Me despierto al mediodía con un mensaje, es sábado, me da mucho gusto dormir hasta tarde.
«Ey Karen, disculpa que te diga esto a último momento. Hoy tengo un toque con mi banda en un bar llamado El Patio Rojo. ¿Te apuntas?» escribe Jon.
Hace un par de semanas atrás salí con Jon, fue algo breve, una salida al cine y no es un mal chico, sinceramente. No sabía que tenía una banda. Siento un poco de nervios ante la idea de ir sola con él a un bar. Pero recibo otro mensaje.
«¿Estás ocupada hoy? ¿No te apetece salir?» escribe Daniel.
En general elegiría a Daniel sin pensarlo, pero, la situación es tensa y me gustaría seguir marcando distancia entre nosotros. Si quiero olvidarle debo dejar de verlo tan seguido. Primero, responderé disculpándome con Daniel, segundo, le confirmaré a Jon que asistiré a su toque, y tercero, no pienso ir sola, invitaré a mis amigas.
—¡Qué emoción Karen! No sabía que conocías a un chico con una banda —comenta Karrie animada.
—¿De dónde lo conoces? —pregunta Madison sospechosa.
—Salí con Jon hace un par de semanas —respondo—. Creo que está interesado en mí, y me muero de los nervios.
—Tranquila —ríe Monic—. Es solo un hombre, ¿qué puede pasar? Además tu amigo sería el mayor peligro en dicho caso.
—Monic tiene un punto —agrega Madison—. Tienes de amigo al gran patán, este chico comparado con él no debería afectarte.
Había olvidado que me consideraban una chica sabia y astuta sobre relaciones.
—Daniel es mi amigo, no un ex. —Suspiro—. Porque dan por hecho que sé sobre estos temas.
—¿Qué es lo que sigue? ¿Eres virgen? —pregunta Madison mordaz.
—Chicas, entremos y escojamos una mesa, el sitio tiene pinta de llenarse pronto —interrumpe Amanda.
El bar no es grande, está lleno de mesas que dan hacia el escenario y la barra parece un poco escondida, ni se diga dónde estará el baño, no aprecio verlo a simple vista.
—Karen —escucho decir detrás de mí—. Me alegra que estés acá. —Jon luce contento.
Sus ojos amarillos me pierden, parecen tener algún efecto de control. En silencio observo su mirada; como si ese color habla en susurros que no logro entender.
—Creo que nuestra amiga está cautivada —ríe Madison.
—Yo diría congelada. —Amanda bromea con timidez.
—Disculpa. —Me integro, siento mi rostro sonrojado—. Él es Jon, y ellas mis amigas.
—Creí que vendrías sola —ríe Jon—. Luego nos ponemos al día chicas, tengo que seguir, mucho gusto. —Se retira.
—¿De dónde sacas esos galanes? —pregunta Karrie sorprendida—. ¿Si canta bien, no hay problema en que me quede con él?
—¡Ey! “chica del escote”, ¿qué haces aquí? ¿Daniel no viene, o si? —Veo a Adán acercarse.
—Hola, qué sorpresa... —Mis palabras se traban.
—Karen —Se une Alfredo.
—Chicas, ¿me dan un momento? —pido empujando a Alfredo hacia la barra.
—Así que trajiste a tus amigas —sonríe.
—¿Acaso te gustan cinco años menores que tú? —pregunto.
—La verdad que sí, siempre quise conocer a Monic —responde.
—¿Cómo la conoces?
—¿No sabes? —Niego con la cabeza—. Ella le mandó fotos privadas a Daniel. Claro, sospechaba que fuera una estafa, pero lo convencí para que lo intentara. Tranquila —añade al ver mi cara de horror—, sé que es incómodo tu amigo con una amiga, pero no te preocupes, ahora la odia.
—¿Y no te importa que Daniel ya estuvo con ella?
—¿Para que la odie con solo escuchar su nombre?, debe ser una chica interesante. —Mira con detalle a Monic.
—Como sea, los presentaré, espero que se comporten.
Me acerco de nuevo a mis amigas y los presento. Hablan encantadas y con comodidad, en especial Monic y Madison, están hechas para esto.
—Así que son compañeros de Daniel, ¿y por qué no está aquí? —pregunta Karrie.
—Supongo que no quiso venir —responde Adán—, Jon nos invitó a todos, incluso a Karen —ríe.
—Joder. —Alfredo llama la atención de Adán—. Jon va a cantar con “La bonita”.
—Hacen buena pareja cantando, pero son terribles fuera de escenario —agrega Adán.
Jon saluda a las personas presentes antes de comenzar. Sin darme cuenta el lugar se llenó por completo.
La primera canción combina instrumentos y efectos de sonidos, algo bailable. Y la letra me hace recordar a Daniel, en especial ese beso en diciembre. Cada frase me hace recordar el momento, dejándome un sabor amargo.
La segunda canción también me hace pensar en lo mismo. Aunque esta otra es un poco lenta, me da la misma tristeza, casi lloro al escuchar la frase “Es un peligro, tu forma natural de ser”. Me siento totalmente identificada con cada canción. Se supone que decidí venir acá para alejarme de Daniel, y resulta que estas canciones me hacen pensar en él, deseo que estuviera aquí. Otra canción habla sobre dejar ir: “Te dejo con las tardes que te robé”, estoy demasiado sentimental en este momento.
—Estuvo genial, me encanta como suenan —felicita Adán a Jon.
—Soy tu admiradora —sonríe Karrie.
—¿Qué tal Karen? —pregunta Jon mirándome.
—Me gusta, suenan muy bien —respondo nerviosa.
—Parecías un poco distraída, no importa —gruñe Jon—. ¿Tomaron lo suficiente? Yo invito la siguiente ronda.
Se une a nuestra mesa junto a otra ronda de bebidas. No estoy de ánimo para participar en charlas grupales. El rato que llevo callada observo como mis amigas se llevan bien con estos chicos: riendo, bromeando, se cuentan anécdotas graciosas, y yo no tengo nada para participar.
—Karen, ¿podemos hablar? —susurra Jon, afirmo con un gesto.
—Tuvimos que salir —observo—. Hay demasiada gente en este lugar, ¿siempre es así?
—Por temporada. —Ríe—. Estoy algo nervioso. ¿Te gustó la canción que te dedique?
—¿Era para mí?
—No estaba seguro de hacerlo, parecías tan distante y triste durante las canciones anteriores. ¿Pensabas en alguien?