Volvemos a nuestra rutina, yo intentando adelantar tareas de la universidad y él con su trabajo. Tener el tiempo ocupado es bueno, me hace sentir bien, ser útil me motiva. Ha pasado un mes desde el día de la boda, un evento que atesoro en mis recuerdos. Pienso mucho en lo sincero que fue Daniel conmigo, era como una persona distinta. Necesito saber más sobre él. Debería salir con Majo, hay tantas preguntas que me gustaría hacerle.
—Hola Majo. ¿Cómo estás?
—Bien, ¿a qué se debe esta llamada? —responde curiosa.
—Me preguntaba si querías salir conmigo, hoy.
—¡Por supuesto! Pero en este momento estoy con un compañero de trabajo haciendo un par de vueltas, ¿será que me esperas?
—¿En dónde están?
—En el CCM, aunque si quieres puedes alcanzarnos y así nos acompañas.
—Está bien, te llamo cuando esté cerca.
Ya estaba lista para salir antes de llamar, solo debo tardar alrededor de veinte minutos en llegar allí.
—Karen acá estamos. —Majo se acerca alegre.
—Casi no te reconozco con esos lentes de sol —agrego.
—Karen este es Jon —presenta Majo.
—Mucho gusto —extiendo mi mano.
—“La chica del escote”, encantado de conocerte —estrecha su mano con la mía.
—¿“Chica del escote”? —pregunto confundida.
—Eres la chica que fue a la boda con el mejor vestido negro de todos, también conocida como la protegida de Dane —explica el chico entusiasmado—. Siendo sincero quería conocerte esa noche, pero con cierta persona a tu lado me era imposible, que grato encontrarte acá.
—Hasta yo quedé pasmada con tu interés Jon —interrumpe Majo—. Deja a la chica tranquila por ahora, ¿si?
—No te preocupes Majo, no estoy incómoda —bromeo.
—¿Ves?, a ella no le molesta —protesta Jon.
—Sí eso puedo ver, por ahora haz de cuenta que ella no existe —intercede Majo otra vez—. Enfoquemos la mente en nuestros asuntos.
Jon sonríe y observa minuciosamente. Admito mi sorpresa con lo decidido y directo que es este chico, y como típico compañero de Daniel, es bastante atractivo. Me gusta como cae su cabello liso sobre sus hombros, y sus ojos amarillos tan llamativos, quisiera observarlos por un largo rato. Su nombre suena en mi cabeza una y otra vez. Me dedico a mirar ese par mientras hablan del trabajo y van de preguntas de una tienda a otra. Jon parece un chico muy alegre, ahora lo recuerdo, Majo me habló sobre él un día antes de la boda. Muy paciente, alegre y soñador, recuerdo esas palabras, aunque no sé cómo, todo eso fue borroso para mí.
—Karen —interrumpe Jon mis pensamientos—. ¿Te gustaría comer un helado con nosotros antes de despedirme?
—Seguro, si los acompañé todo este rato, un helado sería un buen pago por tantas vueltas —sonrío.
Nos sentamos en la mesa luego de pedir los helados.
—Tengo curiosidad y espero no ser grosero por preguntar pero, ¿no estás saliendo con Daniel, verdad?
—No seas tan entrometido Jon —reclama Majo.
—No hay problema —contesto—, aunque es personal la pregunta; solo somos amigos.
—Ya… no me quedaba claro, porque Daniel también aclaró que son amigos, tenía curiosidad sobre eso —explica Jon.
—Daniel no quiere que ustedes la molesten —defiende Majo—. Justo como estás haciendo ahora.
—Por favor, me haces reír —ríe Jon—. Sabemos que Daniel es el peor de todos nosotros, el único que busca mujeres por diversión es él. Sería cínico de su parte pretender que no es así.
—Si... tienes razón, hasta yo soy consciente —murmuro.
—Karen, hoy me estoy dando el permiso siendo el doble de atrevido. —Toma mi mano—. ¿Te molestaría quedar otro día? Y espero no sea demasiado pedir tu número.
—Demasiado descaro de tu parte. —Majo pellizca a Jon.
—No es ninguna molestia, sería genial salir otro día. Dame tu teléfono para escribirte mi número —respondo contenta. No me desagrada, más bien me inspira, creo que así sería yo si fuera un chico.
Nos despedimos de Jon.
—¿Qué fue todo eso? —pregunta Majo molesta—. No sabes lo que le costó a Daniel frenar todos esos comentarios.
—Primero, no entiendo este juego entre ustedes —defiendo—. Segundo, no creo que tenga nada de malo conocer a otras personas, tu misma lo sugeriste. Tercero, él tiene razón sobre Daniel.
—¿Y seguro querías verme para hablar sobre él? —añade irónica.
—En un principio sí, creo que ya no tiene caso.
—Solo te pido que tengas cuidado de jugar con los sentimientos de otras personas —expresa preocupada, sonrío ante su comentario.
—Yo creo que es otra persona la que está jugando con mis sentimientos —digo con cierta molestia—. Dime, ¿Daniel ha vuelto a salir con alguna otra chica después de la boda?
—No salgo con ellos desde ese entonces, porque estoy ocupada. —Suspira lamentándose—. Un par de semanas antes de la boda si, ahora no es constante como antes, pero nada asegura que no siga.
Un silencio abrumador se apodera sobre nosotras. Tenía esperanzas, muy pequeñas, diminutas, pero existían.
—Está bien. —Rompo el silencio con mi mejor sonrisa—. Siempre tuviste razón, él es así, soy yo la que vive en un mundo diferente.
—No tienes la culpa Karen, te enamoraste de una persona bastante complicada.
—No sé que es el amor, es muy posible que solo sea un capricho.
—¿Y por eso aceptaste salir con Jon? —observa.
—No por eso —dudo—, sentí cierto parecido conmigo, creo que sería interesante conocerlo.
—Si quieres molestar a Daniel, hazlo. Yo en lo personal te recomiendo no verlo, creo que solo le interesas para molestar, nada más.
—Cierto, si quiero mantener esa amistad es mejor no incomodar —suspiro.
—Ánimo Karen, eres bastante joven —sonríe amable.
—¿Qué edad tienes? —pregunto sorprendida.
—Ya estoy cerca de los treinta —ríe—, veintinueve.
—¿Sabes cuando cumple Daniel? —Me parece buena idea preguntar.