Capítulo treinta y siete — “Lo que no quiero escuchar”
Llego a donde están todos sentados en la galería.
—Pero qué guapa estás, chica increíble —dice Theo, mirándome con una sonrisa.
Le sonrío y me siento a su lado. Apoyo mi cabeza en su hombro y suspiro. Tengo un nudo en la garganta por las palabras de Matt. También tengo los ojos llorosos, así que los cierro y escucho lo que dice Marta.
—Nuestra coreografía dura cinco minutos, y ese es el mínimo. Por eso he agregado una canción extra —suspira—. ¿Se acuerdan de la coreografía que hicimos mientras payaseábamos?
—¿Cuál de todas? —pregunto aún con los ojos cerrados—. Payaseamos mucho.
—Baby Shark...
Abro los ojos y la miro asombrada.
—¿Es en serio? —pregunta una chica, y Marta asiente con la cabeza.
—Terminaremos con Baby Shark.
Río y asiento con la cabeza. Me encantan las ocurrencias de esta tipa.
Los grupos comienzan a pasar hasta que llega nuestro turno. Matt y Aisha aún no llegan, y lo agradezco. No sé si podré mirarlo a la cara, y mucho menos si podré hacerlo cuando bailemos.
Bajamos las gradas y caminamos hacia el escenario, donde nos preparamos y estiramos el cuerpo.
Matt y Aisha llegan.
—¿Lista? —me pregunta Matt.
Lo ignoro y camino hasta quedar al lado de Marta.
El animador nos llama, y subimos al escenario.
—No olviden la canción con la que terminamos —dice Marta, y todos asentimos con la cabeza, menos Matt y Aisha.
—¿Qué canción? —vuelve a preguntar él.
Lo miro, pero solo eso. Lo miro de la manera más fría que puedo.
La música comienza a sonar y seguimos los pasos. Los minutos pasan, y me toca bailar con Matt, quien me observa fijamente, pero yo no hago lo mismo. Giro el rostro y simplemente me dejo llevar por la música.
Marta, al notar que Aisha y Matt no saben con qué canción terminamos, me toma de la mano, al igual que a Theo.
—Tomen a los demás de las manos.
Formamos una cadena, dejando a Aisha y Matt ocultos detrás de nosotros, y comenzamos a bailar Baby Shark. Nos movemos dejando espacio y seguimos el ritmo. No sé si Matt o Aisha continuaron los pasos o si bajaron del escenario; no lo sé, no me percaté de eso. Estoy demasiado molesta como para fijarme.
Bajamos del escenario con una sonrisa en el rostro. Matt está en una esquina, tras bambalinas, mirándonos mal a todos. Miro a mi alrededor y veo que Aisha también sonríe. Ella bailó.
—¿Qué tontería fue esa? —dice Matt con tono prepotente.
—Nos faltaban minutos y debíamos rellenar. Todos queremos ganar, y sin esos minutos eran puntos menos —responde Paul, mirándolo con fastidio.
Matt se queda en silencio y alza la vista, buscándome.
Salgo entre la multitud y me voy junto a Theo y Marta hacia la furgoneta que nos llevará al aeropuerto. Dejo a Matt atrás, buscándome. Aún no quiero verlo.
Nos dirán si pasamos a la segunda ronda en una hora más; eso quiere decir que nos avisarán cuando estemos en el aeropuerto, esperando el avión.
Bajamos de la furgoneta. Somos los últimos en llegar, porque una chica tuvo que pasar al baño y nos detuvimos en una estación de servicio.
Matt está a un lado, buscándome.
—Aquí estás —dice agitado—. Te busqué por todas partes. Pensé que te habías quedado allá.
Trata de abrazarme, pero me alejo y lo miro mal. Él me observa sin entender, con una ceja alzada.
—No me toques —digo seca, y comienzo a caminar hacia la entrada del aeropuerto.
—¿Qué pasa? —grita—. ¿Hice algo mal?
Sigo caminando, sin preocuparme por él. Entro al aeropuerto y me acerco a Theo, que está con Aisha y Paul, los tres mirando fijamente una computadora portátil.
—¿Aún nada? —pregunto.
Ellos niegan con la cabeza. Ya ha pasado una hora y aún no actualizan la página con los nombres de los grupos que pasarán a la final.
—Iré por café —dice Theo—. ¿Quieres uno?
—Sí, por favor —respondo sonriendo—. Con dos de azúcar.
Theo se va, y me siento donde él estaba.
Paul actualiza constantemente la página, hasta que Matt llega y se sienta a mi lado. Todos lo miran.
—¿Qué te sucede? —pregunta—. Estás molesta, lo noto, ¿pero por qué? Yo no he hecho nada malo.
Muerdo mi labio y sonrío nerviosa. Miro la pantalla de la computadora para no verlo.
Theo llega con mi café y se queda de pie al lado de Matt.
—¿Me perdí algo? —pregunta, bebiendo de su vaso.
Niego con la cabeza.
—Paul, actualiza la página de una vez, ¿quieres? —digo con fastidio—. No te metas en problemas que no te importan.
Paul hace un gesto raro, como imitándome, y actualiza la página.
Abro la boca al ver que ya están los resultados. Sonrío al ver nuestro nombre: el primero en la lista. Obtuvimos el primer lugar. Pasamos a la final.
Todos comienzan a gritar y saltar de alegría. Pasamos a la final.
—¿No estás emocionada? —pregunta Matt, sentándose a mi lado.
—Lo estoy —respondo al fin—. Pero tú debes estar más feliz. Digo… si ganamos la final, podrás obtener tu preciada beca.
Matt me mira, sorprendido, con los ojos bien abiertos.
—Pasajeros del vuelo 234 con destino a San Francisco, por favor...
Me pongo de pie y dejo a Matt sentado ahí.
—Te escuché mientras hablabas con Aisha.
Camino en silencio hacia la puerta de embarque.
No quiero hablar con nadie más por el resto del día.