Idealmente quizás

INSOMNIO

Conseguí las dichosas vacaciones, pero a cambio, tendré que regresar trabajando horas extras y no serán pagas. Sigo con mis dudas sobre este viaje, pero a Daniel parece hacerle mucha ilusión, y razón tiene en que es mejor salir de este embrollo cuanto antes. Porque en algún momento me va a tocar conocer a su familia.

Espero impaciente en la parada del bus. Justo hoy tenía que retrasarse, estoy hambrienta, cansada de estar todo el día de un lado a otro y el mal humor se está apoderando de mí. Estaciona el coche a un lado, porque no puede estacionar en medio de la parada. Todavía no sé conducir, tampoco me apetece, pero he aprendido ciertas reglas y normativas, gracias a él, que me explica todo porque si es por mí, viviría lleno de multas.

—Qué tal te fue.

—Estoy irritada, mejor no hablemos hasta comer algo.

—Eso supuse, te traje unos bocadillos.

—Gracias, mi estómago me está volviendo loca. —Devoro los dulces en un instante, casi me como la envoltura.

—En casa te espera un puré con milanesa de pollo y ensalada.

—Suena delicioso. —Escucho a mi barriga quejarse—. Conseguí las vacaciones.

—¿Enserio? —muestra una sonrisa.

—Me darán una semana de vacaciones a cambio de un mes con trabajo extra no remunerado, y una cena comprometedora.

—¿Ya te volvió el humor? ¿Ahora quieres que sea yo el irritado?

—Bueno, si no aguantas un mal chiste es porque también andas de mal humor.

—No, pero no me gustan para nada esas bromas.

—Pero lo de las horas extra es cierto.

—Entonces no lo aceptes, no quiero que tengas que trabajar más solo por un capricho mío.

—¿Qué dices? Ya lo acepté, así que durante todo un mes vas a cocinar y me vas a tratar como la princesa de la casa.

—Cocinarte lo acepto, pero no te puedo tratar así, porque eres una reina no una princesa.

—¿Es que contigo no se puede dejar pasar ni una? Tener un día a la semana para ser una malcriada y caprichosa es poco.

—Pero suficiente. —Suelta una breve mirada—. Después te acostumbras.

—Bien, lo que diga el señor.

—Pero lo importante ahora, es darte las gracias, amor. —Suspira—. Aunque tendrás que sufrir explotación por esto.

—¿Y cuándo salimos?

—¿Mañana mismo? —ríe—. Puedo adelantar los planes, para aprovechar este fin de semana.

—Tampoco pasaremos toda la semana con ellos, ¿no?

—Es que planeaba pasar dos días contigo, a solas.

—¿Ah, si? —Sonríe, a la vez que siento un cosquilleo en todo el cuerpo—. ¿Qué tienes en mente?

—Ir en coche, si vamos directo sería un día de viaje, pero de camino hay algunas posadas y hoteles que me gustaría pasar por ahí. El viaje sería más largo.

—Entonces, ¿serán unas verdaderas vacaciones? Prefiero el viaje largo. —Sonrío, ahora si me hace ilusión—. De hecho, salgamos esta misma noche.

—¿Ya te emocionaste? —ríe—. Dejémoslo para mañana, yo también trabajé y no me apetece manejar cansado por esas vías largas, llenas de curvas y oscuras.

—Ay no, suena como el lugar perfecto para perderse de noche. —Suspiro, el bajón emocional es desagradable, pero no puedo hacer un reclamo por esto. Detesto ser impulsiva—. ¿Y Ferit no tiene ningún problema en que desaparezcas del proyecto por una semana?

—En teoría dejé todo listo. Y cualquier detalle se puede discutir a distancia.

—¿Y la casa?

—Está pausada la construcción. Prefiero estar presente.

—No vas a dejar pasar ningún detalle, ¿verdad? —sonrío, me causa gracia lo estricto que es.

—No, los conozco y no dejaré que se tomen ese proyecto a la ligera.

Me cuesta dormir y no sé por qué. La comida estuvo bien, la charla también. El sexo estuvo bien, estupendo. La película de después no, para nada, estúpido cine que decae con el tiempo. Ya ni los nombres conocidos te pueden asegurar una buena trama. La ropa está limpia, la que usaré. Daniel se encargó de eso durante la semana para dejar el finde libre de quehaceres. Entonces, ¿qué es lo que me quita el sueño? Estamos bien, teniendo una vida tranquila, sobreviviendo a la rutina. Pero se siente un vacío. ¿Él sentirá lo mismo? Abrazo su espalda, se quedó dormido con rapidez, pasa cuando está muy cansado. Recuerdo sus palabras; me dijo que nunca estaremos contentos con lo que tenemos, por nuestra naturaleza, de siempre buscar más. Tendría sentido para mí, si supiera que es ese “más”. Nunca aspiré a nada, mi meta siempre fue vivir bien, y no en decadencia y pobreza como mis padres. Qué a cada mal que nos salía, se acostumbraban y nada los hacía cambiar. Ninguna incomodidad pudo con ellos, excepto, que quizás mi ausencia los llevó a vender la casa y querer buscarme. ¿Tener hijos te resuelve la vida? ¿Es decir, la hace más entretenida? Dudo que los padres tengan tiempo para aburrirse, aunque también pongo en duda que tengan tiempo para divertirse. Pero lo cierto es que Majo ahora luce diferente. Fue breve, verla en la notaría, con su hijo en sus brazos envuelto en todo tipo de mantas. Miraba a todos con seriedad, menos a su hijo, siempre que bajaba la mirada sonreía. De una forma espontánea, no era fingida, simplemente le nacía. No escuché comentarios despectivos, ni quejas, ni opiniones controladoras, solo estuvo ahí en silencio, para cumplir. Daniel me comentó que ese niño se ha vuelto su mundo, y ahora nada le importa. Miro el teléfono, son las dos de la madrugada. No puedo creer que llevo cuatro horas dando vueltas en la cama en medio de la oscuridad, y todavía no me llega el sueño. ¿Será esto insomnio? Tiene más sentido que sea preocupación, y ansiedad por el viaje. Sí, puede que sea así. Prendo la linterna del teléfono. Busco en la mesa de noche de Daniel, creo que ya no le quedan pastillas para dormir.

Me llevo la manta y la almohada al sofá. Pongo cualquier cosa en la tele, aunque me decanto por algo dramático. Es cierto que no tengo nada en mente pero sí puedo sentir cierta tristeza y melancolía en el ambiente. Algo triste puede ayudarme a procesar este raro sentimiento.




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