pero ella me trajo algo para beber. Sabe que amo el café más que cualquier otra cosa, y la muy perra aún así me trajo té.
—No soy tan reconrosa, es de gengibre —murmura volviendo a sentarse en el sofa donde ha estado todo este tiempo—. ¿O quizas no?
—¡Harper! —Chillo y huelo el té, si huele a gengibre.
—Aich, era broma estupida. Soy mala, pero te amo, así que sí. Es té de Gengibre.
Bebo un sorbo y compruebo que efetivamente es té helado de gengibre.
—¿Van a ensayar más? —Harper pregunta y Matthew este me mira.
Matt deba el vaso a una lado, sin antes mover en circulo los hielos.
Busco mi móvil y observo la hora con detenimiento. Son las cuatro de la tarde, y si a Matt no le molesta o no tiene planes, podríamos hacer otra coreografía diferente a las que ya tenemos.
—¿Tienes tiempo? —le pregunto, y él asiente despreocupado.
—Okey, debemos hacer otra coreografía, ¿verdad?
Matt asiente y vuelve a beber de su té. Su mirada queda completamente ida, como si estuviera librando una batalla interna. Miro a Harper, que tiene los labios entreabiertos y también observa a Matthew, pero su mirada es distinta; lo mira con dulzura y juro que sus ojos brillan.
Sus ojos pasan de Matt a mirarme a mi y me sonríe, para despues guiñarme el ojo y hace un gesti con las manos, como intentando decirme que esta bien, o que Matt esta aprovado.
—Debe ser lenta, debe ser una canción lenta —digo mirando a Matt, que sonríe.
—¿Por qué?
—¿Por qué no? —responde, poniéndose de pie. Comienza a caminar de un lado a otro por la sala—. Tenemos coreografías movidas, pero ninguna lenta. Deberíamos introducir una canción así, una en pareja, a mitad del show. Sería genial, porque nadie lo esperaría.
Suspiro y asiento con la cabeza. Una coreografía lenta será.
—Está bien, pero yo elijo la canción.
—Ningún problema —responde Matthew.
Tomo mi celular y comienzo a revisar nuevamente mi repertorio musical. En cada canción lenta me detengo a recordar su letra y su ritmo, pero ninguna me inspira.
Con frustración, alzo la vista. Matt sigue perdido en sus pensamientos. Harper, en cambio, está concentrada en su móvil, con el ceño fruncido, como siempre que se concentra.
—No encuentro nada —me resigno.
—Vamos, tú puedes. No tiene que ser necesariamente lenta. La idea es que podamos hacer pasos delicados —dice Matt.
Me muerdo el labio y vuelvo a buscar, esta vez con otra perspectiva. Las canciones empiezan a tener más ritmo en mi mente, y con ellas la facilidad para imaginar los pasos.
—I Like Me Better.
—¿Qué? —pregunta Matt.
—Esa canción. Vamos a bailar esa.
Me pongo de pie y la reproduzco en mi móvil. Los parlantes suenan a todo volumen y la bajo de inmediato; se me había olvidado que tenía el celular conectado al equipo.
Matt ríe, y Harper también. Yo solo suelto un suspiro y comienzo a escuchar la canción.
Con Matthew empezamos a idear los pasos. Las burlas y los chistes no tardan en aparecer. Harper, cada vez que tiene oportunidad, nos graba… bueno, graba a Matt. A mí solo me enfoca cuando se da cuenta de que la estoy mirando.
Matt se mueve con delicadeza y me toma de la cintura. Río con fuerza cuando me hace girar. Quedamos frente a frente, y Matthew tiene una sonrisa en el rostro que, estoy segura, nadie podrá borrar por ahora.
Ya terminamos el baile, así que empezamos a tontear con las canciones que van sonando.
—Podríamos haber bailado esta —dice Matt, acomodando un mechón detrás de mi oreja.
—Podríamos, pero esta canción me hace tener sentimientos encontrados hacia ti, así que la descarté de inmediato.
Matt niega con la cabeza ante mi confesión. Seguimos bailando, lento y pegados. Dejo mis manos en sus hombros y alzo la mirada para observarlo a los ojos.
—A mí me gusta —susurra—. Harper, ¿puedes reproducirla de nuevo?
Harper obedece y vuelve a poner la canción. Se me había olvidado que seguía ahí.
Matthew acerca más nuestros cuerpos, si eso es posible, y comienza a cantar en mi oído:
On the first page of our story
The future seemed so bright...
Nos movemos al compás de la música. Matthew continúa cantando, y yo dejo descansar mi cabeza en su pecho. Escucho los latidos de su corazón y sonrío. Creo que se ha convertido en mi sonido favorito de hoy.
—¡Llegué! —cierro los ojos al escuchar la voz de mi madre.
Matt suspira y continúa cantando, pero nos separamos al sentir el golpe de un cojín en mi cabeza.
—¡Oye! —protesto.
—Abran los ojos, par de tortolitos. Llegó mamá.
Miro a Matt y luego hacia la puerta principal. Mi madre está recargada en la pared, con los brazos cruzados y una sonrisa en el rostro.
—Hola, mami —le sonrío—. Has llegado temprano, muy temprano.
Mi madre, Haley, mira la hora en su reloj.
—Son las nueve de la noche, hija. He llegado a tiempo.
Abro los ojos sorprendida y miro a Matt. Se nos pasó el tiempo volando.
—¡Vaya!
Mi madre me mira, luego a Matt, y niega con la cabeza sonriendo.
—Mamá, él es Matthew. Matthew, ella es nuestra madre, Haley —dice Harper.
La miro con una ceja alzada. Definitivamente no me gusta su actitud.
—Joven —lo saluda mi madre—, ¿se quedará a cenar?
—No.
—Sí.