«¿Karen, qué hiciste? Jon presume su relación contigo en nuestro grupo» escribe Majo.
Me duele la cabeza y no sé qué hora es, apenas reconozco mi cuarto. Sus palabras me parecen borrosas, pero... poco a poco mi mente va entendiendo.
Que tonta y descuidada he sido, ahora tengo que aclarar todo. Hablo con Majo para saber qué opina Daniel al respecto, solo obtuve una simple y corta respuesta: no dijo nada. Ni siquiera sé por qué me preocupa saber su opinión.
Ahora quedé en encontrarme con Jon en una cafetería, seré clara y pediré la mayor de las disculpas.
—Hola. —Me incorporo a la mesa donde Jon me espera—. ¿Esperaste mucho? Perdóname, no pensé que el tráfico estaría tan pesado.
—Pedí hace unos segundos unas bebidas, llegaste justo a tiempo —responde amable.
—Quiero ser franca y directa, de verdad no me gustan los rodeos.
—Adelante.
—Primero te pido disculpas, esta semana fue fatal, y creo que terminé desahogando mis penas contigo. Así que, ese beso no es mi manera de aceptar salir contigo.
—Que golpe —suelta una risa nerviosa—. Entonces, ¿fue solo un antojo?
—Me temo que sí —añado apenada.
—Entiendo, me estas cortando antes de empezar —bromea—. Pero te tengo una propuesta, ¿por qué no sales conmigo una semana? En plan amigos, después decides si quieres continuar.
—No puedo, lo siento. —Llegan nuestras bebidas, dos té fríos.
—Ya que somos tan sinceros… —Revuelve su bebida pensativo—. ¿Te gusta alguien, verdad?
—Tal vez —susurro.
—¿Qué pasa? ¿No siente lo mismo por ti? ¿Te gusta alguien comprometido?
—¿Es normal que seas tan abrumador? —sonrío como hipócrita.
—Es obvio Karen. —Da un sorbo a su bebida—. Tu cara cuando escuchabas aquellas canciones, en especial las de problemas románticos, por así decirlo. ¿Puedo ayudarte a olvidar? De verdad no me importa ser usado por ti.
—Eso no sería de ayuda, quizás hasta sea la peor decisión. —Miro melancólica mi bebida.
—Cobra sentido. ¿Has intentado enamorarlo?
—¿Cómo? —Miro a Jon como si estuviera iluminado de manera sobrenatural.
—Es difícil, lo sé. Más cuando ese chico solo se preocupa por ti como su amiga.
No puedo evitar sentirme triste, sabe de quién estamos hablando, respiro lento para tranquilizar mi mente, no puedo romperme ahora.
—Simple, lo dí por perdido —agrego—. ¿Acaso no es una batalla perdida?
—Con más razón hay que intentarlo —sonríe.
—¿No se supone que te gusto?, ¿por qué ayudar al chico que me hace llorar?
Mira el vaso de cristal perdido en sus pensamientos, hago lo mismo con mi vaso vacío.
—Me gustas porque eres una persona transparente, tus emociones son tan inocentes y sinceras. No tramas nada, tus ojos lo dicen todo. —Su mirada sigue posada en el cristal—. Estoy seguro que Daniel también ve lo mismo, aunque tu no tienes la típica mirada codiciosa que él busca, estoy seguro que también anhela alguien que se preocupe por él.
—Lindas palabras, gracias.
—Si de verdad te gusta, da todo por él. —Fija su mirada en mí.
—No creo en esa teoría de darlo todo por una persona, ¿no se supone que el amor es dar y recibir?
—El amor es darlo todo sin esperar nada a cambio, en el mejor de los casos te corresponde. ¿Cómo sabrá esa persona que la quieres si no lo demuestras?, sé que no siempre nos cruzaremos con la persona ideal, pero me rehúso a cerrarme esperando que alguien me toque la puerta. No dejaré de intentarlo.
—Me haces dudar —sonrío—. Hasta pensé por un momento en intentar ser tu novia —bromeo.
—Todavía estás a tiempo —propone.
—¿Acaso crees que en verdad funcionará? —pregunto incrédula.
—Solo si no es un capricho —afirma—. El amor también es tomar decisiones y respetarlas. No sé si existe el amor a primera vista, la química sí que influye en eso, pero amar se resume en aceptar a la persona como es, ayudarle a mejorar y observar con alegría como ambos se hacen mejores con la ayuda mutua. Querer a alguien es un compromiso.
—¿Te enamoraste una vez? Tus palabras son dulces.
—Una vez no, muchas —confiesa—. Me encanta este sentimiento, el amor no es solo la pareja, está en todo e influye en todo —sonríe—. Amo la vida.
—Gracias por la motivación, sinceramente creí que esta charla sería pesada e incómoda.
—Yo pensé que sería un día muy feliz para mí —bromea.
—Me disculpo de nuevo, estoy un poco apenada por jugar con tus sentimientos. —Miro la mesa evitando su mirada.
—Se cometen errores, aprende de ellos siempre que puedas. ¿Quieres comer algo?
—Según que los buenos amigos nacen luego de ser rechazados, puedo aceptar esa comida. —Jon ríe a carcajadas. Aunque siento un poco de lástima, puedo permitirme disfrutar este día a su lado.
Pedimos dos almuerzos sencillos, y otra ronda de té fríos para esperar.
—Ya es un poco tarde para almorzar —dice él.
—Nunca es tarde para comer —corrijo.
—Ya veo, te gusta la comida y sobre todo si es gratis, ¿me equivoco?
—Estás en todo lo correcto —afirmo.
Tengo dudas con respecto a preguntarle ciertos detalles a Jon, tengo que hacerlo, no siempre tengo esta oportunidad.
—Jon, tú que eres cercano a Daniel, ¿qué puedo hacer para enamorarlo?
—Eso sí es un problema. —Lleva una mano a su barbilla, parece pensarlo mucho—. Es difícil por que no es una persona a la que vea sensibilidad, quizás la respuesta básica es ¿ponte un escote y sedúcelo? —ríe.
—Bueno, él sí es bastante sensible, se molesta fácilmente.
—Si eso lo sé —comenta irónico—. Me refiero a que no parece interesado en nada, lo siento, no tengo mucho que te pueda ayudar. Lo único que sé es que le gusta sobrecargarse con trabajo y salir los sábados por la noche.
—Si… —Suspiro—. ¿No crees que es el motivo principal por el cual debería alejarme? —expreso pensativa.